miércoles, 26 de febrero de 2014

75 AÑOS DE LA UNIÓN DE HERMANDADES


 
 
La Unión de Hermandades ha clausurado este pasado viernes los actos conmemorativos de sus 75 años fundacionales. Una misa de Acción de Gracias en la basílica de la Merced y una posterior cena han servido para cerrar una serie de actos que, dentro de la austeridad marcada, desde el principio de la gestión de sus actuales dirigentes y refrendada por el pleno de Hermanos Mayores, nos han venido recordando los eventos  más significativos en la historia de este organismo aglutinador de las cofradías jerezanas.

Atrás quedó el recuerdo de aquella procesión magna jubilar del año 2000, que marcó un hito en las cofradías de la ciudad, las documentadas conferencias sobre los Vía-Crucis de Cuaresma y los Pregones de Semana Santa, así como aquella jornada de puertas abiertas donde todo el que quiso pudo conocer la sede y cuanto engloba el trabajo interno desarrollado por la Unión de Hermandades jerezana en todos estos años.

 Con la madurez que otorga 75 años de vida, la Unión de Hermandades es ya una institución consolidada en la ciudad e imprescindible para la organización de la Semana Santa; sin olvidar su importante labor  de coordinación y representación de las propias cofradías. Y todo gracias a la entrega desinteresada de muchos jerezanos que, por su cariño y espíritu de servicio a la Semana Santa de Jerez, no les ha importado asumir la responsabilidad de dirigir un organismo mucho más complicado de lo que a priori puede parecer. Sometido, desde siempre, a los dictámenes del pleno de Hermanos Mayores, a la autoridad del Obispo de quien depende como estamento eclesial y a los condicionantes civiles al que todo acto público se ve sometido.

No hay que olvidar que la Unión de Hermandades la forma el Consejo que la dirige y el pleno de Hermanos Mayores que son los que deben seguir velando por  la importancia de esta institución para la Semana Santa de Jerez, su condición eclesial y su independencia política, su servicio al Evangelio por encima de cualquier otro interés, su carácter auténticamente representativo de lo que las hermandades de Jerez significan, su ejemplar comportamiento en esas formas que tanto abolengo han dado al mundo cofrade y en la ayuda a los más necesitados, su carácter de organismo dialogante, transparente, cercano y seguro de los principios que lo avalan.

Como ya he dejado escrito en más de una ocasión, la Unión de Hermandades no es más que un organismo coordinador y representativo pero tampoco menos; de carácter altruista con la noble misión de servir a las hermandades  y con ellas a la Semana Mayor jerezana. Por lo tanto, con el aval de estos 75 años de historia al servicio de Jerez y su Semana Santa, merece seguir manteniendo el apoyo tanto de instituciones como de particulares, principalmente de los propios cofrades tan dados, en ocasiones, a la crítica fácil y destructiva. Merece ser digna depositaria de la categoría que las propias cofradías le transfieren y sobre todo merece que su imagen pública siga siendo un auténtico testimonio de servicio al pueblo que pertenece y a la Iglesia en la que se fundamenta.

Aunque haya quien, en una visión pobre e interesada, solo quiera ver en la Unión de Hermandades un organismo para palcos y sillas con fines recaudatorios, 75 años de historia han demostrado que la Unión de Hermandades de Jerez y todos los que un día formaron parte de ella,  condensa una trayectoria de servicio a la ciudad y a la Iglesia digna del mayor de los elogios.
( Artículo publicado en Información Jerez el pasado domingo 23 de febrero de 2014 y al día siguiente en VIVA JEREZ).
 
Año 1992. Vía-Crucis de la Unión de Hermandades. Al fondo vemos, de izquierda a derecha, al entonces presidente de la Unión de Hermandades de Jerez D. Manuel Piñero Vazquez, el Obispo Rafael Bellido Caro y el hermano mayor de la Vera-Cruz D. Andrés Antón. 
 

 

 

martes, 18 de febrero de 2014

LOS NOMBRES DE LAS CALLES


 
 
Mi primer artículo de Jerez intramuros apareció publicado un 14 de mayo del año 2005, se titulaba “Memoria Histórica Jerezana” y hacía alusión a todos esos personajes de importancia para la ciudad que habían perdido su nombre del callejero como consecuencia de la vuelta a la nomenclatura de siempre.

           Decía en aquel artículo, de hace aproximadamente una década, que era de extrañar que esos nombres no se hubiesen repuesto aunque fuese en otras vías de más reciente creación.

           Al hacer oficial la denominación popular para cada calle de Jerez, se suprimieron nombres históricos del anterior régimen político pero, esta decisión, también trajo consigo que nombres de jerezanos insignes, ajenos a ese periodo de la historia de España, al que se le habían dedicado dichas vías urbanas como testimonio de gratitud por sus méritos a favor de esta tierra, quedaran, también, postergados al olvido.

            Nombres como Juan de Mata López de Meneses en recuerdo de este destacado cofrade, principal artífice de la actual configuración de la Semana Santa jerezana; Cardenal Herrero, celoso prelado, gran literato y cualificado orador; el General Sánchez Mira que además de Diputado en Cortes y Senador del Reino fuera gobernador de Cuba y Filipinas; Carmen Núñez de Villavicencio, destacada benefactora de la ciudad; Juan Gavala, ilustre ingeniero; Marqués de Mochales, Ministro de Abastecimientos y gran defensor de nuestros vinos; Sor Eulalia ejemplar religiosa; u otros como Patricio Garvey, Ignacio Soto Domecq, Conde Cañete del Pinar o Fortún de Torres se perdieron del callejero jerezano y con ello el reconocimiento que un día la ciudad le quiso tributar rotulando una de sus vías urbanas con su nombre.

            En esto hay que hacer mención a la labor llevada a cabo por el Cine Club Popular de Jerez, en concreto por su presidente José Luis Jiménez, logrando reponer algunos de los nombres perdidos como el del actor Antonio Vico o el ingeniero González-Quijano.   

             En estos días el Ayuntamiento ha acordado reponer el nombre de Hortas Cáliz a la antigua calle de la Rosa, si bien debemos de congratularnos por recuperar del olvido a este preclaro sacerdote e historiador no menos debemos ser conscientes que los nombres antiguos de nuestras calles forman parte de nuestro patrimonio histórico y por lo tanto deben ser respetados, por lo que sería más conveniente que el nombre se le diese, no a la calle que ya lo tiene, sino a la plazoleta adyacente, sin nombre, donde se alza el monumento al fundador de González Byass y así se conservan ambas nomenclaturas.

          Los nombres de las calles, de las plazas o de los parques, tienen una motivación en su origen y, generalmente, con ciertas connotaciones históricas. Los nombres de las calles también tienen un derecho de antigüedad que hace prevalecer la denominación popular. Al fin y al cabo es el pueblo quien termina por hacer triunfar los nombres de las calles. Por eso es importante, por un lado, que se mantengan los nombres tradicionales de nuestras calles y por otro que los nombres de aquellos que un día merecieron ser recordados no queden en el olvido y se vuelvan a rotular vías urbanas con ellos.

          Como dije en aquel primer artículo, los ciudadanos de Jerez quisieron, en su día y por medio de su Ayuntamiento, rendir perenne recuerdo a estos hijos ilustres, o jerezanos de adopción, en agradecimiento por su destacada labor a esta ciudad, por ello merecen que sus nombres vuelvan a figurar en el callejero de la ciudad, pero sin desnudar a un santo para vestir a otro.
 
            (Artículo publicado en Información Jerez el pasado domingo 16 de febrero de 2014 y ayer lunes en VIVA JEREZ).
 
 
 
La calle Padre Hortas Cáliz de ayer a hoy.
En la foto superior sacada de Jerezsiempre una de las calles jerezanas que más han cambiado de nombre en su historia
 

 

 

 

 

 

miércoles, 12 de febrero de 2014

LA CONSTANCIA


 
 
La constancia es, en la religión cristiana, la virtud que nos conduce a llevar a cabo lo necesario para alcanzar las metas que nos hemos propuesto, pese a dificultades o a la disminución de la motivación personal por el tiempo transcurrido. La constancia sustenta el trabajo en la fuerza de voluntad y en el esfuerzo continuo para llegar a la meta propuesta.

 La Constancia es, en la Jerez, una barriada, familiar y entrañable, que de nuevo ha vuelto a ser noticia por el derrumbe del techo de una de sus viviendas. No es la primera vez que esto ocurre pues hace unos cinco años un total de 34 vecinos de esta céntrica barriada tuvieron que ser desalojados provisionalmente de sus casas tras el derrumbe parcial ocurrido de madrugada en el bloque número 3 de la plaza Pedro Romero, que se saldó con dos heridos leves.

 Los pisos de La Constancia fueron promovidos por la extinta Junta de Fomento del Hogar y ahora son de propiedad privada. Superan los 50 años de antigüedad, aunque hay escrituras posteriores. La mayoría de sus habitantes son personas mayores, aunque algunos jóvenes compraron pisos antes de la crisis. Algunos vecinos se quejaron del proceso de rehabilitación, financiado el 95% por la Junta, y lo calificaron de "maquillaje". Los vecinos de La Constancia está cansados de esperar a que las promesas se cumplan y desean ya que rehabiliten las viviendas de una vez para evitar que episodios como estos se vuelvan a repetir.

            El problema de la vivienda está siendo cada vez mayor, principalmente como consecuencia de la crisis económica que está imposibilitando tanto la adquisición de nuevas viviendas como, en el peor de los casos, hasta el mantenimiento y rehabilitación de las ya existentes. Dar prioridad a la recuperación tanto de viviendas como de zonas y/o barrios degradados, y promover la rehabilitación con ayudas, debe ser una prioridad para la Administración.

            Por este motivo la actuación de la Administración en los barrios también debe tener como objetivo, además del realojo de los vecinos afectados en viviendas en mejores condiciones, la rehabilitación de bloques de viviendas y la obtención y optimización de suelos para la promoción de nueva vivienda en protección. Para eso sería positivo aplicar en determinados distritos o barriadas la fórmula –ya ensayada en algunas ciudades españolas– de constitución de una sociedad combinada entre Administración y entidades sociales sin ánimo de lucro– que adquiera vivienda vacía e inmuebles viejos sin uso para, después de renovarlos, ponerlos en el mercado en régimen de alquiler. Esto  es algo muy positivo ya que la Administración debe siempre velar por el uso social de todo el parque de viviendas existente.

         Tal como reclaman los propios vecinos, la rehabilitación de viviendas debe ser siempre una prioridad por encima de cualquier otra propuesta de carácter lúdico y, además con un objetivos primordial:  La mejora del parque construido, que contempla desde el mantenimiento de la calidad de la edificación y de las condiciones estructurales del edificio, hasta el alcance de los estándares de habitabilidad, o la mejora de las condiciones de accesibilidad, tanto del edificio como del interior de las viviendas.

           Los vecinos de La Constancia, desde luego, no le falta esta virtud en la lucha por conseguir que todas las promesas se hagan realidad y su barriada se vea, por fin, rehabilitada en su totalidad. Por perseverancia que no quede y de ello dan buen ejemplo los vecinos. Ya lo dijo Ovidio, el poeta latino: “La gota horada la piedra, no por su fuerza, sino por su constancia”.
 
 
(Artículo publicado en Información Jerez el pasado domingo 9 de febrero de 2014 y al día siguiente en  VIVA JEREZ)
 
 
La barriada de la Constancia en sus comienzos.
 

martes, 4 de febrero de 2014

AGER CERETANUS


 
 
Nos dicen los historiadores que Ager Ceretanus era una importante zona agrícola en la época romana, dentro del actual término de Jerez de la Frontera. Formando parte del Ager Ceretanus se encontraba el núcleo urbano Ceret, antepasado de la ciudad jerezana. Ambos estaban dedicados a Ceres, la diosa romana de la agricultura, las cosechas y la fecundidad.

Muchos de estos investigadores apoyan la teoría que el núcleo urbano romano Ceret, junto con el asentamiento de Asta Regia, es el antepasado romano de la ciudad Jerez de la Frontera.

Además de por la traslación fonética Ceret – Xeris – Jerez, la identificación descansa también sobre la base de seguros testimonios numismáticos, otros posibles epigráficos y firmes documentos literarios.

Con los cambios geográficos y políticos en la época romana, el poblado Ceret se fue despoblando, dando pie al futuro asentamiento Xeris bajo denominación árabe.

Pues bien, en estos días Roma ha vuelto a hacerse presente en Jerez, instalándose en el corazón de la plaza del Arenal. La exposición Romanorum Vita nos hará viajar al ayer, a nuestro Ager Caretamus de hace siglos, reflejada en esa Pompeya del año 79 d.C. No es aquel Ceret de nuestros antepasados pero nuestro recorrido por sus instalaciones si nos hará trasladarnos  y conocer cómo era la vida de los romanos en aquel primer siglo de nuestra historia.

 Cuentan que la exposición tiene su calle romana donde se puede observar, en primera persona, cómo eran los comercios y la existencia de lo que se podría considerar la comida rápida de la época.  Se detalla cómo era un día cualquiera en Pompeya, incluyendo el edicto promulgado por Julio César prohibiendo la circulación por la ciudad durante el día, y se explica hasta el desarrollo de una campaña electoral en pleno imperio romano. Es decir, que en esto no podemos decir como los Presuntos Implicados “como hemos cambiado”,  porque de nuestra época romana nos queda aún mucho, incluyendo las desigualdades sociales y los abusos de poder. Sin embargo, una de las últimas herencias del antiguo Imperio Romano fueron los cimientos que pusieron en las regiones que luego se convertirían en renombrados productores mundiales de vino. Mediante el comercio, las campañas militares y las colonias, la influencia de Roma que alcanzó cada región llevó consigo la afición por el vino y el impulso de plantar viñedos. El comercio era el primer y más largo brazo de la influencia romana.

Quedémonos, por tanto, con esa herencia romana. La del vino muy preciado que describió el poeta Marcial conocido como Ceretanum por ser originario de Ceret. El mismo vino que el escritor agrícola romano Columela, un nativo de Cádiz, influido por la viticultura de la región, llegó a decir en su carta a Silvino: Sobre todo tu, Silvino, eres el principal testigo de la veracidad de mis palabras, pues recordarás bien que yo injerté en un bienio dos yugadas de vid con más de una viña tuya temprana que tienes en tu finca de los Campos Ceretanos (Columela, De rerustica III 9,6)

            En el Siglo II, bajo el mandato del emperador Trajano, Roma se confirmó como el caput mundi, es decir, la capital del mundo, expresión que se le había atribuido ya en el período republicano. En este 2014 Jerez, aquella Ager Ceretunus de los romanos, ha sido nombrada capital europea del vino y, en parte, es algo que también le debemos a aquellos romanos, como Columela, que un día plantaron viñas en estos lares. La exposición Romanorum Vita de estos días en la plaza del Arenal es una oportunidad de recordarlo.
             (Artículo publicado en Información Jerez el pasado domingo 2 de febrero de 2014 y ayer lunes en VIVA JEREZ)


Excavaciones llevadas a cabo hace años en Asta Regia.