Jerez lleva desde 1465 el título de Muy Noble y Muy Leal ciudad por el Rey Enrique IV. Su progreso, especialmente en los últimos años, ha sido admirable, llegando a estar por encima de muchas capitales españolas. Sólo hay que visitar este rincón andaluz para darse cuenta que estamos ante una gran ciudad de fama universal.
Jerez hace mucho tiempo que dejó de ser pueblo. En su definición de población de menor categoría, y menos aún, se pude decir que todo lo de aquí es pueblerino, como algunos críticos; empedernidos inconformistas, se empeñan en afirmar, si entendemos como pueblerino la definición académica de personas de poca cultura o de modales poco refinados. La influencia inglesa venida a través del comercio de los vinos, Ias enseñanzas de la iglesia y la propia aristocracia han dado a Jerez un importante nivel cultural y una cierta exquisitez en la personalidad jerezana.
Pero desde mucho antes de la industria bodeguera la cultura iba unida ya a Ia historia de la ciudad, en el siglo XII son famosos los poetas árabes jerezanos Abulbbas Ahmad ben Abdelmuden, Abulabbas Ahmad ben Yaisch y Abulbasan AIí y en el siglo XIII destaca por su lírica y cultura Abu Omar ben Obaidalla ben Gasta, dentro de la edad antigua Ia cultura jerezana tendría un claro exponente en la orden predicadora y cuanta sabiduría emanaba del convento dominico, posteriormente y ya dentro de la edad moderna el importante nivel cultural de la ciudad tendría claros ejemplos en el Padre Luis de Carvajal, gran teólogo y estudioso de temas marianos, el Padre AgustÍn Salucio uno de los grandes escritores y teólogos más sobresalientes del siglo XVI, el insigne historiador Bartolomé Gutiérrez, ilustre jerezano del siglo XVIII o Tomás Morla jerezano de gran sabiduría, fallecido en 1811. Por último en la edad contemporánea es tanta la aportación jerezana al mundo de la cultura que sería imposible en este artículo hacer un breve resumen.
Por todo ello el Jerez cultural es algo que va unido a su propia historia, la cultura de Jerez es tan amplia e importante que pienso que nadie con un poco de conocimiento se atreve a discutir.
Otra cosa bien distinta son esos resquicios de mentalidad subdesarrollada que aún quedan y que pertenecen a ese Jerez oscuro de una etapa histórica en la cual la cultura iba por un sitio y el pueblo llano por otro, de ese Jerez más pendiente de la rumorología, que de la veracidad, de ese Jerez del mote, de ese Jerez más interesado por la proveniencia familiar que de la persona en si, de ese Jerez que aún cubre la sombra de unas clases gobernantes y que parece no despertar de su letargo servil, de ése Jerez de las apariencias, de las envidias, de estómagos agradecidos y de los enchufes, de ese Jerez apático pero a la vez exigente, de ese Jerez que sobre valora lo externo para desprestigiar lo propio, de ese Jerez de pasacalles abriendo ferias y de miradas curiosas de vecinas.
Ese Jerez si hay que desterrar porque ese no es el que hoy se presenta como el Jerez preparado para los retos del futuro.
Jerez no debe perder nunca el sentido de pueblo como unidad de destino, porque en la palabra pueblo está cuanto nos une e identifica, porque en el pueblo están nuestras raíces, en sus ricas tradiciones, con sus devociones y con sus formas peculiares de entender las cosas, sin prisas y sin mediocridades, pero a su vez Jerez debe seguir avanzando en ser esa gran ciudad que todos admiramos en sus estructuras, en sus calles, y en sus objetivos, un progreso que debe reflejarse también en la mentalidad de sus gentes, huir de aquello que hiere más que beneficia, de todo aquello que huele más a ostracismos que a cultura, desterrar ese Jerez intramuros de bulos y de clasificaciones baratas, para abrir paso a ese nuevo Jerez como auténtica ciudad desarrollada.
Si las actitudes pueblerinas formaran parte ya de un pasado olvidado haríamos aún más noble y leal el rango de ciudad, que tan merecido lleva Jerez por su historia, por su cultura y por su clase.
(Artículo publicado en Información Jerez el 9 de mayo de 2005)
El Rey Enrique IV que otorgó a Jerez el título de Muy Noble y Muy Leal Tomás de Morla erudito jerezano del siglo XIX |