Desde ayer sábado la Delegación de Turismo, Cultura y Fiestas del Ayuntamiento jerezano ha puesto en marcha una iniciativa consistente en visitas guiadas a los monumentos de Jerez, bajo la denominación ‘Conoce nuestro patrimonio’. Las rutas se desarrollarán los sábados por la tarde, abiertas a todos los interesados.
Una iniciativa atractiva para todos los amantes del patrimonio local y para los que nos visitan. No son nuevas estas visitas, yo recuerdo aquellas rutas que hace unos treinta años se llevaban a cabo en la ciudad guiadas por Manuel Antonio García Paz, entonces director de la Biblioteca Municipal, y que hizo descubrir para muchos jerezanos y algún que otro turista, de los pocos que se les veía por Jerez, monumentos como el Alcázar, por aquella época abandonado a su suerte, o la torre de la Atalaya, donde pudimos subir incluso por su angosta escalera hasta el lugar donde, en época morisca, se avisaba a la población de los peligros invasores.
Desde la Delegación se argumenta que el patrimonio histórico es un factor de desarrollo económico, social y cultural de la ciudad y ofrece numerosas posibilidades que pasa por el conocimiento del mismo y no considerarlo como algo ajeno. De este modo se han programado unas visitas a los principales monumentos, o unas rutas por la ciudad que incluye algunas tan sugerentes como la “Ruta del olvido, desde Riquelme a la Ermita de Guía” o “Ruta de la memoria, desde la Alameda Cristina a la Plaza del Arenal”. Sin duda una acertada denominación ya que no hay un ejemplo más claro en Jerez que el palacio de Riquelme y la ermita de Guía para hablar del olvido a nuestro patrimonio monumental y a su entorno; o la Alameda Cristina y la Plaza del Arenal para reivindicar la memoria histórica no solo de unos ilustres jerezanos al que un día, por subscripción popular, se le levantaron respectivos monumentos sino también para recordar como esos espacios, como otros del itinerario, gozaron en tiempos pasados de mejores encuadres.
Para ediciones posteriores se podrían incluir nuevas rutas, como la ruta de los palacios y mansiones, o la ruta de los patios populares, o la ruta cofrade incluyendo el valioso patrimonio que atesoran las Hermandades en sus Casas de Hermandad, o la ruta de los conventos hasta donde se pueda visitar por los imperativos de la clausura, la ruta del flamenco encuadrada en los castizos barrios de Santiago y San Miguel, la ruta de los tabancos, tradicionales establecimientos dignos de su protección y conservación; la ruta de los retablos cerámicos, la de los comercios singulares o la de los herrajes artísticos. Incluso se podría añadir distintas rutas tomando como base estilos arquitectónicos o incluso arquitectos famosos como Hernández Rubio o Fernando de la Cuadra. Ya en los alrededores de Jerez sería muy interesante una ruta por ermitas o haciendas y cortijos.
Como se ve el potencial es tan grande como poco explotado. Una fuente inagotable de riqueza económica, social y cultural, pero para ello hay que apostar seriamente por él, no solo enseñándolo sino también con un compromiso serio, valiente y decidido por su mantenimiento y recuperación en aquellos casos donde el abandono es alarmante. Una realidad que es más que evidente y que solo hay que sumarse a esa otra ruta, pero esta vez de la barbarie, que periódicamente organizan los amigos del blog “Jerez, patrimonio destruido” para comprobar cuanta ruta hay aún por andar en esto de conservar y conocer el patrimonio jerezano.
(Artículo publicado en Información Jerez el pasado domingo 29 de enero de 2012 y al día siguiente en VIVA JEREZ)
Imagen aérea retrospectiva de la zona monumental de Jerez con el alcázar en primer término donde podemos ver la estructura que se demolió a principios de los pasados años ochenta. |