El tiempo pasa y casi sin darnos cuenta hemos llegado, de nuevo, al tiempo de Cuaresma, tiempo de ayuno y abstinencia para los católicos. La práctica del ayuno data en la Iglesia de los tiempos más remotos de la era cristiana, iniciándose la costumbre del ayuno cuaresmal en los primeros cristianos como preparación a la celebración de las solemnidades de la Pascua. En aquellas épocas remotas duraba el ayuno las seis semanas inmediatamente anteriores a la fiesta de la Resurrección, es decir, que ayunaban 36 días, puesto que excluían los domingos, que nunca consideró la Iglesia como días de penitencia y ayuno. Hacia el siglo IX, los orientales, que se preciaron siempre de perfectos observantes, reprocharon como un crimen a los latinos, el quitar cuatro días a la Santa Cuaresma consagrada con el ejemplo del Divino Maestro y sus cuarenta días de retiro en el desierto. No vio entonces la Iglesia romana inconveniente alguno en conceder a los griegos una ligera satisfacción y para quitarles todo pretexto de crítica, completó el número misterioso de cuarenta, determinado que en lo sucesivo comenzaría la Cuaresma, no el domingo , sino el miércoles precedente, conocido desde entonces, por otro significado, como Miércoles de Ceniza.
La abstinencia es la privación de ciertos alimentos menos indispensables para la subsistencia de el hombre, y de los cuáles éste se abstuvo en un principio, según se desprende del relato del Génesis. Hasta el diluvio, en efecto, sólo se alimentaban con frutos de la tierra; tampoco conocieron hasta Noé, el uso del vino.
Estas prácticas antes tan extendidas y ahora tan poco usuales han vuelto a cobrar un cierto protagonismo debido a la crisis. La situación actual que azota a muchas familias ha obligado a un ayuno y a una abstinencia forzada, a prescindir de muchas de aquellas cosas que no son necesarias para vivir.
Jerez entra en una nueva Cuaresma haciendo más visible que nunca esa necesidad de compartir, de atender a los más necesitados, de hacer justicia con aquellos que se ven forzados a hacer ayuno y abstinencia no por cuestiones religiosas sino por imperativo de una crisis que está llevando a situaciones límites. Los campamentos urbanos, los comedores benéficos y los albergues son testigo de ello. El ayuno y la abstinencia están más presentes que nunca solo hay que oir a cuantos ven que pasan los meses y los sueldos siguen sin aparecer.
Ayer fue Carnaval. Antes de ayer todos éramos polvo y ceniza. Una crisis que está "haciendo polvo " a muchas familias y en Jerez hay pruebas más que evidente de ello. La puerta de nuestro Ayuntamiento sigue siendo un clamor en el desierto de donde tantos parecen retirarse cuando llega la hora de la reflexión y buscar soluciones.
La crisis, si algo ha traido de bueno, es a valorar lo verdaderamente necesario frente a todo aquello que nos han vendido como imprescindible, eso que por innecesario si es posible tanto ayunar como abstenerce.
(Artículo publicado en Información Jerez el pasado domingo 26 de febrero y posteriormente en VIVA JEREZ)
Recorte de prensa de hace una década en el que se hace referencia al Miércoles de Ceniza en Jerez |