Durante
el periodo estival los pueblos y ciudades se afanan en mostrar cuanta riqueza
patrimonial atesoran. La historia nos ha legado un patrimonio monumental digno
de atención que, además, si se vende bien, es una fuente de riqueza de cara al
turismo. En los últimos tiempos el atractivo turístico de la Jerez se está
haciendo notar, de eso saben mucho los hoteleros y la propia delegación
municipal que encabeza Antonio Real. Pues bien de entre todo el patrimonio
artístico y monumental que posee la ciudad hay una joya que permanece ya
demasiado tiempo olvidada: el antiguo monasterio del Espíritu Santo.
Este
antiguo cenobio fue el primero de monjas que se instala en la ciudad, su
fundación se remonta al año 1324, aunque el convento en sí no fuese levantado
hasta 1430, la iglesia actual se acabaría de edificar en 1577, dentro del más
puro estilo renacentista. Todo el monasterio era un museo de bellas artes,
desde su hermoso compás, con la elegante portada plateresca de la iglesia,
hasta los azulejos de la techumbre de la Sala Capitular. En el interior del
templo llamaba la atención su espléndido ábside con su rico programa
iconográfico representando al Espíritu Santo sobre la Virgen y el Colegio
Apostólico, el misterio de Pentecostés plasmado con un verismo extraordinario.
En las dependencias conventuales se guardaban piezas del siglo XVI, como una
buena colección de relicarios, así como los azulejos de la Sala Capitular tanto
del techo como del zócalo; del XVII se podía contemplar el barroco retablo de
Santo Domingo de Guzmán que desconocemos si permanece aún en el templo o ha
sido desmontado, el claustro conventual con sus arcos de medio punto y sus
columnas de mármol, y distintos lienzos de escuela sevillana; del XVIII los
retablos de la Trinidad, de la Virgen del Rosario, San Francisco, el órgano y
varios cuadros; del XIX las pinturas de Rodríguez de Losada.
Llegó
un día en el que las monjas se fueron y el convento se cerró y a partir de
entonces nada más supimos los jerezanos del futuro que le esperaba a esta trozo importante de la
historia de Jerez y de cuanto patrimonio atesoraba. Parece ser que mucho de
este emporio de arte salió de Jerez con destino a otros conventos de la orden, algo quedó en la
ciudad como el órgano que hoy vemos restaurado en la catedral, pero poco más.
Del edificio se habló del interés que mostró el Obispado, en tiempos del obispo
Juan del Río, para su conversión en seminario o en residencia de mayores;
también del interés de algún empresario hotelero, pero, al día de hoy la
realidad es que el histórico convento permanece cerrado y olvidado. Nada se
sabe de su valiosa colección de relicarios que hubiese sido un reclamo
interesante para los visitantes, ni de sus espléndidos retablos, ni de sus
cuadros de Losada. Nada se sabe sobre el destino de este magnífico monumento
que forma parte indiscutible de la historia de Jerez. Un patrimonio de siglos que,
lamentable, no ha gozado de una protección del edificio y sus bienes muebles
ocasionando que la ciudad haya perdido un rico tesoro y la incertidumbre reine
sobre su futuro.
El
convento del Espíritu Santo es una joya del patrimonio histórico, artístico y
monumental jerezano que no puede permanecer más tiempo olvidada. El olvido solo
acarrea abandono y destrucción. Las distintas administraciones, junto con la
propiedad del edificio, deben poner los medios para que esta joya salga del
olvido antes de que sea demasiado tarde.
(Artículo publicado en Información Jerez el pasado domingo 26 de agosto de 2012)
Elegante portada de la iglesia del monasterio del Espíritu Santo cuando dentro de sus muros aún existía vida contemplativa. En la cabecera de este artículo el retablo de Santo Domingo de Guzmán. |