El
Tabanco, según Wikipedia, es una taberna en la que se comercializan alimentos,
pero tradicionalmente bebidas como el Jerez y sus destilados. Eran lugares de
reunión que pertenecían al circuito de lugares donde se cantaba flamenco y para
la promoción de los cantaores. La imagen de un tabanco se compone de un
mostrador generalmente de madera, atendida por uno o varias personas mostrando
viejos toneles de roble en el que se conserva la bebida. La denominación de
tabanco nace a principios del siglo XX, que es cuando figura en documentos,
reemplazando la palabra taberna, aunque Cervantes los describe en un poema de
su libro "Viaje del Parnaso", al mencionar a la Gitanilla: Nunca se inclina, o sirve a la canalla
trobadora , maligna y trafalmeja , que en lo que mas ignora , menos calla. Hay
otra falsa, ansiosa, torpe y vieja, amiga de sonaja y morteruelo, que ni tabanco,
ni taberna deja.
Por
su parte el historiador José Cabral asegura que estos establecimientos
aparecieron en el siglo XVII y su nombre es la fusión de dos palabras: tabaco y
estanco. Los estancos, donde se vendían
diversos productos cuya producción controlaba el Estado, como el aceite o los
vinos y los estancos de tabaco. Juan de la Plata en su libro sobre Tabancos y
ventas de Jerez señala que la primera referencia a la palabra tabanco aparece
en 1592, rozando el siglo XVII, la fecha que señala Cabral. La referencia
aparece en unos documentos municipales encontrados en el archivo municipal.
Jerez estuvo lleno de tabancos donde los
hombres pasaban ratos de charla una vez acabado el horario laboral junto a una
copa de vino de las múltiples bodegas que llenaban la ciudad. La Pandilla, La
Reja, La Canoa, Navero, El Guitarrón, los número 1, Nono,.. fueron tabancos que
marcaron una época entre “morenitas” y almendritas, banquetas de madera y pequeños urinarios, carteles taurinos y
banderitas rojas en otoño. Con el cambio de costumbres y la bajada del consumo
del vino estos establecimientos, tan
típicamente jerezanos, fueron cerrando hasta el punto de temer por su total
desaparición. El Pasaje, La Tasca San Pablo o La Taberna La Sureña en la calle
Puerto fueron de los pocos que sobrevivieron a las nuevas modas de bares con
tapas de diseño y uniformes negros para los camareros, siguiendo ellos con sus
mostradores de madera y sus botas de fondo como Quijotes de una jerezanía que
se veía amenazada con los nuevos tiempos. Por eso cuando nuevos tabancos como
el de Plateros o el del Guitarrón de San Pedro han abierto sus puertas
recientemente no hay por menos que aplaudir a estos emprendedores que, unido a
un mayor interés por parte del Ayuntamiento para potenciar los tabancos como parte
de la historia de la ciudad, quizá logre animar a las nuevas generaciones a apostar
por el romanticismo de este Jerez que, también, se nos va de la manos.
Muestra
de esa recuperación es la presentación, ahora, de ‘Tabancora’, el pasaporte de
la Ruta de los Tabancos con el que se pretenden avanzar en la promoción de esta
iniciativa enoturística. El delegado de Turismo, Cultura y Fiestas, Antonio
Real, en la presentación de esta tarjeta, dio a conocer la elevada demanda de
este producto que registra a diario la Oficina de Turismo por lo que es
“necesario invitar al público a conocer
la Ruta de los Tabancos de Jerez, espacios únicos que además de recuperar una
parte de la historia de Jerez ofrecen nuevas propuestas que van de la mano de
las nuevas tendencias de la demanda, en base a la búsqueda de experiencias
singulares y auténticas que sigan promocionando el tabanco jerezano”. Quizás
ahora que la crisis no permite grandes gastos sea el momento de recuperar el
placer de una tranquila charla, con morenita incluida, sin borrar con el codo
la cuenta de tiza de nuestra historia que dejó sobre el viejo mostrador aquel tabanquero de siempre.
(Artículo publicado en Información Jerez el pasado domingo 28 de octubre de 2012 y ayer en VIVA JEREZ)
El Tabanco San Pablo en una imagen del pasado. Arriba fotografía actual del Tabanco La Sureña de la calle Puerto. |