miércoles, 28 de junio de 2017

CALOR EN LAS AULAS




Ávila, ciudad amurallada cual Jerusalén, acoge desde el Viernes de Dolores hasta el Domingo de Resurrección 15 procesiones con 39 pasos acompañadas por miles de cofrades que conforman las 14 hermandades. Todo ello con la presencia masiva entregada de los abulenses y de sus numerosos visitantes que han hecho de la Semana Santa de Ávila, declarada desde 2005 de Interés Turístico Nacional, un acontecimiento vital y emocional más allá de la secular tradición litúrgica y de la visión plática de su ornato. Sin embargo carece de algo que la haría aún más atractiva, una Carrera Oficial como la de tantas ciudades andaluzas, el problema el clima desapacible que no permite estar mucho tiempo sentado contemplando el paso de procesiones.

En Cantabria ya hubo una pequeña revolución el pasado año cuando el Ejecutivo que preside Miguel Ángel Revilla aprobó un acuerdo por el que los alumnos de Primaria y Secundaria pasaban de tener tres trimestres a cinco bimestres, con una semana de vacaciones entre ellos. Además, el curso comienza ahora antes y acaba después por lo que el parón veraniego reduce su duración a poco más de dos meses. Un modelo impensable de trasladar al resto del país dado la diferencia climática entre las distintas regiones del norte y del resto de España.

En Andalucía la Dirección General de Ordenación Educativa de la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía ha librado, esta pasada semana, una circular destinada a los centros educativos informando de que, dada la situación excepcional de "ola de calor" que se estaba sufriendo en todo el país y las altas temperaturas que se registraron en algunos territorios de la geografía andaluza, se consideró justificada la falta de asistencia del alumnado al centro durante los días que restaban para la finalización del periodo lectivo ordinario, siempre que se comunicara a la familia del alumno.

El clima condiciona el desarrollo normal de las actividades de la sociedad en general. En el sur sabemos bastante de eso, aún recuerdo aquellos cursillos de verano que realizábamos los alumnos de La Salle, en la más que jerezana Alameda de Cristina, cuando o bien por alguna enfermedad o por algún que otro suspenso, necesitábamos recuperar en verano lo que no se había podido conseguir en invierno. El vetusto edificio, que antes sirvió de hospital de la Candelaria, con sus grandes ventanales y anchos muros, nos paliaba la canícula veraniega junto a los chorros del bebedero del patio interior, único refrigerio. En las clases ni aire acondicionado, ni ventiladores, ni normativa alguna sobre temperaturas, ni nada que garantizara una buena climatización. La verdad que estábamos tan acostumbrados a tener calor en verano y frio en invierno que ni me acuerdo de haberlo pasado mal por motivo del clima.  Eran otros tiempos, no sabemos si mejores o peores, pero si distintos, donde el calor sería el mismo pero sin efectos de cambios climáticos y capas de ozonos por motivos de la contaminación.

Los tiempos cambian y las circunstancias también. El clima, según donde vivamos, nos sigue obligando a alterar los planteamientos. El bienestar de nuestros hijos en sus centros educativos es una prioridad y hoy ya no se concibe ni el estudio ni el trabajo con temperaturas insoportables. La solución está en manos de la administración ya que como han venido reclamando los padres de los alumnos sevillanos “queremos para nuestros hijos aulas y no saunas”.  

(Artículo que publiqué en INFORMACIÓN JEREZ el pasado domingo 25 de junio de 2017 y al día siguiente en VIVA JEREZ)
 
Patio del desaparecido colegio La Salle en la Alameda Cristina.
 



martes, 13 de junio de 2017

VENTA DEL PATRIMONIO




Las ferias del libro, como la que se viene celebrando estos días en Jerez, concretamente en el incomparable marco de los claustros de Santo Domingo, ofrecen la oportunidad no sólo de acercar la lectura al público en general sino también de rescatar del olvido algunas publicaciones literarias o de investigación que parecían agotadas. Entre ellas he encontrado un estudio que se realizó en el año 1998, por un grupo de expertos en Historia del Arte, publicado por la Diputación de Cádiz, sobre los conventos y monasterios de clausura de la provincia gaditana. Un interesante trabajo que nos introduce en el conocimiento de unas clausuras que, durante siglos, han constituido todo un legado patrimonial y espiritual.

De todos estos cenobios históricos que se estudian en la obra el del Espíritu Santo de Jerez ha sido uno de los que ha sucumbido a los nuevos tiempos, siendo hoy su lectura un añorado recuerdo de todo lo que allí había. A raíz de la inquietud existente en cierto sector de nuestra ciudad, amante de nuestro patrimonio cultural y artístico, se ha conocido que parte de un retablo de este convento del Espíritu Santo está expuesto a la venta en una tienda de antigüedades de Sevilla, un caso en el que chocan los intereses particulares de sus legítimos propietarios con los intereses históricos y culturales de la propia ciudad. Un choque de intereses a los que hay que darle solución, porque lo del Espíritu Santo parece que ya no tiene remedio pues todo su patrimonio, salvo el edificio propiamente dicho, está ya o bien repartido por otros conventos de la orden, cedido o vendido y en el peor de los casos expoliado; pero no hay que perder de vista que, esto mismo, va a ocurrir muchas veces más, y es preciso establecer los límites hasta dónde sí o dónde no actuar.

Como ya han reclamado voces autorizadas es preciso establecer convenios entre la Iglesia y la Administración, sobre todo la autonómica que es la competente; hay que considerar los casos particulares y uno a uno, es preciso actuar con sentido común y hay que velar por el patrimonio cuando esté en peligro, cuando vaya a ser malbaratado o exportado, y hay que analizar el valor y la significación de los edificios y de las obras de arte que en ellos se custodien. No es lo mismo un Bic que otro edificio que no lo es, como no es lo mismo un estado de conservación óptimo, o con posibilidades de restauración, que un estado de deterioro galopante o un edificio de nueva factura.

Tardan en llegar los acuerdos entre las instituciones civiles y eclesiásticas, falta una reglamentación minuciosa al respecto, faltan inventarios y catálogos, falta el estudio sosegado de la casuística que se vaya presentando. ¿Qué se va a hacer con otros conventos o monasterios que se cierren en el futuro?, ¿qué haremos con tanto legado cultural, histórico y artístico que tiene la ciudad, muy valioso, muy antiguo, digno de la mayor atención, digno de conservación, cuando sus legítimos propietarios no los pueda atender y cuidar? Habrá que estar preparados para estas situaciones antes incluso de que ocurran acontecimientos graves.
          Jerez ha perdido ya demasiado patrimonio cultural como para quedar impasible viendo parte de su historia a la venta en un escaparate. Aún estamos a tiempo de evitar que este emporio de arte que es Jerez siga sufriendo bajas.

         (Artículo que publiqué en INFORMACIÓN JEREZ el pasado domingo 11 de junio de 2017 y al día siguiente en VIVA JEREZ)


Compás de entrada al convento del Espíritu Santo en una fotografía del ayer. (Archivo Universidad de Sevilla)
 


martes, 6 de junio de 2017

CAMPANAS DE BELÉN




El 11 de enero de 2004 se lanzaban campanas al vuelo con esta noticia: Los suizos Jacques Herzog y Pierre de Meuron se convirtieron ayer en los ganadores del Concurso Internacional de Arquitectura convocado en Jerez para la construcción de la llamada Ciudad del Flamenco, un gran complejo cultural que se levantará en pleno casco histórico de la ciudad. Las obras, con un presupuesto de 12 millones de euros, comenzarán a finales de este año, y la inauguración tendrá lugar a lo largo de 2006.”

En mayo de 2010 vuelven a sonar campanas sobre la plaza Belén: La futura Ciudad del Flamenco, dejará de ser en unos meses el solar con aparcamiento público más caro del mundo -unos diez millones de euros invertidos ya entre proyecto y cimentación- para empezar a consolidarse como el gran referente cultural y arquitectónico que será dentro de unos años. Con la firma del convenio de ayer entre Ministerio de Cultura y Ayuntamiento de Jerez, Urbanismo espera recibir ahora un 'faseado' del proyecto redactado en su día por Herzog & De Meuron equivalente al importe de la subvención para proceder a la contratación de las obras".

 En noviembre del pasado año 2016 volvieron a voltear las campanas para anunciar que El Gobierno local espera comenzar las obras de urbanización de la plaza Belén entre los meses de febrero y marzo, una vez que culmine el procedimiento de contratación que se pondrá en marcha antes de que finalice el año”.

Sonidos de campanas que se lo llevaron los vientos de las promesas incumplidas y que ahora vuelven anunciando la ubicación allí de un centro de flamenco y, dentro de él, el añorado museo de Lola Flores, nuestra simpar Faraona.

Desde hace más de una década vienen sonando campanas en relación a la plaza de Belén para fines culturales relacionados con el flamenco. Una plaza de Belén que está situada en un punto estratégico equidistante entre los barrios más flamencos de la ciudad Santiago y San Miguel, motivo por el cual no deja de volver a ser una esperanzadora noticia, con las lógicas reticencias dado los antecedentes, el impulso que la alcaldesa ha anunciado para esta plaza con el compromiso de las administraciones para su financiación.  A esto se suma la propuesta que se piensa trasladar a los propietarios del entorno para el arreglo y mejora de un buen número de fincas que, en su mayoría se encuentran en pésimo estado. La plaza Belén aún conserva su sabor islámico, cuyo ejemplo más evidente es la entrada en adarve de la casa número 6, que fue la estrecha calle Paraíso que comunicaba con el palacio de Camporreal, y que fue cerrada por motivos de seguridad en 1762. Se limita con edificios tan significativos como el palacio de los Condes de Montegil con noble fachada adornada con guirnaldas a modo de frontones, la parte trasera del Colegio del Salvador, señorial mansión de los Ponce de León, la entrada del convento de las Hermanas de la Cruz con su portada del XVIII, el antiguo granero recién restaurado del convento belenista, casas burguesas y otras viviendas populares.

 Un espacio interesante al que se le puede sacar mucho partido si, de una vez por todas, hay una apuesta seria y comprometida tanto de la administración como de particulares. Un enclave histórico que está pidiendo a gritos menos campanas al vuelo y más hechos consumados.
           
             (Artículo que publiqué en INFORMACIÓN JEREZ el pasado domingo 4 de junio de 2017 y al día siguiente en VIVA JEREZ)


Documento antiguo sobre la plaza Belén.