Ganemos
Jerez ha pedido más fuentes públicas en la ciudad y que se arreglen las que
están y no funcionan. Dicen que en Jerez, después de la privatización del
suministro de agua potable, cada vez hay menos fuentes que abastezcan a la
ciudadanía. Algunas de ellas han desaparecido y otras, unas 17 actualmente,
están averiadas o sencillamente no dispensan agua. Hay fuentes públicas para
beber, como éstas que ahora se reivindican, y fuentes públicas para ver, de
estas últimas algunas han sido ya restauradas y puestas en funcionamiento como
la de la plaza del Arenal o la de la Rotonda de los casinos y otras, como la de
la plaza de Santiago, que lleva ya demasiado tiempo desmontada, esperando que
sus chorros vuelvan a dar vida y alegría a lugares tan emblemáticos como éste.
Dijo
alguien, en cierta ocasión, que los chorros de agua que salen por las fuentes
de nuestras calles y plazas son como la sangre que corre por las venas de la
ciudad, arterias que circulan por las entrañas ciudadanas y cuyos chorros, al
salir al exterior, han sido testigos directos del propio devenir histórico de
cada localidad. Chorros que, a la vez que ofrecen esa vitalidad cristalina del
agua, aportan una singular musicalidad al propio palpitar diario de la
ciudad y a sus espacios urbanos.
El
agua ha sido fuente de inspiración para artistas de todos los tiempos creando
maravillosas composiciones que tienen al agua como protagonista. Los grandes compositores de todas las épocas se
han inspirado en el agua para deleitarnos con algunas de las más conmovedoras
piezas artísticas que haya concebido el espíritu humano. Desde las
antiguas canciones marineras –en las que celtas, vikingos, griegos o romanos
vertían sus cuitas y alegrías, implorando protección a las deidades oceánicas-
hasta composiciones sinfónicas de la talla de "Las Fuentes de Roma",
obra del genio italiano Ottorino Respighi, el agua ha sido manantial de inspiración para los músicos de todos los
tiempos, haciendo vibrar nuestra sensibilidad.
Sin
embargo la música creada por el hombre por más bella que sea, no podrá
sustituir al
discreto encanto del fluir del agua en
los arroyos, al cristalino tintineo de la gota que cae
desde la estalactita de una caverna, al grato sonido de la lluvia,
al relajante gozo
de escuchar el armonioso desplazamiento del líquido danzante en las fuentes de las plazas, o al tempestuoso
sonido de las olas chocando contra las rocas. Basta
prestar un mínimo de atención para percibir cómo el agua genera, en
todas partes, una
sonoridad suave y eterna, que trasciende a eras y héroes, a
razas y civilizaciones. La música del agua es anterior al ser humano;
sólo de nosotros depende seguir escuchándola.
Mientras
vuelven esas fuentes a cobrar vida con sus chorros de agua ofreciendo
musicalidad a nuestras plazas jerezanas, mientras esperamos más fuentes
públicas que sacien la sed de chicos y mayores, quedémonos con la letra poética
de Juan Manuel Serrat, el conocido cantautor catalán tan de actualidad ahora
por otros motivos, que nos ha dejado
estos versos sobre el agua en su disco "Utopía": Si el hombre es un sueño/ El agua es el
mundo/ Si el hombre está vivo/ El agua es la vida / Si el hombre es un niño /El
agua es París/ Si el hombre la pisa/ El agua salpica/ Cuídala/ Como ella cuida
de ti.
(Artículo que publiqué en INFORMACIÓN JEREZ el pasado domingo 18 de febrero de 2018 y al día siguiente en VIVA JEREZ)