Hay
algunas ciudades en las que más que pasear lo que se debe hacer es leerlas. Es
muy instructivo y sorprende a viandantes elevar la mirada y detenerse un
instante para leer lo que nos quieren decir las distintas placas conmemorativas
con las que nos encontramos, a media altura, en distintas fachadas del paisaje
urbano. Unas despertarán nuestra curiosidad y otras el asombro por conocer el
lugar donde nacieron o vivieron personalidades ilustres de la historia local.
Estas placas conmemorativas forman parte de la
imagen de una ciudad que se niega a olvidar su historia. La variedad de
personajes y hechos hablan ya de la versatilidad de una memoria que la ciudad
acumula con nombres y fechas, que han hecho de la propia ciudad lo que hoy es,
y que, gracias a estos pequeños retazos de la historia, podemos recordar,
valorar y apreciar más.
Jerez cuenta con varias de estas placas que son
como páginas de la historia que se nos abren cada vez que pasamos bajo ellas.
La del duque de Almodóvar del Río, Ministro de Estado, en su casa de la calle
Lealas, la del científico Manuel Lora Tamayo en la calle Naranjas, la del
aviador Durán González en la calle Honda, la del músico Germán Álvarez
Beigbeder en la calle Larga, la de la escritora María de Xerez en Bizcocheros,
la del pionero de la radio Antonio Castilla en la calle Pollo, la de Lola
Flores en la calle Sol y las de distintos artistas flamencos en los barrios de
Santiago, San Miguel y la Albarizuela. Otras nos hablan de jerezanos que
destacaron en el mundo de la religión, el teatro o las distintas ramas del
ejército. De todas ellas hay una que destaca por su valía artística y la importancia
del personaje, concretamente la que, desde 1925, en la calle San Cristóbal 13
recuerda el nacimiento en esa casa del ilustre jerezano Miguel Primo de Rivera
y Orbaneja, quien fuese presidente del gobierno de España, por mandato real,
desde el 13 de septiembre de 1923 al 28 de enero de 1930, fecha de su dimisión.
La placa es una destacada obra del afamado arquitecto jerezano Francisco Hernández
Rubio (1859-1950) y desde el abandono
del inmueble, por parte del Ayuntamiento, su actual propietario, presenta un
aspecto lamentable.
Fuentes
municipales han informado esta semana que la placa de la casa de Primo de
Rivera será trasladada próximamente al Museo Arqueológico para su restauración
asegurando que la intención no es otra que protegerla ante el mal estado de la
casa, edificio en el que, al parecer, se desea intervenir el próximo año. El
edificio, por su historia y ubicación, está pidiendo a gritos una actuación que
le permita acoger alguna dependencia municipal necesitada de espacio. Esperemos
que su recuperación no quede en intenciones y que la placa que realizara
Hernández Rubio vuelva, restaurada, a su lugar natural, a esa casa para la que
fue realizada y donde durante tantos años ha mostrado a jerezanos y visitantes
que es una casa que forma parte no solo de la historia local sino también de la
historia de España.
Una
historia de España que queda reflejada en muchas de estas piezas que nos
sorprenden cada vez que recorremos pueblos y ciudades. Las placas
conmemorativas son patentes de esos hechos que ya nadie los puede borrar. Si no
lo vemos así es evidente que algo está fallando.
(Artículo que publiqué en INFORMACIÓN JEREZ el pasado domingo 24 de junio de 2018 y al día siguiente en VIVA JEREZ)
Año 1925, el alcalde de Jerez se dirige a los presentes tras descubriir de la placa que recuerda el nacimiento del ilustre jerezano Miguel Primo de Rivera y Orbaneja en la calle San Cristóbal 13. |