martes, 23 de octubre de 2018

LOOR AL BUEN ADOQUINADO




Existe en Jerez una calle, del popular barrio de San Miguel, amplia pero con cierto duende y embrujo, que desde 1511 aparece ya en los padrones de la Moneda forera con el nombre de Empedrada. El ilustre archivero municipal Agustín Muñoz y Gómez, en su emblemática obra sobre las calles y plazas de Xerez de la Frontera, al referirse a esta calle dice textualmente: “Por el cognomen especial de esta calle, se ve que precedió a otras, aún del centro de la ciudad, en tan útil reforma; obra sin duda de los vecinos de la calle, pues no consta acuerdo capitular sobre ello”. Lo que deducimos que fueron los propios vecinos los que optaron por ser ellos mismos los que la empedraran.

Esta semana hemos conocido que el Ayuntamiento de Jerez tiene decidido ya el asfaltar en su totalidad la plaza Esteve y las calle Corredera, Santa María y Cerrón, pese a las críticas que ha desatado el anuncio de esta medida entre vecinos, expertos en Patrimonio, urbanistas y políticos y la campaña de movilización surgida en las redes sociales. Una medida que ya se llevó a cabo en la reciente remodelación de la plaza de las Angustias y que también fue muy criticada.

            En muchas ciudades el empedrado público de las calles y avenidas está protegido, por considerarlo integrante del Patrimonio Arquitectónico y Cultural de la ciudad, debido a su relevancia histórica y con el objetivo de evitar afectar o destruir el valor cultural que representa. Según se establece por ley, en algunos lugares, estas vías urbanas deben conservarse en su estado originario y no podrán ser cambiadas por asfalto u hormigón. Porque la misma ley interpreta que el adoquinado acepta reparaciones en caso de deterioro, que deben hacerse evitando parches o capas asfálticas, recolocando las piezas necesarias con personal capacitado y utilizando materiales apropiados para su conservación en el estado primitivo.

Entre las ventajas del uso de pavimento de adoquines los expertos afirman que, además de ser un material sustentable, posibilita la reutilización y permite colocarlos nuevamente en forma simple y económica cuando se requiera reparar cualquier conexión subterránea y/o corregir desnivelaciones sin provocar parches en el pavimento. Posibilita también la habilitación al tránsito inmediatamente después de su colocación y la absorción de agua de lluvia, evitando la impermeabilización del suelo, tan perjudicial en caso de inundaciones. Está comprobada la durabilidad del adoquinado cuando se coloca adecuadamente con buena adherencia, su elevada resistencia al desgaste y excelentes cualidades reflectantes de la luz. El adoquinado soporta cargas muy altas y limita la velocidad de circulación, debido a que presenta una rugosidad superficial. Además de todo ello el adoquinado tiene una vida útil superior a otras alternativas de pavimento urbano. Según estudios realizados un pavimento bien adoquinado supera los 80 años, uno de hormigón entre 30 y 40 años y uno de capa asfáltica entre 7 y 10 años. Para asegurar esta durabilidad, es fundamental que se use material de calidad reconocida, que se monte sobre una subbase adecuada y que se usen bloques apropiados para el tránsito que deban tolerar.

            No se equivocaron los vecinos de la jerezana calle Empedrada cuando optaron, ellos mismos, por darle “tan útil reforma” al lugar donde vivían. Un empedrado o adoquinado que forma parte del patrimonio local y ahora, en pleno centro de Jerez, va a quedar sepultado, por una nueva “marea negra”.
 
             (Artículo que publiqué en INFORMACIÓN JEREZ el pasado domingo 21 de domingo de 2018 y al día siguiente en VIVA JEREZ)
 
Foto del ayer de la calle Empedrada con su característico pavimento que le da nombre.
 

 

miércoles, 10 de octubre de 2018

SIMBOLO PATRIO


 


Símbolo es un término que procede del vocablo latino “simbólum” y que se emplea para hacer referencia a aquello que permite representar una idea percibida mediante los sentidos. Patrio, por su parte, es algo vinculado a la patria (el territorio ligado a una comunidad humana a través de cuestiones afectivas, culturales, históricas y jurídicas). Se conoce como símbolo patrio, de esta manera, al elemento que permite la representación de un país, una nación o un Estado. El símbolo patrio más conocido es la bandera nacional. Cada país tiene su propia bandera, que emplea para indicar su dominio en un cierto territorio. La bandera de España simboliza la enseña nacional, en especial, su unidad e integridad. Un símbolo compartido que debemos honrar y respetar, porque en ella confluyen una historia en la que hemos buscado nuestra afirmación y un futuro al que tenemos que mirar con unidad, confianza y decisión. En la enseña nacional tiene cabida toda la diversidad de España.

Somos ciudadanos españoles y como tal, tenemos derechos y responsabilidades.Es nuestra responsabilidad sentir y mostrar respeto por nuestros símbolos patrios, entre los cuales está nuestra bandera roja y gualda que representa la identidad nacional. Honrándola honramos también a todos aquellos patriotas, que dieron su vida por la libertad y soberanía de nuestro país. Con nuestro respeto a los símbolos patrios, también nos honramos a nosotros mismos y a nuestros antepasados que, como españoles, lucharon por hacer este país más grande y mejor para todos.

El jerezano Fortún de Torres fue un ejemplo de entrega sin límite en defensa del símbolo patrio. Cuentan las crónicas que en 1261, junto al Teniente Garci-Gómez Carrillo defendió tan heroicamente la insignia de Castilla que ante el asalto al Alcázar jerezano por las tropas moriscas se asió tan fuertemente a ella que perdió los brazos y las piernas y, sujetando la bandera con los dientes, entregó su vida en defensa de la enseña española. Por todo ello cuando el pasado 1 de octubre las turbas independentistas catalanas asaltaron un edificio oficial de Gerona y descolgaron de su mástil la bandera española, siendo pisoteada por un energúmeno al caer al suelo, se atentó gravemente contra los sentimientos de los españoles. Con ese gesto se intentó pisotear a todo un pueblo español representado en ese símbolo patrio, aunque, como es sabido, no ofende quien quiere sino quien puede y la grandeza simbolizada en esa bandera sobrepasa cualquier actitud deleznable de este tipo.

Ante tal ofensa no ha tardado la diputada catalana Inés Arrimadas, jerezana como aquel heroico Fortún de Torres, en un acto también de gallardía y españolismo,  en enarbolar la bandera roja y gualda en la tribuna del parlamento catalán para, ante aquellos que quieren romper la nación y desprecian sus símbolos, hacer todo un acto de desagravio a la enseña nacional. Inés Arrimadas, como una nueva Agustina de Aragón, con valor y decisión,  ha puesto en su sitio nuestro símbolo patrio, símbolo que tiene impregnado en sus colores todo el peso de la historia de una gran nación como es España,  que supo defender siempre sus símbolos patrios, en especial el honor a su bandera. Bandera que merece el mayor de los respetos porque lleva implícito el espíritu de unidad de las tierras de España y el sentimiento de tantos que atesoran en lo más profundo de su ser la gloria infinita de ser español. 
(Artículo que publiqué en INFORMACIÓN JEREZ el pasado domingo 7 de octubre de 2018 y al día siguiente en VIVA JEREZ)
 
Año 1927
 


jueves, 4 de octubre de 2018

BARES EN EL CENTRO




Jorge Ferrari Hardoy (Buenos Aires, 1914-1977). Arquitecto y diseñador argentino, especialista en planeamiento urbanístico y vivienda, define a los centros históricos: “…como todos aquellos asentamientos humanos vivos, fuertemente condicionados por una estructura física proveniente del pasado…”.

El proceso de segregación socio espacial incentivado con el surgimiento de los extrarradios propició que un número importante de habitantes del centro urbano decidieran cambiar su vivienda hacia las nuevas barriadas y urbanizaciones residenciales, optando por rentar sus propiedades ante la presión inmobiliaria que generó el incremento de usos comerciales en la zona centro. Sin embargo este hecho fue experimentando un proceso de deterioro espacial y funcional debido al desplazamiento de los grupos económicamente más poderosos hacia nuevas áreas de crecimiento. El cambio en los patrones de movilidad de la población y la progresiva construcción de áreas comerciales que, estratégicamente localizadas pudieran cubrir las necesidades de la población a fin de que no se trasladara al centro, ha agudizado la problemática de los centros urbanos al verse marginados del consumo de buena parte de la población, llegando a poner su punto de mira en la hostelería de cara a la nueva apuesta por el turismo.

El centro histórico de Jerez es un ejemplo de ello, basta con recorrer un kilómetro a la redonda de la calle Larga, para notar que el corazón de la ciudad ha sido invadido por una enorme cantidad de bares. La proliferación de estos establecimientos ha generado opiniones divididas entre vecinos, los que se quejan de numerosas molestias y, por otra parte, la defensa de quienes lo ven como oferta turística para revitalizar el centro, así como por quienes frecuentan estos lugares en busca del tapeo, entretenimiento, bebida y diversión. Jerez va camino de convertirse en la nueva Granada en este aspecto. Ni una plaza sin terraza, ni una calle sin bar en el centro urbano. En Granada, una ciudad donde la principal actividad económica viene del turismo -que no nutre únicamente a alojamientos y hostelería, sino que también sostiene parte del comercio y del sector cultural y mantiene toda una industria auxiliar-, que abra un nuevo bar o un nuevo restaurante  ya no es noticia. Lo raro es que haya un mes en el que no se aperture un nuevo establecimiento hostelero, sumando nuevas plazas y nuevas opciones a una oferta en la que no falta de nada. Los propios hosteleros afirman que "No es una novedad, lo hemos visto en otros momentos duros. La hostelería ha sido una salida en tiempos complicados", aunque también es verdad que no es oro todo lo que reluce y que la falta de profesionalidad en un negocio tan sacrificado como la hostelería ha hecho que muchos se vayan al traste.

Al igual que ocurre en Granada en Jerez si un local se queda vacío en el centro, y en los últimos años de crisis han sido unos cuantos, hay muchas posibilidades de que acabe siendo un bar, una cafetería o un restaurante. El equipamiento empresarial de Jerez, dependiente del sector servicios, ha sumado en los últimos años, a pesar de la crisis, un buen número de negocios hosteleros. Los bares han venido a dar vida a un centro urbano cada vez más necesitados de incentivos que fomenten la inversión, una apuesta que, si es debidamente regulada, puede ser compatible con el fomento del asentamiento humano tan necesario para que el centro histórico siga vivo. 
(Artículo que publiqué en INFORMACIÓN JEREZ el pasado domingo 30 de septiembre de 2018 y al día siguiente en VIVA JEREZ)
 
Fotografía del ayer de una calle Larga jerezana poblada de bares.