jueves, 28 de marzo de 2019

SALOBRAL


 


Con motivo de la celebración del día mundial del agua, que este año se desarrolla en todo el mundo bajo el lema ‘No dejar a nadie atrás’, el pasado viernes el Ayuntamiento ha puesto en servicio la fuente del Mamelón y la anexa de San Juan Bautista tras el arreglo de acondicionamiento que han realizado los trabajadores de Infraestructuras. Este acondicionamiento de la fuente se enmarca en una reforma integral que ha incluido el arreglo de las aceras, una actuación integral en el arbolado, especialmente en el perímetro del monumento del ‘Enganche’ ya que se encontraba prácticamente tapado por la vegetación.

Todo este espacio urbano es relativamente reciente, ocupa gran parte del recordado palacio de los marqueses de Salobral, antigua casa de Aboludoy. Su construcción “dejó atrás” este popular palacio del Jerez de nuestros mayores.  El palacio de Salobral con su sobria fachada y airoso mirador, que se alzaba en la Alameda Cristina y se asomaba a todo Jerez, fue testigo de numerosos acontecimientos de la vida local, en sus aposentos se hospedaban los prelados hispalenses en sus visitas pastorales a la ciudad y, entre otras personalidades, fue testigo de un almuerzo con el presidente del gobierno de España Segismundo Moret. Formaba, junto con el también desaparecido edificio del colegio La Salle, el palacio de Domecq, el convento dominico y la iglesia de San Juan de Letrán un armónico conjunto de fachadas que daban personalidad y carácter propio a los antiguos llanos de San Sebastián.   

El Salobral es un barrio rural (pedanía) de Albacete, situado al sur de la capital. El Marquesado de Salobral, por su parte, es un título nobiliario español creado por el rey Alfonso XIII el 28 de junio de 1904 a favor de Lorenzo López de Carrizosa y Giles (1864-1923), natural de Jerez de la Frontera (Cádiz), Senador por Guadalajara (1911-14) y por Cádiz (1916-17). Casó con Susana de la Viesca y Pikman, IV marquesa de Santo Domingo de Guzmán.

El palacio de Salobral, que presidió durante tantos años, la céntrica y popular Alameda Cristina jerezana, fue víctima de la piqueta demoledora en la pasada década de los sesenta. En el recuerdo queda aquella singular torre que competía con sus vecinas las elevadas palmeras, su elegante fachada y su hermoso patio de columnas lleno de plantas, muchas en artísticos macetones de cerámica con la S de Salobral en sus frentes bajo la corona de marqués, también sus bronces, sus grandes cuadros y sus chimeneas, todo ello rodeado del abolengo de un palacio que desapareció en pro de ese nuevo Jerez de grandes avenidas y prolongados jardines.

La fuente del Mamelón ha vuelto a la vida tras un tiempo de sequía, sus chorros dieron contenido a la celebración de un día mundial del agua que se celebra anualmente cada 22 de marzo como un medio de llamar la atención sobre la importancia del agua dulce y la defensa de la gestión sostenible de sus recursos. Lo que ya nunca volverá a la vida será aquel palacio de Salobral que formó parte de las estampas de un pasado irrecuperable que ya solo permanece en el recuerdo y en la añoranza de ese Jerez que perdimos. Un Jerez del ayer que emerge en la memoria con la misma fuerza que los chorros de agua brotaron en la fuente del Mamelón el pasado viernes bajo el lema de no dejar a nadie atrás.

           (Artículo que publiqué en INFORMACIÓN JEREZ el pasado domingo 24 de marzo de 2019 y al día siguiente en VIVA JEREZ)
El marqués de Salobral, junto a su familia, en un rincón de su palacio.
Detalle del patio con sus grandes macetones decorados con la S y la corona del marquesado de Salobral.
 
El desaparecido palacio de Salobral presidiendo la jerezana y popular Alameda Cristina jerezana.





 
 

sábado, 23 de marzo de 2019

LA CIUDAD DE SANTANDER





Cantabria ha sido noticia este pasado mes de febrero por la virulencia con la que el fuego ha azotado sus bosques. Unos 50 incendios forestales intencionados en el 99% de los casos, que ha causado enormes efectos devastadores en una de las comunidades más favorecidas por la naturaleza.

Cantabria es una de las regiones más bellas de España. “La provincia de Santander”, como antes se llamaba y reconocía, también denominada “La Montaña”, está generosamente presente en la historia, en la literatura, en el arte y en el concepto de la españolidad. Los cántabros intentaron probar suerte en las Américas y otros quedaron en Andalucía, varios llegaron a Jerez de la Frontera y aquí se establecieron, montando diversos comercios. Uno de los que se abrieron en Jerez hacía honor a la capital cántabra y marcó una época del esplendor comercial de nuestra céntrica calle Larga.  Se llamaba “La ciudad de Santander” y cuando la juguetería Álvarez aún no había cautivado a cientos de niños en la calle Doña Blanca “La ciudad de Santander” era toda una tentación para la chiquillería que paseaba de mano de sus padres y abuelos por la principal vía jerezana. Allí, junto a sus amplios escaparates, había una especie de casapuerta con vitrinas donde se exponían soldados de plomo, junto a otros muñecos como indios y  personajes del oeste americano, e incluso toreros con sus cuadrillas, picadores y plazas de toros incluidas.

En el año 1910 el cántabro Agustín Saiz del Corral llega a Jerez, era natural de Cabezón de la Sal, un pintoresco pueblo de donde llegaron otros montañeses, al igual que de la vecina localidad Bárcena Mayor, uno de los pueblos más bonitos de España. Una vez afincado Agustín en la ciudad arrienda dos fincas en la calle Larga, entonces denominada Duque de Almodóvar, concretamente las correspondientes a los número 5 y 7, y le da el nombre de “La ciudad de Santander”. Su actividad se centraba inicialmente en el negocio de la mercería y contaba con dos eficaces empleados Manuel Álvarez y Antonio Fernández. Con el paso del tiempo, y al no contar con herederos su propietario, le ofrece el negocio a estos empleados que, tras las oportunas negociones, lo adquieren, manteniendo el nombre “La ciudad de Santander” bajo la firma comercial “Álvarez y Fernández, sociedad regular colectiva”. En la década de los sesenta, la llamada década prodigiosa y de los planes de desarrollo, el negocio se había ampliado con la venta de artículos de regalo, de viajes, complementos, bazar, perfumería y, en especial, esa juguetería que hacía las delicias de los niños de entonces. Posteriormente entrarían también en el negocio los familiares de Manuel y Antonio, como Manuel, Ricardo, Diego e Isabel Álvarez hijos de Manuel o Gonzalo Fernández, nieto de Antonio, también dependientes como Juanito Cuevas, popular entre la clientela.

Aquella emblemática tienda de la calle Larga, por la que pasaron varias generaciones de jerezanos, como tantas otras pertenecientes a esos comercios tradicionales hoy perdidos, sufrió los efectos de la crisis y tuvo que sucumbir a los nuevos tiempos. Hace unos días me enteré del fallecimiento, a edad avanzada, de Diego Álvarez, uno de los últimos protagonistas de  “La ciudad de Santander”, la que formó parte de la historia de nuestra ciudad y donde, en lugar mágico, una casapuerta, los niños de entonces se nos iluminaban los ojos de juegos infantiles. 
(Artículo que publiqué en INFORMACIÓN JEREZ el pasado domingo 17 de marzo de 2019 y al día siguiente en VIVA JEREZ)
 
Personal de "La ciudad de Santander"
     

jueves, 14 de marzo de 2019

CONCORDIA COFRADE





              Juan Delgado Alba fue un ilustre y acreditado abogado que destacó como escritor y como dirigente de las cofradías sevillanas, llegando a ostentar el cargo de hermano mayor en dos de ellas, además de ser considerado por todos sus amigos como un hombre bueno, el mejor título que se puede recibir en vida. Le gustaba frecuentemente introducir a sus lectores en las curiosidades históricas de las cofradías andaluzas y tenía cierto interés en que, algún día, alguien pudiera escribir una noticia pormenorizada sobre los conflictos y pleitos habidos en las cofradías, ya que sería un elemento muy valioso para comprender mejor el pasado y el presente de estas instituciones. El mismo se preguntaba, como se pueden preguntar muchos de nuestros lectores: ¿Pero, es posible que haya pleitos entre hermandades que profesan la fe cristiana, que es la fe del amor? Y a su vez afirmaba: “No olvidemos que éstas están compuestas por personas y que, además, son sociedades vivas, que nacen y pueden morir y que siendo cosas del pueblo y llenas de vida, no sólo no es extraño, sino que es perfectamente lógico que en ocasiones surjan cuestiones que provoquen roces, si bien – y aquí es donde interviene el cristiano carácter de las mismas - nunca llegó la sangre al río y en el noventa y nueve por ciento de los casos terminó en concordia, lo que demuestra que sí a veces las cofradías son capaces de arrebatarse por lo que tienen de humanas, suelen terminar haciendo honor a los imperativos de cristiana caridad contenidos en sus reglas”.

            La historia de los conflictos entre instituciones religiosas en general ha dado para mucho, incluso hay estudios publicados sobre pleitos y enfrentamientos, todos enmarcados en una época y en una mentalidad concreta. Un tema que para algunos le será apasionante y para otros les causará perplejidad, incluso tristeza, pero que viene a ser expresivo de esa religiosidad popular espontánea y dinámica que desde siempre ha rodeado a las cofradías.

            Las reivindicaciones surgidas estos días entre dos cofradías jerezanas al chocar ambas formas de procesionar no es más que la defensa de una identidad a la que, por historia y convencimiento, no se quiere renunciar, precisamente por el celo que les caracteriza a la hora de preservar sus derechos incluso cuando entran en clara competencia sobre los de los demás. Cada hermandad es el resultado de su historia, la más de las veces labrada con sacrificio, llena dificultades y forjada en la tradición y en siglos de devociones y fervores. Tan difícil ha sido llegar a ser lo que hoy en día son como mantenerlo. La forma más cofrade de acabar con estos conflictos no es por decreto ley, como algunos puedan pensar, sino por las llamadas concordias. El caso más conocido es el firmado en 1903 por las hermandades sevillanas del Gran Poder y la Macarena, bendecida por el cardenal Marcelo Spínola, para dar solución a un conflicto en el orden de paso por la Carrera Oficial que venía de tiempo atrás. Una concordia que viene a demostrar, lo que ya apuntaba Juan Delgado Alba, que las cofradías, por mucho que entren en conflictos, siempre acaban haciendo honor a los imperativos de cristiana caridad contenidos en sus reglas. En definitiva la concordia forma parte de toda esa riqueza patrimonial que atesoran las cofradías. Un signo más del sentimiento de hermandad que las une. 
 
            (Artículo que publiqué en INFORMACIÓN JEREZ el pasado domingo 10 de marzo de 2019 y al día siguiente en VIVA JEREZ)
 
Acta de Concordia
 

    

miércoles, 6 de marzo de 2019

INICIATIVA PRIVADA





Los que estos días paseen por la jerezana plaza de San Lucas les llamará la atención el enorme andamiaje que se ha levantado frente a la fachada del templo que da nombre a la plaza, es la primera actuación que ha acometido la Hermandad de las Tres Caídas, con sede en dicho templo, para su necesaria reparación. En la Alameda de Cristina los dominicos han retirado ya los andamios que han servido para recuperar el esplendor de su fachada conventual. No hace mucho que la empresa Fundador restauró la histórica torre de Riquelme.  El nuevo Hotel María Luisa ha rehabilitado al completo la antigua mansión del ganadero Juan Pedro Domecq que anteriormente fuese sede del Casino Jerezano. La apertura al público del palacio Virrey Laserna  y la recuperación de algunas casas del casco histórico para usos turísticos son ejemplos de cuánto se puede hacer por el patrimonio de manos de la iniciativa privada.

La iniciativa privada, ya sea de asociaciones y fundaciones o de los titulares de bienes privados, juega un papel decisivo en la gestión de los bienes culturales. Ha de destacarse la aportación de los titulares de bienes privados, que ponen a disposición de toda la sociedad los bienes que han adquirido por herencia o para su disfrute personal y que vienen a gestionar en la perspectiva del disfrute público, enriqueciendo así el acervo y la sensibilidad colectiva. Son postulados que forman parte del empuje que siempre ha desplegado asociaciones como Europa Nostra en la protección y difusión del patrimonio cultural europeo. Europa Nostra muestra la conciencia adquirida por las asociaciones nacionales que la componen en la valoración de este patrimonio y denota el alto nivel de participación de una colectividad formada por personas con iniciativa y amor por el patrimonio cultural y por colectivos que trabajan en su defensa. Este empuje nos muestra, en suma, el esfuerzo de una sociedad cuyos individuos, colectivos y gobiernos trabajan en la misma dirección, fenómeno quizá antes impensable en algunos países y cada vez más asentado y creciente.

Si miramos a España, podemos ver que grandes bancos, como la Caixa”, ha invertido mucho dinero en proyectos de restauración, como los 18 millones de euros para recuperar el románico catalán. Aunque también el patrimonio no es sólo arquitectónico, de hecho la Fundación Iberdrola donó 15.000 euros para restaurar códices del monasterio de Yuso en La Rioja. Estos ejemplos son el paradigma de la situación que vivimos en la actualidad, en la que el patrimonio necesita de la iniciativa privada para subsistir.

En la defensa del patrimonio hay que destacar a nivel local, la labor que vienen desarrollando la Asociación de Vecinos del Centro Histórico de Jerez que esta pasada semana ha convocado la tercera manifestación para protestar por el estado ruinoso y de abandono de los barrios de intramuros de Jerez. Una situación lamentable que viene clamando la intervención tanto desde la administración pública como desde la iniciativa privada para su necesaria recuperación y repoblación.

La participación de la iniciativa privada es hoy un complemento necesario e inmejorable de la obligada intervención de los poderes públicos, cuya convergencia neutraliza los intereses poco favorables a los bienes culturales. Por ello es imprescindible reconocer este creciente compromiso social estableciendo los cauces jurídicos y de gestión apropiados para que esa colaboración aumente y sea más eficaz en la necesaria conservación de un patrimonio que es de todos.
           (Artículo que publiqué en INFORMACIÓN JEREZ el pasado domingo 24 de febrero de 2019 y al día siguiente en VIVA JEREZ).




La Alameda Cristina en tiempos pasados, a la derecha la fachada del convento de Santo Domingo antes de sufrir el deterioro propio del paso del tiempo. Gracias a la iniciativa privada de la propia comunidad dominica el esplendor de la fachada ha vuelto a recuperarse.