miércoles, 2 de julio de 2014

LA FUENTE DE LA ALCUBILLA




A mediados del XIX Jerez era ya una de las grandes ciudades del país. En plena expansión y con más de 60.000 habitantes, no había resuelto todavía el problema del abastecimiento de agua potable. Desde los pozos y manantiales ubicados en las cercanías del casco urbano, el agua llegaba a las escasas fuentes públicas de Jerez, dependientes del Ayuntamiento o de particulares, que la distribuían y vendían por la ciudad a través de los aguadores. Estos menguados recursos proporcionaban poco más de cuatro litros por habitante y día procedentes, entre otros puntos de captación de la fuente de Los Albarizones, la de La Alcubilla, el Pozo del Olivar, los manantiales de Albadalejo y la Teja, el Pozo Dulce…  De todo ello nos habla el más que interesante blog http://www.entornoajerez.com, de los hermanos García Lázaro.

Las fuentes públicas, además de su utilidad, han embellecido y han dado vida desde siempre a pueblos y ciudades. Roma, por ejemplo tiene 50 fuentes monumentales y cientos de fuentes más pequeñas, sumando en total más de 2.000 fuentes, más que cualquier otra ciudad en el mundo. Por más de dos mil años estas fuentes han suministrado agua potable y han servido como decoración de las plazas de Roma.

.           Las fuentes monumentales que han suministrado agua potable a los jerezanos han ido desapareciendo con el tiempo y las pocas que nos quedan dejaron de desempeñar su función hace ya bastante tiempo. En estos días se está restaurando la fuente de la Alcubilla, el archivero Muñoz nos dice que su nombre original era de las Alcubillas o Depósitos que fueron labrados en el siglo XVI a costa de la ciudad, para abastecer de agua al vecindario; el agua procedía de los Albarizones de Cartuja, cuya fuente aún subsiste y ha abastecido del líquido elemento hasta hace poco. Dichos depósitos se renovaron en el siglo XVII en la forma que hoy se conservan. En este sitio se edificó por la ciudad, en el lugar donde estuvo el convento agustino de Nuestra Señora de Guía, la Ermita de Nuestra Señora de la Alcubilla, que era Patrono el Consejo o Ayuntamiento.
            
          Arruinada en 1674, se levantó, también, por la ciudad, la Ermita de San Isidro, de hermosa fábrica de cantería, que cerrada al culto en el primer tercio del pasado siglo XIX, fue enajenada por el Estado a un particular, vecino de Jerez, con los dichos depósitos en 19 de octubre de 1861. Posteriormente pasó por distintas manos hasta que hace unos años fue felizmente recuperada para el culto por la Hermandad del Perdón.
           
            Dichas alcubillas quedaron sin uso en el año de 1869, en que llegaron a Jerez las aguas de Tempul, empezando a utilizarse por el vecindario el 23 de julio de dicho año. Desde su creación hasta 1836 dio de balde el agua el Consejo; pero empezaron a arrendarse en 1837, dando un producto, por término medio, de 22 reales diarios, es decir unos 8.000 reales anuales con que aliviar las cargas de presupuesto.
            
              El agua sigue siendo una fuente de ingreso para las arcas municipales pero ya los métodos de explotación son otros aunque no hay que olvidar que esta fuente de la Alcubilla forma parte de la rica historia de nuestra ciudad y que fue ella la que surtió durante muchos años de tan necesario elemento para la vida. Por eso ahora que se está restaurando no estaría mal que también se restaura sus chorros como perenne recuerdo de ese importante servicio que esta olvidada fuente prestó a la ciudad.

                (Artículo publicado en Información Jerez el pasado domingo 29 de junio de 2014 y al día siguiente en VIVA JEREZ).

Bucólico paraje a las afueras del recinto amurallado de Jerez que acogió la construcción del conjunto de la fuente de la Alcubilla y la ermita de igual nombre, conocida popularmente como la Ermita de Guía. 




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