Paz Fernández en su estudio sobre el Jerez islámico nos dice que por el
geógrafo al-Himyarî sabemos de Sharîsh: "una ciudad mediana, fortificada y rodeada de numerosa plantaciones de
viñedos, olivos, trigales e higueras".
Jerez
bajo la dominación musulmana era una ciudad importante tanto en su aspecto
mercantil como estratégico; dotada de una fuerte muralla y alcázar, calles,
callejuelas, adarves, alcaicería, poseía además todos los elementos típicos de
la ciudad islámica. Era una ciudad de tamaño mediano pero con una alta
densidad de población. El tipo de vivienda era generalmente pequeña, y estaba
formado por la casa y huerta, corral, establo, solar anejo, etc. lo que indica
un cierto autoabastecimiento de las materias primas imprescindibles para la
familia. El número de casas que podría haber en Jerez en la época islámica
rondaría las 4364, pudiendo situarse su población unas 26184 personas, antes de
la revuelta de 1264. En todas los collaciones existía variedad de
servicios típicos de la ciudad islámica, abundando las referencias a
alhóndigas, hornos, tahonas, molinos de aceite y harina, tiendas, baños, etc. La
alhóndiga es precisamente el elemento que con mayor frecuencia aparece, lo que
indica la popularidad de Jerez entonces, rasgo típico de su carácter marítimo y
comercial; la alcaicería parece también rodeada de talleres, tiendas, almacenes
y casas de hospedaje. En el siglo XII son notables en las letras los poetas
árabes jerezanos Abulabbas Ahmad ben Abdelmuden, Abulabbas Ahmad ben Yaish y
Abulhasan Alí. Pertenece en parte al siglo XIII el poeta Abu Omar ben Obaidalla
ben Gasath, muerto en 1241. Todo esto nos hace pensar en una ciudad apacible
con la bonanza del clima que caracteriza a esta zona y con unos medios
naturales óptimos para el cultivo. Pero la Jerez musulmana, por su condición de
plaza fuerte, padecía ya en el siglo XI los diferentes ataques y asedios que
llegaban desde el norte de África. Años más tarde, gran parte del bajo Al-Andalus se rebela, pero Jerez se
mantiene fiel al imperio almohade. Esta fidelidad se
convierte en privilegios para la ciudad, tales como exención de impuestos,
convirtiéndose en una de las principales poblaciones del siglo XII.
Después de tantos siglos el Jerez de
hoy conserva un buen número de costumbres heredadas de aquella Sharîsh
musulmana, su trazado del casco histórico, el habla, la gastronomía, la raíz andalusí
del flamenco, parte de nuestra cultura y muchas de las tradiciones nos vienen
de aquellos tiempos. Todo ello nos hace recordar aquello que el escritor
español Juan Goytisolo compuso para el prólogo de la obra "La
arquitectura del Islam occidental": "Digámoslo bien alto: el
complejo de inferioridad acerca del retraso histórico y nuestro pasado árabe ha
perdido su razón de ser. En la Europa Comunitaria a la que nos hemos
incorporado, nuestra diferencia no ha de ser ya un recordatorio penoso ni causa
de frustración: la huella musulmana en nuestro suelo, visible en todos sus
ámbitos, es expresión al contrario de una riqueza y originalidad únicas. Ningún
país europeo cuenta con un patrimonio como el legado de Al Andalus y ello no
redunda en mengua de nuestro europeísmo. Somos europeos distintos, europeos en
más.”.
Sharîsh también fue Jerez, pero un Jerez en
paz bajo el lema de Al Zubaidi (muerto en 989), que fuera preceptor del califa
cordobés al Hakam II y que ahora, tras los trágicos sucesos de París, cobra
actualidad: "Todas las tierras, en su diversidad, son una. Y los
hombres todos son vecinos y hermanos".
(Artículo que publiqué el pasado domingo, 22 de noviembre de 2015, en INFORMACIÓN JEREZ y al día siguiente en VIVA JEREZ).
Ilustración de Jerez en el Códice Rico del Escorial |