miércoles, 25 de julio de 2012

CORTIJOS



Los cortijos son un potencial en alza dentro de la oferta turística de Andalucía. En los últimos años, muchos de estos espacios han sido rehabilitados con especial interés para ofrecer servicios turísticos de gran calidad. En otros casos, han sido construidos de nueva planta, dando una imagen de modernidad y lujo a estas construcciones tradicionales. En cualquier caso, la actividad turística ha supuesto la rehabilitación de haciendas y cortijos que estaban condenados a la ruina o simplemente a su desaparición, o incluso la creación de nuevas instalaciones con niveles de calidad que nada tienen que envidiar a los mejores establecimientos turísticos del mundo.

Estas edificaciones constituyen una parte muy importante del patrimonio cultural y etnográfico de los pueblos andaluces, ya que son una expresión más de la arquitectura popular a través de construcciones integradas en el paisaje y que responden a una realidad económica y agraria muy definida.

No menos interesante resulta toda la oferta que gira en torno a estos establecimientos que se reparten por toda la geografía andaluza. Y es que este sector se ha adaptado hasta especializarse en aspectos tan valorados por los visitantes como la gastronomía.

Hace unos días tuve la oportunidad de acudir al cortijo Ducha, cercano al aeropuerto jerezano y hoy propiedad del Grupo Romero Caballero, para conocer un poco de su historia y de su presente, en una conferencia organizada dentro de su amplio programa cultural.

Este antiguo cortijo, con orígenes árabes es hoy, tras su rehabilitación un atractivo complejo de ocio.

 En el interesante y más que recomendable blog de los hermanos García Lázaro, entorno a Jerez, podemos leer que las tierras de estos pagos, dedicadas en su mayoría a cereal, olivar y viñedos fueron en parte propiedad del monasterio de la Cartuja de Jerez, posesión que se fue incrementando hasta su desamortización. Además de ser una importante explotación agrícola, el cortijo fue la cuna de una renombrada ganadería caballar y así, los caballos de “pura raza española”, tuvieron en Ducha uno de sus puntos de cría más afamados, desde que uno de sus propietarios, D. Cristóbal Romero Zarco la adquirió en 1856 a la familia Calero de Paterna. A la muerte de Romero Zarco, en 1897, el total de cabezas (caballos, potros, yeguas) era ya de 226. Eran los tiempos en los que decir Ducha era como decir caballos y en los que su propietario acometió la remodelación de las instalaciones del cortijo. Se añadieron entonces más dependencias hasta consolidar un núcleo rural, a modo de aldea, que llegó a tener una pequeña escuela, naves de aperos, gañanías, almacenes, cuadras...

Posteriormente el cortijo fue vendido a un grupo catalán, cayendo en el abandono, hasta su adquisición por los hermanos Romero Caballero, creando un magnífico complejo que condensa parte de la historia y la tradición del Jerez rural junto  con la modernidad que requieren los nuevos tiempos.

Los cortijos son alojamientos desde donde conocer Andalucía. Descubrir su arquitectura popular es, sin duda una tentación para el visitante. Estampas de una Andalucía antigua y profunda pero luminosa como la propia cal de sus muros.
(Artículo publicado en Información Jerez el pasado domingo 22 de julio de 2012 y al día siguiente en VIVA JEREZ)
El cortijo de Ducha hace unos años antes de su restauración por el Grupo Romero Caballero.














domingo, 22 de julio de 2012

DE TRAJES Y CORBATAS



          La noticia de la semana ha sido, sin lugar a dudas, la dimisión del presidente de la Generalitat valenciana, Francisco Camps, como “sacrificio personal” por el bien de su Comunidad, de España y del PP, declarándose “completamente inocente” del delito que se le imputa en la llamada “causa de los trajes”. Por otro lado el pasado miércoles, el presidente del Congreso de los Diputados, José Bono, recriminó a su compañero de partido el ministro de Industria, Miguel Sebastián, por acudir al hemiciclo sin corbata. Una polémica que viene de lejos, concretamente desde julio de 2008 cuando el presidente de la Cámara regaló al ministro una corbata porque acudía a los plenos del verano sin ella, y Sebastián le correspondió con un termómetro para que midiera la temperatura del hemiciclo.

            Ya en este mismo recuadro semanal, en julio del pasado año, hacíamos referencia, en un artículo titulado “Los calcetines no son para el verano”, a las recomendaciones de los especialistas sanitarios sobre el uso de ropa ligera y transpirable para evitar la deshidratación y los golpes de calor, así mismo se hacía ver que, a estas alturas, el exigir, por cuestiones de trabajo y, con altísimas temperaturas, tanto para los que carecen de aire acondicionado en su lugar de trabajo como para los que su labor profesional se desarrolla principalmente en la calle, llevar chaqueta, corbata y calcetines es quizás tan cruel como el obligar a ponerse otras prendas u atuendos por cuestiones morales. Otra cosa es, tal como defiende el presidente Bono, el mantener “La disciplina del vestido” en el hemiciclo, respetando básicas normas de protocolo.

            Lo cierto es que los trajes y las corbatas se han puesto de actualidad precisamente en un periodo estival donde ya apenas nadie usa estas prendas ni siquiera para trabajar, quedando relegada para acontecimientos sociales y poco más.

            Jerez para eso siempre ha sido muy exigente, la influencia de la cultura inglesa impuesta por los grandes vinateros del siglo XIX, el cuidado en el vestir de la nobleza y las formas de una sociedad agroindustrial, en la que muchos se miraban e intentaban imitar, permitió, formar todo un estilo en cuanto al uso del traje y la corbata en el jerezano. Renombradas sastrerías llenaban el centro de la ciudad a principios del pasado siglo XX. Solo en la calle Larga había cuatro la de Eduardo Pardal en el 22, la de Rafael Cáceres en el 34, la de Manuel Moreno Gaona en el 53 y la de Jerónimo Muñoz Ronda en el 67. Ya a mediados de siglo son cerca de una veintena las sastrerías las que se ubicaban en el centro con nombres que cogerían fama por su abundante clientela tales como la familia Díaz de Cos, Majúval y Ángel Morán en la calle Honda, Andrés Sevilla en la calle Arcos, Enrique Otero en Bizcocheros, Juan Luis en Caracuel, Armando, Fernando Cruz, Antonio Orgambides, Ripalda, Alonso, Jordi, Serrano, Saldaña, Sollero, Amara, Juva, Mera, etc. etc.

Cuando hoy la moda va por otros derroteros el que el presidente Bono reivindique la corbata para las Cortes españolas es, en cierta forma, un homenaje a todos aquellos que hicieron del bien vestir una profesión y sobre todo un arte, una forma de imponer no solo “la disciplina del vestido” sino también la disciplina de un partido que, de momento, representa al gobierno de España, por muy progre que se quiera uno presentar o incluso por mucha calor que haga en el hemiciclo.

 Por la buena imagen del país, Sr. Sebastián, siga usted el ejemplo del presidente Camps, dimita de su actitud, siga las pautas del sabio refrán “donde fueres haz lo que vieres” y aunque también le suponga un “sacrificio personal” póngase la corbata y empecemos ya a ahorrar energía no perdiendo más el tiempo en asuntos como este.
(Artículo publicado en Información Jerez el 23 de julio de 2011)

Año 1890. Factura del sastre jerezano Domingo Argüelles.


   

miércoles, 18 de julio de 2012

LA COSA ESTÁ MUY MALA



Joaquín Sabina, genio y figura, luce en su Gira Vinagre y Rosas, una camiseta que habla por sí sola: “La cosa está muy mala”.

Un grupo de historiadores económicos, coordinado por Enrique Llopis, catedrático de la Universidad Complutense ha publicado en un periódico de tirada nacional una colección de siete artículos sobre la historia de las crisis económicas en España, arranca al final de la Edad Media para emerger en la Gran Recesión. En este apretado recorrido por grandes crisis económicas, los historiadores se adentran en el siglo XVII, en el funesto inicio del siglo XIX, en las réplicas de la Gran Depresión en la década de 1930, en la primera etapa del franquismo o en los años setenta del siglo pasado, donde confluyeron la crisis internacional del petróleo y los necesarios ajustes internos simbolizados en los Pactos de la Moncloa. Un amplio recorrido que, de principio, descarta que este sea un ejercicio de comparación con los motivos y las consecuencias de la crisis actual. Muchas crisis económicas se aceleraban por devastadoras guerras o epidemias calamitosas; otras se dilataban por décadas de estancamiento. No hay comparación posible, tampoco, en los efectos de una recesión, que antes disparaba la mortandad y la hambruna y que hoy son otros los intereses y las circunstancias que la han motivado. Las crisis económicas, por tanto, no es nada nuevo-

Centrándonos en nuestra ciudad podemos recordar que en 1873 corrían, también, malos tiempos y el periódico El Guadalete anuncia una lista de prendas de vestir que habían sido empeñadas, para pública subasta, con precios que oscilan entre los 12 y los 200 reales de vellón. Era el comienzo del Monte de Piedad en Jerez que había iniciado su andadura en 1862. Durante años el Monte de Piedad fue el último recurso cuando la crisis afectaba a los bolsillos, un lugar para depositar bienes propios a cambio de ciertas cantidades económicas que perdían si no eran devueltas en el plazo establecido.

El otro día leía en un blog una opinión en el que su autor se sorprendía al ver la calma que reina en este país. Salvo casos aislados de indignados el resto de la gente sigue con su vida, aguantando paro, subidas de impuestos, reformas laborales brutales, aumento de precios, merma en la calidad de los servicios públicos, y un larguísimo etcétera. Los parados siguen capeando la situación, la mayoría ajenos a que los responsables de su situación son una serie de intereses financieros y políticos que han llevado a la ruina a la economía mundial, y que ellos son sus víctimas. Callan, aguantan, buscan trabajo, farfullan que la cosa está muy mal y, como mucho, cuando llegan las elecciones, votan al otro gran partido esperando que arregle lo que el que estaba antes ha estropeado o no ha sabido solucionar durante sus años de mandato. Extraña que aún no se haya dado el paso definitivo en la creación de una fuerte asociación nacional de parados, una institución completamente libre e independiente, que aglutine a todas los desempleados de España. Con 5 millones, más las personas que dependieran de ellos, constituiría un auténtico ejército que, organizados y pasando de políticos, sindicatos y de todo aquel que lo quiera manejar fuese capaz de hacer temblar al gobierno más confiado, a las empresas más poderosas y de buscar esas soluciones para sus problemas que parecen que otros se ven incapaces de encontrar.

 La cosa está muy mala, pues a grandes males, grandes remedios. Cada ciclo de la historia nos enseña como combatir los malos tiempos. Las crisis económicas, con sus historias y sus causantes, obliga a muchas cosas y casi ninguna buena. Tan mala está la cosa que hay quienes siguen viviendo muy bien, a pesar de la crisis, mientras otros pasan hambre.
(Artículo publicado en Información Jerez el pasado domingo 15 de julio de 2012 y al día siguiente en VIVA JEREZ)

Fachada del "Cabildo Viejo" donde, en tiempo, estuvo ubicada la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Jerez.















domingo, 15 de julio de 2012

LA ESTAMPA DEL CARMEN


Aquella vieja estampa de la Virgen del Carmen, con su característico cartón duro de fotografía antigua y su color sepia amarilleado, aún más, por el paso del tiempo, siempre aparecía cuando en mis juegos infantiles curioseaba en la deteriorada caja de cartón donde mi madre guardaba las entrañables fotos familiares. Para mí aquella estampa era una más de cuantas guardaba mi madre con el cariño y la veneración que le profesaba alas cosas sagradas, aunque de una simple estampa se tratara. La estampa formó parte de la vida familiar durante años junto a otras litografías antiguas de santos que pasaban de un sitio a otro según los niños de la casa se encargaban de desordenar.

Un día supe el valor de aquella vieja estampa de la Virgen del Carmen, mi padre me lo contó, aquella estampa se guardaba con tanto cariño porque había sido vivificante compañera cuando, en 1936, la Guerra hizo de este país el imperio de la sinrazón, aquella estampa él la recordaba, en su Ceuta natal, en la tenue luz de la noche junto a sus padres y su hermana cobijados bajo la cama mientras sonaban sirenas y estallaban cercanas bombas. Aquella estampa compartió, con su familia, carreras hacia los refugios entre luces de proyectiles y estruendos de muerte. Aquella estampa de la Virgen del Carmen recibió lamparitas de aceita llenas de súplicas en los momentos de pánico. Aquella estampa de la Virgen del Carmen cruzó, de nuevo el Estrecho de Gibraltar, para volver a ese Jerez de donde salió unos años antes esta familia por cuestiones de trabajo y que ahora, regresaba en busca de una paz de la que carecía la ciudad caballa.

La Reina de los mares acompañó a la familia a tierras jerezanas y allí siguió amparándolos desde la vieja estampa y desde su camarín basilical que muy poco antes, en julio de 1935, se había visto ocupado de nuevo con la Señora del Carmelo, la misma que en 1931 tuvo que ser escondida en el hueco lúgubre de una escalera para no ser salvajemente profanada por unos indeseables que, en aquellos años de la República española, se dedicaban a asaltar iglesias y destruir cuantas obras de arte religioso se encontraran por delante, y de cuya ira no se salvó este magnífico templo basilical que fue devastado y destrozado en mayo de dicho año ante la pasividad de las clases dirigentes de la República.

La estampa de la Virgen del Carmen, con toda su historia, la conservo, porque forma parte de la propia historia familiar y por-que cada 16 de julio esa estampa cobra un protagonismo especial, por su vigencia en el tiempo,  que, de una forma o de otra, todos tenemos una deuda de gratitud con la advocación del Santo Escapulario. Para mí el reconocimiento al amparo recibido en aquellos trágicos momentos de nuestra Guerra Civil, para otros  los motivos personales que sólo quedan para su intimidad .Por eso cada 16 de julio es así, por eso Jerez es así con su Virgen del Carmen, y por eso mañana se llenarán de fervores carmelitanos tantos pueblos de Andalucía. Porque durante siglos ha habido muchas manos agarradas a una estampa de la Virgen del Carmen, muchos niños que se han sentido más seguros ante una estampa de la Virgen del Carmen y muchos que pensarán que mañana podrán estar viendo la procesión y que en el futuro lo podrán hacer sus hijos y los hijos de sus hijos porque un día hubo alguien que le antecedió en el tiempo, que, como me ocurrió a mí, con una estampa de la Virgen del Carmen se sintió seguro y creyó, como así fue, que con aquella estampa al lado de su familia nada le ocurriría y estarían libre de cualquier peligro.

Esa fe es la auténtica estampa del Carmen, la gran fiesta que viviremos mañana, la estampa de tantos pueblos volcados con su Virgen marinera. Nuestra propia y valiosa religiosidad, tan sencilla como verdadera, que nada ni nadie podrá cambiar, ni hoy, ni ayer, ni nunca, por muchas iglesias que se asalten y por muchos crucifijos que se quiten ahora de las escuelas.
 (Artículo publicado en Información Jerez el 17 de julio de 2006, vísperas, como hoy, de la festividad de la Virgen del Carmen)

Imagen del ayer de la jerezana calle Juan de Abarca donde estuvo oculta la Virgen del Carmen en tiempos de la II República española.


1931. Fotografía tomada en el claustro al día siguiente del asalto al convento del Carmen por las turbas anticlericales.
Arriba la estampa protagonista de este artículo.







jueves, 12 de julio de 2012

JEREZ PLAZA



Se llamó de Bohórquez Cadahorcos, Callejón de San Francisco y Tras San Francisco. Desde el 22 de abril de 1852, por acuerdo del Ayuntamiento, lleva el nombre de Doña Blanca por  Dª Blanca de Borbón, desgraciada mujer de D. Pedro el cruel, que durante años estuvo sepultada en el cercano convento de San Francisco. La calle Doña Blanca ha sido siempre un lugar lleno de vida comercial, para la historia quedan establecimientos emblemáticos, ya desaparecidos, como el Salón Jerez, el Hotel Comercio, la juguetería Álvarez, Simago, González de Peredo, Tejidos Martín, Muebles Berraquero, o el Hotel Centro con su amplio garaje donde muchos jerezanos y visitantes guardaban aquellos primeros coches que empezaban a llenar la ciudad.

El Hotel Garaje Centro fue uno de los pocos establecimientos hoteleros con los que contaba Jerez, con el tiempo se fue haciendo viejo hasta ser derribado para levantar en su solar, al que se le había añadido parte del viejo edificio del convento de San Francisco de la calle Corredera, el centro comercial Jerez Plaza.

Como la mayoría de los centros comerciales establecidos en el casco urbano pronto la decadencia también hizo mella y sus locales fueron poco a poco quedándose vacíos. Tras varios años de inactividad, una nueva iniciativa pretende darle vida.    En esta pasada semana nos hemos enterado que el centro comercial Jerez Plaza contará antes de la próxima Navidad con una superficie dedicada a la venta de productos de primeras marcas a precios de saldo. La iniciativa ha sido promovida por Acoje, Asunico y la asociación de comerciantes del Mercado Central de Abastos, contando con el respaldo del Ayuntamiento.

            El nuevo espacio comercial se denominará Primarcas y dispondrá de 700 metros cuadrados de superficie, que se dividirá en módulos en los que se instalarán 20 stands de entre 25 y 30 metros cuadrados.

Una iniciativa parecida se ha llevado a cabo, recientemente, en Cádiz donde el comercio tradicional convirtió durante toda una mañana el casco histórico de la capital en un pequeño 'outlet' donde los gaditanos pudieron disfrutar de descuentos y ofertas especiales. El responsable de la organización, valoró positivamente esta actividad, aunque destacó que más que impulsar las ventas, con esta iniciativa se había conseguido el objetivo primordial: «Ganar en imagen y en promoción de nuestro comercio»

A este respecto, Celestino Martínez, experto en ventas, afirma que una gran parte del comercio tradicional está intentando afrontar los cambios del siglo XXI con negocios más propios, casi, del siglo XIX.

 Cada vez queda más claro que la crisis ha provocado, o acelerado, una serie de cambios en la sociedad que han afectado, entre otros comportamientos, a la manera en que el consumidor  entiende las compras, habiéndose modificado la valoración e importancia de aspectos como calidad, cantidad, nivel de exigencia, objeto de la compra o comportamiento ante ella. Hay, por tanto, que definir un público objetivo y orientar hacia éste las marcas, productos, instalaciones, escaparates, filosofía de venta, ambientación, comunicación… para pasar de vender productos a proporcionar experiencias de compra memorables.

Iniciativas como esta de Jerez Plaza vienen a demostrar que todavía existen fórmulas para salvar un comercio que siendo tradicional debe estar a la altura de lo que exigen los nuevos tiempos.
            (Artículo publicado en Jerez Información el pasado domingo 8 de julio de 2012 y al día siguiente en VIVA JEREZ)


Desaparecido Hotel Centro de la calle Doña Blanca


lunes, 9 de julio de 2012

TURISMO DE FACHADAS


El turista que se acerque estos días a Jerez, se encontrará con muchos templos cerrados, con museos supeditados a un horario e incluso con bodegas con las que tendrá que concertar día de visita si quiere descubrir los tesoros que allí se esconden. Pero en su discurrir por Jerez, plano en mano, podrá admirar otro museo público que, de seguro, le pasará desapercibido: el elenco de fachadas artísticas de casas particulares del centro de la ciudad. Su contemplación puede dar lugar a un grato e interesante paseo.

Si comenzamos nuestra andadura desde la Estación de Ferrocarril y nos dirigimos al centro por Diego Fernández de Herrera, en el número 1, llegando a la Plaza de las Angustias nos encontraremos una interesante fachada, esquina de la calle Portería obra del siglo XIX, hoy rehabilitada por una empresa hotelera. En la siguiente esquina, frente a la iglesia de la Trinidad, otra curiosa fachada de Hotel, haciendo esquina, nos llamará la atención, data de 1927 y es obra de Teodoro Anasagasti. Continuando por Corredera junto a la calle Évora podremos contemplar una hermosa fachada neobarroca  realizada en 1926 por Romero Aranda. Más adelante en el número 35 nos encontraremos con una espléndida fachada barroca del último tercio del XVIII. Continuando por la misma acera, en el 26, veremos la sobriedad neoclásica de la antigua fachada conventual franciscana.

Desde la Plaza Esteve podremos admirar la original solución que Aníbal González dio en 1929 a la confluencia de las calles Larga con Santa María, levantando la fachada regionalista del Gallo Azul, emblema de la ciudad. Dirigiendo nuestros pasos por Larga habrá que detenerse ante la elegante y renacentista fachada del palacio del Marqués de Villamarta, hoy establecimiento comercial, para seguir por la Alameda del Banco y contemplar las de Telefónica y la de la Biblioteca Municipal ambas modernistas de Hernández Rubio. En Tornería son dignas de admirar el número 5, con su torre mirador y las dos elegantes fachadas que dan a la plaza Rivero, la del palacio de Garvey y del Casino Jerezano; completando la plaza, el palacio Domecq de la Riba con su fachada remodelada en 1925 y la barroca portada de 1777 de la actual sede de la fundación Teresa Rivero. Antes de salir, por la Puerta de Sevilla a la Alameda Cristina, a la derecha nos encontraremos con la doble fachada que Luis Gutiérrez Soto levantó en la década de los cuarenta del XX sobre los jardines del anexo Palacio de Garvey.

Enfilando la Porvera podremos elevar la vista para recrearnos en la recién restaurada fachada del número 3 remodelada por Hernández Rubio en 1910, la de la Escuela de San José, con su característica Giralda, obra del XVIII, y los números 40 y 52 con sus portadas barrocas. Junto a esta última está la calle Ídolos, por allí podemos seguir nuestro paseo turístico hasta salir a la calle Guadalete, que, girando a la derecha, podremos contemplar, en primer lugar, esquina a Gaitán, lo que queda de la fachada del siglo XVII del antiguo Beaterio de las Nazarenas, hoy de propiedad particular, más adelante, esquina con San Juan de Dios, la imponente fachada neoclásica de mediados del XIX ubicada en el número 3 de la calle San Juan Grande. justamente en frente, esquina con Eguiluz dos interesantes fachadas del XVIII con motivos Eucarísticos y anexas a éstas el monumental Palacio de Domecq con su barroca portada de mármol.

Podríamos seguir por Larga cuyas fachadas números 52 y 50 son dignas de contemplar por sus motivos decorativos y continuar por Honda y Medina donde nos volveremos a encontrar con interesantes ejemplos de fachadas del XIX y de principios del XX. Llegaremos al final de nuestro recorrido de nuevo en la Estación de Ferrocarril, uno de los más claros exponentes del regionalismo andaluz. Nuestro paseo habrá merecido la pena, quizás habremos descubierto lo que se alza sobre nosotros y nunca vimos porque nos interesaban más los escaparates, pero no hay que olvidar que las fachadas son el mejor escaparate de la propia historia de la ciudad.
(Artículo publicado en Información Jerez el 19 de agosto de 2006)

Noble fachada de la calle Corredera 35

Imagen de otros tiempos con el palacio de Villamarta en primer término.



martes, 3 de julio de 2012

LOS DESCALZOS



Los feligreses de la jerezana parroquia de San Juan Bautista de los Descalzos se reunieron el pasado viernes, día 29 de junio, para celebrar el medio siglo que se cumple de su fundación. En torno a la Eucaristía, vivieron junto a su sacerdote, el entrañable Francisco García de Villegas y Alcázar, tan señalada jornada. Con tal motivo fue puesta en escena, en el propio templo de la calle Medina, la obra de Pedro Calderón de la Barca 'El Gran Teatro del Mundo', a cargo del Taller de Teatro Dionisio.

Ubicada al final de la calle Medina, esta iglesia, perteneció al antiguo convento de franciscanos alcantarinos, la llamada rama de los Descalzos. El convento fue fundado el 24 de junio de 1603, fiesta de San Juan Bautista, por el caballero veinticuatro del Consejo de Jerez, don Pedro Fernández de Laiguardia, cuya estatua orante aún permanece en el muro al lado de la epístola del presbiterio. Se estableció primero en unos terrenos cercanos a la Cartuja y al poco tiempo en el sitio actual. Los cronistas nos han transmitido un dato elocuente de la importancia de este convento de San Juan Bautista que en 1752, tenía 47 religiosos y fue sede de una cualificada casa de estudios.

Los frailes abandonaron el convento al promulgarse la ley de exclaustración en 1835. La iglesia volvió a abrirse al culto el 3 de febrero de 1873, dependiente del templo auxiliar de San Pedro y el convento fue desapareciendo con el paso del tiempo. En 1911 cuando se crea la Parroquia de San Pedro y los Descalzos, este templo pasa a ser iglesia filial, estableciéndose un coadjutor para su atención. El primer coadjutor de los Descalzos fue don Luis Pérez Conde, le sustituyó en 1916 don Emilio Ortiz y en 1918 don Emilio Martín Calle que estaría al frente de los Descalzos durante más de dos décadas, posteriormente ocuparían este cargo los sacerdotes, pertenecientes al clero parroquial de San Pedro, don Juan Ruiz Ramírez, desde 1931, que vivía en las habitaciones destinadas al coadjutor en dicha iglesia filial y, desde 1956, don José Leal Andrades, hasta 1962 que pasó de coadjutor a San Miguel, fecha en el que el Arzobispado de Sevilla elevó esta antigua iglesia de los Descalzos a la dignidad de parroquia, desmembrada de San Pedro y conservando el título de San Juan Bautista. La nueva parroquia pasó a ser regentada desde su creación, por el Reverendo Padre D. Francisco García de Villegas y Alcázar, nacido el 27 de diciembre de 1926 en la calle Arcos 18, alumno del colegio del Buen Pastor y nacido a la vida sacerdotal gracias al Fomento de Vocaciones. Este querido sacerdote fue ordenado en Sevilla, siendo destinado primero a Torre Alhaquime durante cuatro años y, posteriormente, de coadjutor, a la sevillana parroquia de San Bernardo, antes de ganar por oposición la plaza de párroco de los Descalzos de Jerez, tomando posesión del cargo el 5 de agosto de 1962.

Cincuenta años de vida se cumplen en este 2012 de esta parroquia de los Descalzos. Una comunidad que vive al amparo de unos muros centenarios rodeados de nuevas edificaciones. Unos muros que acogen solo cincuenta presentes donde caben varios siglos de pasados. Centenarios muros frente a un Jerez en movimiento de tránsito continuo. Cincuenta años de intensa vida pastoral, de bautizos, bodas y comuniones, de atenciones a necesitados y de Amarguras con mayúsculas. Un trocito de ese Jerez que abre sus puertas más allá de la calle Medina y que ahora cumple su medio siglo de autenticidad frente a la abstracción y simbología del gran teatro del mundo.
(Artículo publicado en Jerez Información el pasado domingo 1 de julio de 2012 y ayer en VIVA Jerez)
       
D. Francisco García de Villegas, junto al Obispo Cirarda, en sus inicios como párroco de Los Descalzos.


Año 1942, primero cultos de la Hermandad de la Amargura en Los Descalzos tras su traslado desde la entonces S. R. e I. Iglesia Colegial de Jerez.