Los
cortijos son un potencial en alza dentro de la oferta turística de Andalucía. En
los últimos años, muchos de estos espacios han sido rehabilitados con especial
interés para ofrecer servicios turísticos de gran calidad. En otros casos, han
sido construidos de nueva planta, dando una imagen de modernidad y lujo a estas
construcciones tradicionales. En cualquier caso, la actividad turística ha
supuesto la rehabilitación de haciendas y cortijos que estaban condenados a la
ruina o simplemente a su desaparición, o incluso la creación de nuevas
instalaciones con niveles de calidad que nada tienen que envidiar a los mejores
establecimientos turísticos del mundo.
Estas
edificaciones constituyen una parte muy importante del patrimonio cultural y
etnográfico de los pueblos andaluces, ya que son una expresión más de la
arquitectura popular a través de construcciones integradas en el paisaje y que
responden a una realidad económica y agraria muy definida.
No
menos interesante resulta toda la oferta que gira en torno a estos
establecimientos que se reparten por toda la geografía andaluza. Y es que este
sector se ha adaptado hasta especializarse en aspectos tan valorados por los
visitantes como la gastronomía.
Hace
unos días tuve la oportunidad de acudir al cortijo Ducha, cercano al aeropuerto
jerezano y hoy propiedad del Grupo Romero Caballero, para conocer un poco de su
historia y de su presente, en una conferencia organizada dentro de su amplio
programa cultural.
Este
antiguo cortijo, con orígenes árabes es hoy, tras su rehabilitación un
atractivo complejo de ocio.
En el interesante y más que recomendable blog
de los hermanos García Lázaro, entorno a Jerez, podemos leer que las tierras de
estos pagos, dedicadas en su mayoría a cereal, olivar y viñedos fueron en parte
propiedad del monasterio de la Cartuja de Jerez, posesión que se fue
incrementando hasta su desamortización. Además de ser una importante
explotación agrícola, el cortijo fue la cuna de una renombrada ganadería
caballar y así, los caballos de “pura raza española”, tuvieron en Ducha uno de
sus puntos de cría más afamados, desde que uno de sus propietarios, D.
Cristóbal Romero Zarco la adquirió en 1856 a la familia Calero de Paterna. A la
muerte de Romero Zarco, en 1897, el total de cabezas (caballos, potros, yeguas)
era ya de 226. Eran los tiempos en los que decir Ducha era como decir caballos
y en los que su propietario acometió la remodelación de las instalaciones del
cortijo. Se añadieron entonces más dependencias hasta consolidar un núcleo
rural, a modo de aldea, que llegó a tener una pequeña escuela, naves de aperos,
gañanías, almacenes, cuadras...
Posteriormente
el cortijo fue vendido a un grupo catalán, cayendo en el abandono, hasta su
adquisición por los hermanos Romero Caballero, creando un magnífico complejo
que condensa parte de la historia y la tradición del Jerez rural junto con la modernidad que requieren los nuevos
tiempos.
Los
cortijos son alojamientos desde donde conocer Andalucía. Descubrir su
arquitectura popular es, sin duda una tentación para el visitante. Estampas de
una Andalucía antigua y profunda pero luminosa como la propia cal de sus muros.
(Artículo publicado en Información Jerez el pasado domingo 22 de julio de 2012 y al día siguiente en VIVA JEREZ)
El cortijo de Ducha hace unos años antes de su restauración por el Grupo Romero Caballero. |