El Ayuntamiento de
Jerez ha recibido estos días propuestas, para nuevas ediciones de la Fiesta de
la Vendimia jerezana, tanto por la empresa organizadora de la Fiesta Gastronómica que alberga la
Alameda Vieja desde hace cinco años, sugiriendo el traslado esta cita a La Rosaleda, alegando
razones de accesibilidad y espacio, y por otro lado por la asociación de
comerciantes Acoje, planteando la posibilidad de rescatar la Feria de la
Vendimia y llevarla a las plazas del centro, engalanadas en la ocasión para
llenarlas de público.
Ya en el año 2011, en su primera
edición y desde esta misma columna, nos alegrábamos del éxito
de la nueva feria gastronómica, por lo cuidado de su montaje, por su ubicación
y principalmente por su bajo coste económico para las arcas municipales. Un éxito tan rotundo que provocó incluso que
ya en aquel inicio la noche del sábado el coqueto recinto ferial se colapsara.
La brisa de la cercana bahía que se hace presente allí en los calurosos días de
septiembre y, también, su amplitud sin viviendas cercanas que causara molestia
para los vecinos por el inevitable ruido y alboroto, contribuyó al éxito de la
convocatoria. Una de las soluciones propuestas para su ampliación pasaba por
situar las casetas rodeando las murallas del Alcázar, desde plaza Monti a calle
Armas, con ello se hubiese ganado un espacio más amplio aprovechando la otra
zona de la Alameda Vieja, frente a las casetas, para la instalación de quioscos
y puestos de menor tamaño. Otra iniciativa que pudo ser positiva es el haber
situado las atracciones infantiles en la plaza del Arenal, que unidas al
atractivo del carrusel de época, hubiese contribuido a atraer el ambiente hacia
el centro y potenciaría toda la zona monumental de la ciudad, Catedral,
Alcázar, Alameda Vieja con el complemento de sus cercanas bodegas, y plaza del
Arenal, formando un circuito incomparable para las Fiestas de la Vendimia jerezana
que engancharía al público asistente a transitar de la zona monumental al
centro y viceversa.
Esta fue la propuesta que se hizo
desde esta columna semanal para potenciar unas fiestas que comenzaban a
despertar de un largo letargo, desde que allá por los años ochenta del pasado
siglo desapareciera la Feria de la Vendimia y fuese reemplazada por una especie
de verbena en el entonces solar del Mamelón y los años siguientes por unas
llamadas Fiestas de Otoño que nunca llegaron a cuajar.
El
planteamiento de una feria en el centro de la ciudad es volver a sus orígenes, recordemos
que rey Alfonso X, el Sabio, concedió a nuestra
ciudad, en 1287, la celebración anual de dos ferias. Ferias que se celebraban
en el casco urbano y que con el paso de los años tuvo distintos marcos como el
barrio de Santiago, la zona de Tornería, los aledaños del antiguo convento de
San Agustín y la Alameda Vieja; para posteriormente pasar al Hato de la Carne,
los Llanos de Caulina y por último al hermoso recinto del parque González
Hontoria.
La importancia de nuestras Fiestas de la Vendimia merece esa apuesta y si
volver al casco urbano es motivo para dar vida al centro de la ciudad y, a su
vez, potenciar su comercio tradicional pues bienvenida sea la propuesta. Solo
es necesario que se aúnen criterios y esfuerzos para que, de una vez por todas,
se encuentre la fórmula idónea de celebración del nacimiento del mejor vino del
mundo.
(Artículo que publiqué el pasado domingo 4 de octubre de 2015 en INFORMACIÓN JEREZ y al día siguiente en VIVA JEREZ).
Portada de la revista divulgativa de la Fiesta y Feria de la Vendimia correspondiente al año 1951. |
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