La jerezana Plaza Esteve tiene su origen en antiguos terrenos franciscanos, en aquel “Patio de San Francisco”, un amplio espacio triangular y cerrado que, a modo de compás, servía de antesala de la iglesia y convento. Con el paso de los años este solar empieza ya a utilizarse como mercado, estableciéndose en este lugar distintos puestos de verduras y frutas además de otros relacionados siempre con los comestibles.
Con el paso de los años y el derribo del antiguo convento de San Francisco en 1885, tras pasar a propiedad del Estado por la ley de exclaustración de 1835, este espacio adquiere una mayor amplitud, propiciando que, en ese mismo año y sobre el solar del derruido convento, el Ayuntamiento levantara el actual Mercado Central de Abastos, abriendo una nueva calle que cruza desde la Corredera a la Lancería y que en recuerdo del arquitecto municipal que construyó dicho edificio se le dio el nombre de Plaza Esteve.
Posteriormente, ya en el siglo XX, concretamente en 1949, Fernando de la Cuadra proyecta con gran profesionalidad y acierto el gran edificio que configura todo el frente urbano del Mercado Central, a lo que le sigue el derribo de la manzana situada al inicio de Doña Blanca y la construcción en 1958, por el mismo arquitecto, del edificio que resuelve el chaflán urbano entre esta plaza y Lancería.
Hasta aquí todo acertado dentro de un elegante y moderado historicismo, la controversia surge un años después, en 1959 cuando, promovido por el propio Ayuntamiento se decide retranquear la fachada principal del Mercado Central, ocultándolo a la plaza Esteve y en su lugar levantar un moderno edificio para las oficinas del IARA y para una nueva ubicación del bar- cafetería La Vega que se ubicaba anteriormente en la manzana desaparecida. Pues bien, este edificio es el que ahora se va a derribar, un edificio que muestra una fachada definida en el estudio de la obra de Fernando de la Cuadra como “de un gran brise-soleil formado por una potente retícula de dobles líneas horizontales que exterioriza la rígida distribución interior”. Su relativa modernidad no nos permite analizar a este edificio con la valoración que nos ofrece la perspectiva del tiempo, recordemos los conceptos que tenían los academicistas del siglo XIX sobre el barroco o el poco valor que se le ha dado en estos últimos años a las muestras del Neoclásico tanto civil como eclesial.
La Plaza Esteve volverá con este derribo, una vez más, a cambiar su fisonomía. Perdió su primitivo templo franciscano que fue posteriormente reconstruido, su amplio y pintoresco “Patio de San Francisco”, con sus tres portadas y su pozo central, sus jardines, su convento y amplio claustro, parte de su Mercado de Abastos y su manzana con emblemáticos locales como el Salón Jerez o Los Madrileños. La Plaza Esteve ha sufrido ya demasiadas transformaciones, la última con la construcción del aparcamiento subterráneo y aquel desafortunado “Ovni” que también tuvo que ser derribado, por lo que esperemos que esta vez si se acierte por el bien de la ciudad, de su comercio tradicional y de tan emblemática plaza.
(Artículo publicado en Información Jerez el pasado domingo 18 de marzo de 2012 y al día siguiente en VIVA JEREZ.)
Me ha gustado ver esta entrada Eduardo, el pasado año en Septiembre estuve justo allí. Gracias amigo. Un fuerte abrazo desde el blog de la Tertulia Cofrade Cruz Arbórea.
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Deseo saber cuando fue derribado el antiguo " Bar La Vega" en Jerez
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