El síndrome de Diógenes es un trastorno del comportamiento que se caracteriza por el total abandono personal y social, así como por la acumulación de grandes cantidades de basura y desperdicios domésticos.
En 1960 se realizó el primer estudio científico de dicho patrón de conducta, bautizándolo en 1975 como síndrome de Diógenes. Esta denominación es errónea, pues hace referencia a Diógenes de Sínope, filósofo griego que adoptó y promulgó hasta el extremo los ideales de privación e independencia de las necesidades materiales (lo que se conoce como cinismo clásico); por tanto, desde el punto de vista histórico y conceptual, la acumulación de cualquier tipo de cosas es lo contrario a lo preconizado y practicado por el citado filósofo.
Diógenes vivió como un vagabundo en las calles de Atenas, convirtiendo la pobreza extrema en una virtud. Se dice que vivía en una tinaja, en lugar de una casa, y que de día caminaba por las calles con una linterna encendida diciendo que "buscaba hombres" (honestos). Sus únicas pertenencias eran: un manto, un zurrón, un báculo y un cuenco (hasta que un día vio que un niño bebía el agua que recogía con sus manos y se desprendió de él). Ocasionalmente estuvo en Corinto donde continuó con la idea cínica de autosuficiencia: una vida natural e independiente a los lujos de la sociedad. Según él, la virtud es el soberano bien. La ciencia, los honores y las riquezas son falsos bienes que hay que despreciar. El principio de su filosofía consiste en denunciar por todas partes lo convencional y oponer a ello su naturaleza. El sabio debe tender a liberarse de sus deseos y reducir al máximo sus necesidades
Diógenes campea estos días por la ciudad. Lo vemos en cada esquina, en cada portal, en la calle, a la intemperie y con su manta y su cartón como colchón. No, no ha venido Diógenes a Jerez por efecto de la huelga de basuras, ha venido como viene casi todas las noches buscando hombres honestos que le ofrezca un techo donde cobijarse sin honores y riqueza, hombres llenos de virtud. Camina por la ciudad con su linterna buscando luz en sus ideales de privación e independencia de las necesidades materiales. Un vagabundo en busca de conciencia social ante los desahucios, los intereses económicos, de justicia ante todas aquellas desigualdades que oprimen al hombre.
En el mundo de hoy y, en concreto en nuestro Jerez por aquello de la huelga de la recogida de basuras, nos estamos acostumbrando a convivir con la basura. La prensa basura, la escoria de la sociedad, los negocios sucios, etc. cobran cada vez más protagonismo cuando debería ser todo lo contrario, cuando al final todos sabemos que, como ya propició Diógenes, la virtud es el soberano bien.
De la huelga de basura de estos días también hay que hacer nuestras propias reflexiones, Si se juzgasen las sociedades por los desperdicios que generan, nosotros seríamos los reyes de la basura porque casi nos ahogamos en ella. Hasta la FAO denuncia que entre el 10 y el 40% de la producción de alimentos se pierde sin ser consumida. Despilfarro de una sociedad, testigo impasible del destino de muchos de los alimentos de los supermercados, restaurantes y otros establecimientos. Alimentos que sobran en las mesas, incluso en las nuestras, en las despensas y en los almacenes para pasar a ser el anhelo de los que buscan en los contenedores. Solo hay que darse una vuelta por la ciudad para ver todo lo que tiramos sin ser consumido mientras en tantas partes del mundo vemos la alarmante situación de muchos seres humanos que están en los huesos por falta de alimentos. Sitios donde no hay ni basuras.
Un día Alejandro Magno encontró al filósofo Diógenes mirando atentamente una pila de huesos humanos. Diógenes dijo: "Estoy buscando los huesos de tu padre pero no puedo distinguirlos de los de un esclavo".
(Artículo publicado en Información Jerez el pasado domingo 18 de noviembre de 2012 y ayer en VIVA JEREZ)
Alejandro Magno y Diógenes. |
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