La historia
nos cuenta que en el año 1264 Alfonso X El Sabio fundó a orillas del Guadalete una villa
denominada El Portal que le serviría para apartarse de la ciudad y dedicarse a
meditar y escribir. Un lugar para la tranquilidad y el descanso que el próximo
año cumplirá 750 años de existencia, de cuales no todos han sido tiempos de
relax y sosiego, principalmente por las batallas que han tenido que librar sus
moradores con el cercano río Guadalete. Un río que permitió crear con los años un gran embarcadero que serviría para llevar
los vinos de Jerez desde el
Guadalete a Europa primero y a
América después. Es
entonces, con el embarcadero, cuando aparecen de nuevo los primeros
asentamientos en la actual barriada de El Portal. En 1899 comienza a
construirse la azucarera, que tuvo una corta vida puesto que fue cerrada en
1906. Las
primeras construcciones, más allá de las chozas originarias, tuvieron como fin albergar las oficinas
de la azucarera y las viviendas de los trabajadores.
Entre los
años 1948 y 1950, se
construyeron las primeras viviendas de las que hoy forman la barriada de El
Portal. Sus primeros habitantes se dedicaban al trabajo en el campo y en los
grandes latifundios que
rodeaban la barriada: un grupo vivía de la pesca con zarampaña (red atada a dos
postes o dos árboles en cada orilla), y otro, los que menos, de la industria.
Contó,
también, la barriada rural de El Portal con una estación apeadero de tren de
cierta importancia. Construida en 1854, formó parte del primer tramo
ferroviario de Andalucía y el tercero en España.
Actualmente,
la barriada tiene unos 700 habitantes que viven con el miedo en
el cuerpo cada vez que las lluvias obligan a abrir los pantanos y desembolsar
aguas. Volvió a ocurrir esta semana
reviviendo aquellas riadas de los
últimos años, más concretamente de 2009 y 2010. Otra vez a abandonar sus casas
y a poner el ganado y los enseres a salvo ante el posible desbordamiento del
cauce del Guadalete.
Muchos
de los vecinos de El Portal y El
Portalillo viven en zona anegables, están desesperados porque el problema
parece no tener arreglo y las actuaciones que se han realizado no dan el
resultado deseado de momento, ni siquiera las viviendas que construyó el
Ayuntamiento en la zona alta de El Portal, para acoger a las familias cuyas
viviendas se encuentran más próximas al cauce, han sido la solución por las
propias dificultades de los vecinos para hacer frente a los gastos de alquiler.
Tres años después, los vecinos permanecen en las mismas casas, muchas de ellas
levantadas de manera ilegal hace más de 100 años. Unos porque no pueden emigrar
y otros porque no piensan moverse de la que siempre ha sido su vivienda. Un
asunto, por tanto, complicado.
Dice
la letra del villancico que los caminos se hicieron con agua, viento y frio. Un
camino histórico el de esta barriada rural que no está exento de todos estos
elementos, principalmente de agua. Un agua que llega a este Portal del siglo
XXI con demasiada asiduidad, perturbando
esa tranquilidad que un día buscó aquí el rey sabio y durante toda la historia
han buscado sus vecinos entre los parajes del histórico Guadalete y el amparo
de la sierra de Cristóbal. La solución no es fácil porque, como en la poesía de Pepita Segura, “La
naturaleza es sabia a veces, otra es guerrera y otra brava, quien pudiera
controlarla y parar sus atacadas”.
(Artículo publicado en Información Jerez el pasado domingo 10 de marzo de 2013 y ayer en VIVA JEREZ).
Azucarera de El Portal cuando aún no había sido parcialmente destruida por un incendio. |
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