En 1539, en
Granada, vive un hombre de aspecto humilde llamado Juan Ciudad, que al tratar
de denunciar las desigualdades sociales, es tomado por loco y recluido en un
hospital. Cuando por fin sale de su encierro, viaja por todo Granada con la
enorme tarea de ayudar a los más humildes. Sin embargo, su esfuerzo y su
generosidad provoca envidias, al ver en aquel hombre a un agitador de masas.
Pero gracias a sus obras, Juan Ciudad termina por ser San Juan de Dios
Una de las órdenes religiosas radicadas en Jerez desde
hace siglos es la Orden Hospitalaria fundada por San Juan de Dios. El ejemplo y
la fama de santidad de Juan de Dios, el hombre que supo amar, cundió en pueblos
y ciudades de España y fueron muchos los hombres que se consagraron al cuido de
los enfermos en los hospitales que en pocos años levantaron los Hermanos en
España, Portugal y América Latina.
Jerez de la Frontera fue una de las primeras ciudades
españolas que se benefició de la presencia de los hijos de San Juan de Dios. En
1564 llevaba a nuestra ciudad procedente de Carmona, su villa natal, un joven
de 18 años, animado del noble afán de ejercer la caridad cerca de los pobres y
enfermos. Se llamaba también Juan, Juan Grande, y toda su vida fue un ejemplo
de amor al prójimo. En 1577 Juan Grande, que gustaba llamarse Juan Pecador,
solicita ingresar en la Orden de San Juan de Dios. Su espléndida y humanitaria
obra le llevó, junto a sus hermanos profesos, a hacer extensiva su labor
hospitalaria del contorno jerezano como Arcos de la Frontera, Sanlúcar de
Barrameda, Villamartín, Puerto de Santa María y Medina Sidonia. El año 1600 se
declaró una terrible epidemia en la ciudad de Jerez y el caritativo Juan
Grande, que también supo como amar al prójimo, en contacto directo con los
apestados contrajo el terrible mal, muriendo el 3 de junio de dicho año en la
celda del hospital jerezano de la Candelaria, fundado por él mismo. La Santa
Sede le reconoció su grandes virtudes declarándolo Beato y posteriormente
Santo. La diócesis de Asidonia-Jerez lo tiene por patrono.
Esta pasada semana ha fallecido
Miguel
Pajares, el religioso español de la Orden de San Juan de Dios cuya labor ha sido conocida tras ser infectado por el virus del ébola y ser repatriado a España. Estudió
Enfermería antes de ordenarse sacerdote y durante 18 años trabajó en misiones
en países como Irlanda, Ghana o Liberia. En Liberia,
precisamente, fue donde pasó los últimos siete años de su vida, en concreto, en
el hospital San José de Monrovia,
donde el pasado día 2 había muerto de ébola su
director, el hermano Patrick Nshamdzea, a quien había cuidado. De 75 años,
Pajares, el mediano de cinco hermanos, había nacido en La Iglesuela, una
pequeña localidad de apenas 500 habitantes, que está situada en el noroeste de
la provincia de Toledo. Era miembro de la
Orden Hospitalaria de San Juan de Dios (OHSJD) desde los 12 años y quienes le
conocen no escatiman elogios sobre él.
La
historia se repite y el espíritu de la Orden Hospitalaria, por mucho que haya
cambiado la sociedad e incluso los hospitales, sigue presente en personas que,
como Juan Ciudad o Juan Grande, no olvidaron aquella lección que aprendieron un
día enseñándole lo que es amar hasta el punto de entregar la vida por los
demás. El ejemplo y el testimonio del Hno. Pajares así lo confirma.
(Artículo publicado en Información Jerez el pasado domingo 17 de agosto de 2014)
El antiguo sanatorio jerezano de Santa Rosalía y Beato Juan Grande, hoy Hospital San Juan Grande de los Hermanos de San Juan de Dios, en sus inicios |
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