Lo
dice el popular villancico: “Los ángeles son de
barro, la Virgen y San José, de barro las ovejitas, la mula y el buey, y de madera
tallá, Melchor, Gaspar y Baltasar. Pero el Niño que está en el portal, ese sí
que es de vera, ese si es de verdad”.
El Papa acaba de subrayar que así como Jesús, hoy los
niños también son un signo de esperanza y vida, pero también un signo de
“diagnóstico” para entender el estado de salud de una familia, de una sociedad
y de todo el mundo.
“Cuando los niños son recibidos, amados,
custodiados, tutelados, la familia está sana, la sociedad mejora, el mundo es
más humano. El Niño de Belén es frágil,
como todos los recién nacidos. No sabe hablar y, sin embargo, es la Palabra que
se ha hecho carne, que ha venido a cambiar el corazón y la vida de los hombres.
Este Niño, como todo niño, es débil y necesita ayuda y protección. También hoy
los niños necesitan ser acogidos y defendidos desde el seno materno'', explicó
el Pontífice.
Francisco lamentó que en este mundo,
donde se han desarrollado las tecnologías más sofisticadas, existan por
desgracia muchos niños en condiciones inhumanas, que viven al margen de la
sociedad, en las periferias de las grandes ciudades o en las zonas rurales.
“Todavía hoy muchos niños son
explotados, maltratados, esclavizados, objeto de violencia y de tráfico
ilícito. Demasiados niños son hoy prófugos, refugiados, a veces ahogados en los
mares, especialmente en las aguas del Mediterráneo. De todo esto nos
avergonzamos hoy delante de Dios, el Dios que se ha hecho Niño. Y nos
preguntamos: ¿Quién somos nosotros ante Jesús Niño? ¿Quién somos ante los niños
de hoy? ¿Somos como María y José, que reciben a Jesús y lo cuidan con amor
materno y paterno? ¿O somos como Herodes, que desea eliminarlo?...”, se
cuestionó el Papa.
Un año más, y son ya demasiados, el
Niño Jesús del portal que montamos todos los jerezanos en el centro de la
ciudad y que será adorado por reyes; ese Niño Jesús que es de veras porque
representa no solo a la Verdad y el Amor sino también a todos los niños del
mundo, ha vuelto a ser maltratado. Años atrás fue mutilado, abortado y abandonado en un rincón y en este año ha sido arrojado al agua
como simbolizando todos esos niños ahogados en los mares por la injusticia y
las desigualdades humanas.
Por eso, porque ese Niño
Jesús del portal jerezano representa tantas cosas es un niño vivo, lleno de
mensajes, al que hay que proteger porque simboliza mucho no solo para el
creyente sino también para una sociedad en la que el niño está demasiadas veces
a expensas de los Herodes de los nuevos tiempos.
Los vándalos que, un año
más, han atentado contra el Belén instalado en la plaza del Mamelón, cebándose
con el Niño Jesús, no han venido más que a mostrar un signo de ese
“diagnóstico” de una sociedad que cada vez respeta menos lo que para otros es
sagrado, a un niño indefenso que no causa daño a nadie y que está tan vivo como
proclama la popular letra del villancico. Que esos monarcas que se postrarán ante
este Niño Dios lleguen cargados de esperanza y vida en especial para esos niños
del mundo que tanto necesitan de la protección de todos.
(Artículo publicado en INFORMACIÓN JEREZ el pasado domingo 4 de enero de 2015)Nacimiento municipal montado hace años en la logia del Cabildo Viejo jerezano. El acceso al mismo estaba protegido por la reja que cierra este espacio. |
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