Existe
en Jerez una imagen de la Virgen, en el templo de San Marcos, ante la cual y en
numerosas ocasiones se habían llevado reconciliaciones de litigios entre nobles
caballeros. Según acta documental, el 15 de marzo de 1541 se creó la Hermandad
del Santísimo Sacramento y Santa María de la Paz. Tomando por titular a Jesús
Sacramentado y a esa imagen de la Virgen ante la que tantos caballeros firmaron
la paz y posteriores concordias. 475
años se cumplirán en el 2016 de la creación de esta Hermandad Sacramental. Pues bien, 475 años después la paz sigue
siendo esa paloma blanca que de vez en cuando se nos escapa para dar paso a los
conflictos y las guerras.
A
pesar de todos los pesares – envidias, odios y resentimientos- de cuanto pueda
enturbiar el alma humana, necesitamos serenidad, tranquilidad y paz. Y el deseo
de paz es tan necesario para poder alcanzar, siquiera un rato, la felicidad,
que solo a un trastornado se le puede venir en ganas el impulso violento de la
agresión. Sin embargo, es palpable, que hay odio, resentimiento y
enfrentamientos en el mundo actual. Ambiciones e intereses oscuros dispuestas a
llevarse por delante, o al menos intentarlo, a cuanto se le ponga enfrente.
Razones para quienes han de justificar permanentemente sinrazones de
comportamiento. Por todo eso y mucho más hemos de esperar paz. Hemos de pedir
paz externa e interna. La paz se nos pierde en la historia y en el tiempo, la
paz de antes y la paz necesaria de hoy. La paz fecunda que cada vez es más
necesaria que nos invada. Esos tiempos de paz que deberían ser eternos.
En
muchas ciudades de España en este fin de semana se ha encendido la Navidad. Con
el encendido del alumbrado navideño las ciudades se transforman, cobra vida
y alegría, llenando de musicalidad y de color el ambiente. Con la luz de
la Navidad vuelven los villancicos, las tradicionales coplas de Nochebuena que
nos llenan de mensajes de amor y de paz. Solo hay que volver a oír esa “Noche
de paz” que es todo un himno del amor y de la fraternidad en el mundo, para
sentir que la Navidad es tiempo pacificador y de justicia. Porque no olvidemos
que la paz no existe si no hay justicia. Esa justicia que significa que los
derechos de todos son respetados, que todos son considerados iguales en
dignidad, que nadie es marginado ni discriminado por sus ideas, religión, raza,
color de la piel, situación económica, o situación sexual. Hay justicia cuando
todos tienen igualdad de oportunidades y pueden ser satisfechos en sus
necesidades básicas de salud, vivienda, educación y trabajo. No hay justicia
cuando algunos tienen mucho y les sobra, y muchos tienen poco o nada, y les
falta. Navidad es solidaridad y hacer esfuerzos para que esa paz, que tanto
mencionaremos estos días en esas tradicionales coplas de Nochebuena, se haga
realidad y no se esfume como el humo de las fogatas zambomberas.
Después
de tantos siglos los caballeros del mundo siguen empeñados en que la paz y
concordia brille por su ausencia, que los conflictos y las armas sigan
protagonizando titulares de prensa. No es tiempo de bombas sino de paz, ya lo
dijo Albert Einstein: “Cuando me preguntaron sobre algún arma capaz de
contrarrestar el poder de la bomba atómica yo sugerí la mejor de todas: La
paz.”
(Artículo que publiqué el pasado domingo, 29 de noviembre de 2015, en INFORMACIÓN JEREZ y al día siguiente en VIVA JEREZ).
Santa María de la Paz y Concordia. Parroquia de San Marcos. Jerez. |
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