No
voy a hablar de la herencia que el presidente Zapatero dejó a Rajoy tras su
marcha de la Moncloa cuando el nuevo gobierno se enfrentó a los 16.000 millones
que había que sanear en Sanidad, 62.000 en el sistema financiero o 20.000 en
infraestructuras, porque de toda su herencia al completo ya se encargan los
analistas del llamado zapaterismo. Ni
de las meteduras de pata del que fuera concejal madrileño de cultura Guillermo
Zapata. Ni siquiera de los logros del libertador mexicano Emiliano Zapata. Voy
a hablar de algo mucho más simples como son las tiendas de zapatos. Y viene al
caso dada la expectación levantada recientemente por el anuncio de que en Jerez
se va a instalar una fábrica de zapatos, que ofrecerá un número considerable de
puestos de trabajo, cifra que aún está por ver, ya que las informaciones
ofrecidas estos días varían considerablemente.
La industria zapatera parece que está de moda, esta misma
semana se ha conocido que el emprendedor jerezano Abraham Zambrana, Premio Ciudad de Jerez 2015 a la creación por su
marca de calzado, ha inaugurado un establecimiento en la pedanía en la que
nació, la Barca de la Florida, y no es extraño comprobar cómo algunos de los
locales comerciales que se quedan vacíos se reabren como zapaterías, debido a
la gran variedad de calzado existente en la actualidad tanto para hombre como
para mujer, incluso por la influencia de la moda unisex.
Desde
mediados del siglo XVIII, es decir, desde el principio del período llamado Revolución
Industrial, la industria del calzado empieza a
consolidarse con el empleo de mano de obra, la numeración del calzado y el
montaje de industrias destinadas a la fabricación de zapatos.[] La historia de la zapatería
en Jerez viene de antiguo pues ya en el siglo XVI se conoce la constitución de
una hermandad profesional de los que se llamaban artistas autores que aglutinaba al gremio de zapateros, fue
aprobada el 24 de mayo de 1603, tenía por titulares a los Santos Mártires Crispín
y Crispiniano y estaba establecida en la antigua capilla de Ntra. Sra. de
Loreto, situada en lo que hoy es la Basílica del Carmen. A principios del siglo XX
existían en Jerez varios oficios relacionados con el calzado, desde las
alpargaterías a los zapateros a medida o los almacenes de calzado, actuales
zapaterías, como la P.U. frente al Gallo Azul, La Elegancia en la calle
Corredera, La Realidad en la Lancería, La Iberia en la calle Algarve o El
Porvenir en la calle Larga 11 y 13. Hace cincuenta años tiendas de calzado como
las de Pedro y Esteban Herrero o Ramón y Vicente Valero, Astorga, Bonanza,
Bambino o Ciudad del Betis suministraban de zapatos a todo Jerez, luego
llegarían las grandes superficies proliferándose aún más las zapaterías. Señal
de que es un negocio que no decae con el tiempo ya que existen evidencias de
que desde los orígenes de la humanidad el hombre ya utilizaba
pieles de animales y fibras vegetales para proteger sus pies, elaborando
cubiertas y sandalias.
Bienvenida sea, por tanto, esta nueva fábrica de calzado a Jerez
que vendrá a dar un paso más en la creación de empleo y riqueza para la ciudad.
Cuentan que
el trabajo será muy específico y muy técnico así que esperemos que la apuesta
tenga éxito y la multinacional encuentre aquí la horma de su zapato.
(Artículo que publiqué en INFORMACIÓN JEREZ el pasado domingo 13 de diciembre de 2016 y al día siguiente en VIVA JEREZ)
"LA BOTA DE ORO", clásico negocio jerezano de zapatería perteneciente a la familia Herrero que estaba establecido en la calle Doña Blanca. |
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