Cuentan
los historiadores que en el Jerez de la antigüedad existía tan sólo un manantial
y sus aguas eran salobres, por lo que desde la época islámica esta corriente
era ya utilizada exclusivamente como vía de evacuación de residuos. Del
manantial que al parecer nacía en la zona de la actual Basílica del Carmen fluía un arroyo por las actuales calle
Castellanos, plaza Peones, calle Curtidores, calle Barranco, plaza del Arroyo, calle Calzada del
Arroyo, calle Ermita de Guía, calle Pasaje Cristo del Perdón y desembocaba en
las playas de San Telmo. En
la plaza del Arroyo se estancaba en un pequeño lago y allí era donde el gremio
de los curtidores, que se
encontraba en sus inmediaciones,
arrojaban los desechos y desperdicios de sus propias labores, lo que
provocaba mal olor y convirtió al lugar en una zona muy insalubre. En el año 1598 se procedió al soterramiento del mismo hasta
el día de hoy, donde circula bajo la ciudad, llegando también hasta la Ermita
de Guía. Dado a la desaparición de las playas de San Telmo el arroyo es lógico
pensar que actualmente desemboque en alguno de los arroyos que dan al río Guadalete.
A
partir de esta cobertura la zona pasó a ser de una de las más insalubres a una
de las más distinguidas. Con la construcción de la Catedral y
el acondicionamiento urbano que la zona requería (eliminación del barranco y
derribo de casas para construir las escalinatas y crear espacio y perspectiva
frente al templo), la plaza de Arroyo pasó a convertirse en uno de las parcelas
más elegantes de la ciudad. Muestra de este rango son los palacios de Bertemati y
de los Condes
de Puerto Hermoso, que abren sus fachadas a la plaza. Llevó los nombres de plaza de San Bartolomé por el cercano
hospital homónimo, también llegó a ser denominada como plaza del Duque de
Tetúan y por último plaza de Domecq en recuerdo y homenaje a la benefactora
familia que habitó el palacio de Puerto Hermoso.
Hoy la zona del Arroyo es, por un lado una de las puertas de
acceso al centro urbano de Jerez, forma parte de un itinerario turístico entre
la hermosa y monumental plaza de la Asunción y la Catedral jerezana, donde
habitualmente hay que transitar por la antigua calle de la Cárcel, hoy José
Luis Díez en memoria del ilustre marino que colaboró en el proyecto del Submarino Peral., una calle, más bien cuesta, que ha sufrido en los últimos
tiempos transformaciones urbanísticas nada acordes con el entorno urbano,
alterando notablemente su aspecto original. En el otro lado la zona del Arco
del Arroyo, un espacio que también está necesitado de actuación tanto a un lado
como a otro del histórico arco.
La
alcaldesa ha presentado esta pasada semana la propuesta de regeneración urbana
de este eje viario que discurre entre el Arco del Arroyo y la Plaza de la
Asunción, una actuación destinada a transformar esta zona de gran potencial
turístico en un espacio singular, que contribuya a dinamizar la actividad
económica y social de la zona, promoviendo una mayor afluencia de visitantes,
tanto a los espacios públicos regenerados, como a los monumentos del
entorno. Una buena noticia para el casco histórico si no queda esta
regeneración, como en otras ocasiones, en meras promesas, ya que el espacio por
su situación privilegiada lo merece.
(Artículo que publiqué en INFORMACIÓN JEREZ el pasado domingo 19 de noviembre de 2017 y al día siguiente en VIVA JEREZ)
Plaza del Arroyo en el año 1956 |
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