Uno
de los recursos turísticos más importantes de las ciudades es la riqueza
cultural, artística y monumental de sus cascos históricos. Labores de recuperación
han hecho posible la puesta en valor turístico de las zonas antiguas de
nuestras ciudades, en las que se mezclan estilos arquitectónicos y en las que
uno de sus principales atractivos son sus propios habitantes, los que dan vida
a esos núcleos urbanos tan singulares y que tanto interesan a los visitantes.
Envuelto en la magia de la ciudad y en una atmósfera donde se confunde presente y pasado,
los hoteles ubicados en los cascos históricos suelen emplazarse en edificios
antiguos, en algunos casos hasta emblemáticos, llenos de historias que contar,
perfectos para quienes deseen visitar la ciudad o acudan a reuniones de trabajo
y congresos. Hoteles que han encontrado acomodo en construcciones levantadas en
algunos casos hace varios siglos y que, a pesar de haber sido renovadas para su
nueva función, aún conservan elementos y, sobre todo, la esencia de aquella
época. Estas características históricas permiten a estos establecimientos
ofrecer estancias singulares, más familiares y acogedoras, que hace que el
cliente se sienta como en su casa. Es evidente que no hay dos hoteles iguales.
Pero en este caso, en concreto, las similitudes desaparecen por completo. Cada
uno de ellos posee un patrimonio inherente, unas características propias de las
que disfruta el cliente y que los convierte en alojamientos únicos. Hoteles,
por tanto, con un encanto especial.
En nuestra localidad, en Jerez de la Frontera, han
proliferado en los últimos tiempos varios establecimientos de este tipo,
ubicados en el intramuros de la ciudad, que, frente a la degradación de su
entorno, ofrecen el contrapunto de los que se han venido a llamar como “hoteles
con encanto”.
Esta pasada semana ha trascendido la noticia de que un
nuevo hotel se abrirá próximamente en la calle Santa Isabel, frente a la calle
Visitación y en un caserón catalogado lo que garantiza su conservación. Una
apuesta más por la potenciación del casco histórico jerezano que se vendrá a
sumar a otros ya en marcha como el futuro Hotel Casa Palacio
María Luisa, un cinco estrellas con categoría de Gran Lujo que se ubicará en el
señorial edificio del siglo XIX que ocupara hasta hace poco el Casino Jerezano,
en la calle Tornería o el que la firma vinatera González Byass pretende abrir
próximamente en la plaza de la Encarnación. A estas iniciativas se suman otros
hostales más pequeños, también denominados con el castizo nombre de fondas,
o los apartamentos turísticos que
últimamente vienen proliferando en el casco antiguo gracias, muchos de ellos, a
la iniciativa de emprendedores extranjeros que han visto en este tipo de
negocio una garantía de futuro.
Los hoteles en los cascos
históricos son todo un revulsivo turístico para una zona de la ciudad que está
pidiendo a gritos
actuaciones urgentes y que sólo desde una decisiva y eficaz actuación conjunta,
tanto desde la administración como desde el sector privado, puede hacer que
encuentre su definitiva recuperación. Bienvenidos sean estos hoteles al casco
histórico y que no quede únicamente en hechos aislados sino que, aunque sea
poco a poco, el resurgir de ese Jerez de nuestros orígenes recobre la vida, la riqueza cultural,
artística y monumental que siempre
tuvo. Un pasado patrimonial al que hay que seguir inyectando vida antes que se
nos muera del todo.
(Artículo que publiqué en INFORMACIÓN JEREZ el pasado domingo 12 de noviembre y al día siguiente en VIVA JEREZ)
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