Leíamos
en este mismo medio, hace unos días, una información del compañero Paco Aleu
sobre el nuevo uso que se le va a dar al edificio de los antiguos Almacenes
Tomás García en la calle Lancería. Un original edificio de fachada modernista
con cierros de hierro y una magnífica decoración cerámica que da una nota de
color a tan céntrica calle. Sobre la historia de esta emblemática y señorial
tienda de tejidos que, durante años, formó parte de una época dorada del
comercio jerezano, contaba mi amigo Manolo González de la Peña que el padre de
su bisabuelo Tomás García, venía a Jerez, desde Soria, con una piara de burros
cargados de telas. Hacia toda la Ruta de la Plata. Aquí, en Jerez, tenía un
cliente que le dijo que le dejara a su hijo Tomás para que fuera aprendiendo en
el negocio de los tejidos. Después de un tiempo, su abuelo Tomás, se buscó un
socio bodeguero y se estableció por su cuenta, creando su propio negocio que al
principio llamó García y Compañía. Tuvo nueve hijos. Cuatro varones: Raimundo,
Tomás, Vicente y José y cinco hembras, Petra, Juana, Ana, Feliciana y Carmen.
Raimundo y José, continuaron con el negocio. Al morir Raimundo, joven, fue José
el que cogió las riendas de Almacenes Tomás García. Después de fallecer, su
hijo José Antonio (Nono) y su hija Fina, estuvieron al frente del negocio hasta
que lo traspasaron o vendieron.
Para
muchos jerezanos Almacenes Tomás García fue uno de los comercios más
prestigiosos y tradicionales de la ciudad. La nobleza de su mobiliario, sus
estanterías, mostradores y vitrinas daban empaque a todo el local.
Características eran esas sillas siempre dispuestas para acoger a clientes que
venían en busca de tejidos de calidad o a esas madres y abuelas que acudían con
sus hijas o nietas en busca de Manolo Monroy para asesorarse a la hora de
elegir sus trajes de novias. Arana,
Cazalla, Lozano, Guillermo y Armando en la sastrería, Carlos, Alfonso, José
María, Francisco de los Reyes fueron algunos de los empleados experimentados y
profesionales, de agradable trato y de plena confianza que pasaron por esta
casa. Un referente, sin duda, de Almacenes Tomás García fue Manolín González,
un empleado histórico, no en balde fue su abuelo Aureliano cuñado de uno de los
socios propietarios, el que trajo a su padre en el año 1914, con casi 12 años,
a estos almacenes, permaneciendo tras el mostrador hasta pasados los ochenta
años..
Ahora
este singular edificio que albergó a los Almacenes Tomás García, mantendrán la
actividad comercial en sus bajos y sus viviendas pasarán a ser apartamentos
turísticos. Los tiempos cambian pero la huella del pasado permanecerá para siempre
en el edificio. Estamos retrocediendo en calidad y en la diversidad de tiendas
clásicas, dilapidando nuestra memoria y potenciando una imagen urbana vulgar y
anodina. Fuimos hace tiempo una ciudad emblemática por acoger un comercio de
auténtica categoría, de lo que hoy queda muy poco. Preciosos comercios
tradicionales, como lo fue Almacenes Tomás García, bastantes de los cuales han sido sustituidos por negocios de la
globalización. Cada día que pasa es más urgente definir un modelo de comercio
para el centro de la ciudad y su casco histórico, estableciendo una política de
protección de su patrimonio y promoviendo planes para salvaguardar un tipo de
comercio que forman parte también de la propia identidad de la
ciudad.
(Artículo que publiqué en INFORMACIÓN JEREZ el pasado domingo 10 de junio de 2018 y al día siguiente en VIVA JEREZ)
Don Tomás García (a la izquierda) con sus empleados. |
Fotografía del ayer de los Almacenes Tomás García. |
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