La
calle Consistorio de Jerez, de un tiempo a esta parte, es el lugar donde más
protestas por metro cuadrado se realizan al año en la ciudad. La última, esta
misma semana, protagonizada por más de 300 agentes que secundando la protesta
de Jusapol, la asociación integrada por policías nacionales y guardias civiles,
han reclamado su equiparación salarial.
Las
puertas del Ayuntamiento, en la calle Consistorio, se ha convertido en una
prolongación del salón de plenos para acoger a cuantos ciudadanos desean que se
le escuche en sus reivindicaciones. Una calle histórica que compite últimamente
en cuanto a establecimientos hosteleros se refiere y que, de vez en cuando, se
ve en la tesitura de compatibilizar su actividad con toda ese ruido y algarabía
que supone esas manifestaciones reivindicativas.
Indagando
en la historia podemos conocer que esta calle es el resultado de la demolición
de una manzana que ocupaba su espacio central desde las calles Latorre y Remedios
hasta la plaza de la Yerba y que dejaba a cada lado dos estrechos callejones.
Uno llamado Empedrada de los jubeteros (lo que nos viene a recordar la
tradición jerezana de empedrar sus calles) y otro de la Ropahecha por las
tiendas de este artículo que allí habían. El trozo de calle que desembocaba en
la plaza del Arenal se denominaba de la Puerta Real, nombre que le puso el rey
Alfonso X el Sabio, en 1.264. También llevó los nombres de la Caridad, por estar
en ella el Hospital de la Santa Caridad; de Niceto Alcalá Zamora, por el primer
presidente de la 2ª República Española y de Calvo Sotelo por el político
español. Finalmente volvió a recuperar el nombre de Consistorio, rotulada así
en 1.840, año en que se trasladó el Ayuntamiento ó Cabildo viejo, que estaba en
la Plaza de Escribanos, al edificio del antiguo Hospital de la Caridad. Hoy la
calle Consistorio jerezana es el termómetro donde medir los pro y los contras
de la ciudad, donde al igual se llegan a acuerdos municipales, se reivindican
derechos, que se imparte cultura desde la sede académica de San Dionisio o se
degusta los manjares de esta tierra a la sombra de sus frondosos árboles y
antiguas fachadas. En el recuerdo quedan ya aquellos negocios que marcaron
épocas como el Café Consistorio, el bar Adeli, la droguería de Quirós o Casa
Márquez, y tantos otros que hicieron de la calle Consistorio un lugar lleno de
vida comercial.
Mientras
en algunos lugares de España hay quienes quieren monopolizar la calle para sus
propios intereses independentistas la calle Consistorio jerezana ha demostrado
que es de tantos que ya lo es de todos, de todos los que respetando las reglas
del juego hacen uso de ella, tanto para reivindicar como para disfrutar del paseo o de la parada
en alguna de sus muchas terrazas que han ido llenando esta antigua entrada al
Jerez intramuros por la Puerta Real. La obligación de
cualquier Ayuntamiento es escuchar la voz de la calle, para solucionar los
problemas en el menor tiempo y de la mejor forma posible. La calle Consistorio
jerezana se ha convertido, sin ella pretenderlo, en la vocera de tantos como
sienten sus derechos silenciados. Ojalá llegase el día en el que los pitos y
las bocinas desaparecieran de las puertas de nuestros Ayuntamientos porque será
un buen indicador de que muchos de los problemas colectivos habrán
desaparecido.
(Artículo que publiqué en INFORMACIÓN JEREZ el pasado domingo 28 de octubre de 2018 y al día siguiente en VIVA JEREZ)
La calle Consistorio en el pasado. |
Fotografía del ayer de un grupo de jerezanos en la calle Consistorio, justo en el lugar donde se suelen hacer las manifestaciones de protestas frente al Ayuntamiento. |
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