martes, 27 de diciembre de 2011

EL AÑO DEL PATRIMONIO


El 2006 ha sido un año especialmente significativo para el patrimonio monumental jerezano. El deterioro de muchos de nuestros templos y la rehabilitación de otros han sido constante noticia; también edificios civiles, de gran valor artístico, han cobrado protagonismo por ser objeto de proyectos o restauraciones, incluso diversas circunstancias no relacionadas, en concreto, con las obras, llevó a portadas de periódicos alguno de nuestros más emblemáticos edificios.

Comenzamos el año con Santiago y San Dionisio cerrados, San Miguel lleno de redes y con el Alcázar, el antiguo convento de San Agustín y los claustros de Santo Domingo continuando su proceso de restauración. En verano surgió la polémica con la intención de compra del templo de San Juan de los Caballeros por parte del Ayuntamiento con el fin de darle una actividad cultural en la ruta de la ciudad del flamenco. Con gran acierto, en este año que ahora finaliza, se ha rehabilitado el edificio Bertemati como Casa de la Iglesia, las fachadas del palacio Domecq, las antiguas Carnicerías Viejas, el convento del Espíritu Santo, parte de la muralla de la Puerta Real, distintas casas señoriales y, gracias a Endesa, se ha acometido la instalación de nueva iluminación en importantes monumentos jerezanos, además de cuantos proyectos están próximos a llevarse a cabo con el patrocinio de distintas instituciones u organismos.

Todo ello es una realidad gracias a la preocupación existente por la conservación del patrimonio Jerez da muestra de ello, tanto la plataforma pro-Santiago como la que anteriormente encabezó Santiago Zurita, a quien el barrio de San Mateo aún debe una calle, por cuanto trabajó, luchó y sigue luchando, por ese templo del Evangelista del ángel; han sido un claro exponente de una ciudad que vela por su patrimonio.

El 2007 debería ser el año de la reapertura de San Dionisio, con su magnífica nave mudéjar y su imponente retablo mayor; el de la total restauración de San Miguel por cuanto significa para esta ciudad en todos los sentidos; el de la culminación de las obras en nuestro histórico Alcázar; el de la apertura, con todo su esplendor recuperado, de los claustros de Santo Domingo, y mejor aún como museo de cofradías; de la recuperación de esa joya renacentista del Palacio de Riquelme, la gran asignatura pendiente, que esperamos pronto verlo reconstruido como ese museo pictórico del que estamos tan faltos.

El 2007 será el año de la nueva Carrera Oficial, otro museo andante e incomparable; del monumento a la Inmaculada, más que justificado por la rica e histórica vinculación inmaculista de nuestra ciudad; de ese museo de la ciudad que potenciará tanto nuestra proyección internacional; de ese museo belenista que condensará cuanta riqueza posee Jerez en torno al nacimiento del Niño Dios y de nuevas viviendas en monumentales bodegas. Esperemos que sea el año del gran impulso para la feliz culminación de las obras de la ciudad del flamenco, por cuanto significa para la cultura y para la potenciación de un barrio tan antiguo como el de San Lucas, y el año jacobeo jerezano al ver a nuestra iglesia de Santiago camino de su reapertura.

El final de año nos viene con mesas llenas de uvas, fruto de ese patrimonio jerezano que cubre campos en forma de cepas, ese patrimonio jerezano que no necesitó artistas, ni afamados arquitectos, ese patrimonio monumental que nace y no se hace. Esas uvas que en Jerez se hacen vino señor y señor vino, un vino que bebiendo con medida alarga la vida, un vino que también es nuestro patrimonio y como tal debemos defender ante cualquier ataque de filoxeras de nuevo cuño.

El vino es un monumento jerezano que se ha hecho universal y, aunque haya que luchar contracorriente, el 2007 debería ser el año de la gran proyección internacional del tesoro de nuestros caldos, y con él, el regusto de todo nuestro rico patrimonio.

(Artículo publicado en Información Jerez el sábado 30 de diciembre de 2006, cinco años después nuestro patrimonio sigue siendo la asignatura pendiente, si bien se restauraron San Dionisio, San Miguel, Bertemati, las murallas de la Puerta Real y el Alcázar aún queda por concluir la restauración de los claustros de Santo Domingo y Santiago, mientras que el palacio Riquelme, el casco histórico, muchas bodegas y palacios siguen sufriendo las consecuencias del abandono y el olvido) 
Imagen aérea tomada a finales de los pasados años sesenta en donde podemos ver un conjunto monumental del Alcázar aún sin restaurar y con la desafortunada estructura que se levantó en su interior, posteriormente derribada.

Aspecto del patio del palacio de Bertemati a mediados del pasado siglo XX.


De la misma época es esta foto de la fachada del palacio Domecq donde se pude apreciar  el deterioro de sus muros.







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