Como la vieja canción de los juegos infantiles, Jerez es hoy una muñeca vestida de azul, de azul y blanco cono el color de su bandera y el color de ese equipo que tantas satisfacciones viene dando. Si todo sale como se desea, este fin de semana Jerez será una explosión azulina. Si aquellas matemáticas, que también mencionaba la canción "dos y dos son cuatro, cuatro y dos son seis, seis y dos son ocho y ocho dieciséis", no fallan, y la suma de puntos dan el ascenso, la ciudad entera se vestirá de azul para festejar este acontecimiento histórico del deporte local, y si, al final, con muy mala suerte, se nos constipa, pues como la canción "a la cama con mucho dolor".
Pero no va a ser así y Jerez se vestirá de azul como el manto de la Amargura, como las túnicas del Perdón o los escapularios del Consuelo. Azul como los recordados uniformes de la Parra, los antiguos toldos de "Fino La Ina" de la Vega o las marquesinas de lona, en forma de tumbilla, que llenaban las paradas de Esteve para que las mujeres con bolsas de la Plaza esperaran el autobús. Azul como las tapas de las mesas o los oxidados columpios de la desaparecida Venta El Porvenir a la salida de Jerez hacia Sevilla. Jerez se vestirá de azul como el color de las primeras ventanas de la entonces Residencia Sanitaria "General Primo de Rivera" o ese gallo que es azul desde que decidió instalarse para siempre en la calle Larga. Jerez se viene vistiendo de azul desde hace muchos años cuando Chapín era solo campo para jugar al Polo y las tardes de domingo se centraban en el desaparecido Estadio Domecq, unos para ver al Xerez y otros al Industrial.
Ese estadio, frente a la fábrica de ladrillo donde los niños nos colábamos para pedir barro que modelar en las clases de trabajos manuales, el mismo estadio al que tantas veces me llevó mi padre, junto a Pepe Fuentes, el que llenaba la calle Bizcocheros de sabroso olor a pescaito frito y que consiguió que su hijo despuntara en esto del deporte del balón, algo que mi padre no pudo llevar adelante comigo, puesto que a mi solo me gustaba de aquellos partidos del Domecq los golpes que daba en la chapa, animando al equipo y los chicles "bazocas", unos redondos divididos en tres partes y otros rectangulares con regalo de comics.
Ahora que el Xerez está siendo historia conviene recordar a cuantos aficionados llenaron el campo del Domecq, mientras mujeres y niños quedaban esperando a la finalización del partido en el parque, ese que no necesita más nombre porque, para los de una generación, en Jerez solo hay dos parque con solera, el Retiro y el Parque, el mismo parque que acogió a ese bar de la Rosaleda, su auténtico motor para que permaneciera vivo todo el año y que un día desapareció para desgracia del propio parque.
Muchos de aquellos que, domingo tras domingo, dejaban a su familia en la Rosaleda para ir a ver los equipos de Jerez ya no pueden disfrutar de los buenos momentos que están viviendo tanto el Xerez como el Industrial. Ahora el azul de Jerez alcanza otros retos, otras alturas, como ese Minotauro, levantado sin pie ni cabeza, ese monstruo de la mitología griega con cuerpo de hombre, al que le falta la cabeza de toro pero le sobra figura para lucir el azul y blanco de los colores de la ciudad y de su equipo. Un gran monstruo de la mitología para una gran ciudad de primera y ,además, con un equipo de primera, parece que los políticos han tenido que esperar a ver el equipo de la ciudad a las puertas del ascenso para reconocer lo que ya Alfonso X supo definir como,, además de noble y leal, gran ciudad y eso no es, en estos momentos, porque lo diga el Parlamento andaluz sino porque nunca ha dejado de serlo.
Ahora que ya podemos decir de forma oficial que Jerez es una gran ciudad, ahora que vamos a tener un equipo de primera, no hay que olvidar a esa veterana afición que siempre "está contigo" como dice el himno del equipo, la afición del Domecq y la de los buenos y los malos momentos, la afición de Jerez, la que hoy se puede vestir entera de azul y blanco cantando aquello de "blanco y azul son los colores del vestio que llevas tu," simple y llanamente porque esos colores lo lleva, lo ha llevado, y lo siguen llevando, Jerez, en su corazón metio:"
(Artículo publicado en Información Jerez el 30 de mayo de 2009 con motivo del ascenso del Xerez C.D. a la primera división. A punto de finalizar la liga y con Xerez en segunda, tras lograr la permanencia, el recuerdo a aquellos días que marcó un hito en la historia de la ciudad).
Añ0 1960. Vista aérea del Estadio Domecq. |
Fotografía de otros tiempos del equipo de Aviación en el Estadio Domecq. 1 de diciembre de 1957. Mi padre junto a otros aficionados saliendo del Estadio Domecq. |
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