Tras la Semana Santa continua el ciclo festivo de la ciudad con la gran fiesta del motociclismo. La fiesta del motor tiene su historia y su tradición, su público y sus protagonistas. Tiene una Carrera Oficial en el camino que nos lleva a Arcos, con unos improvisados palcos en cada uno de los puentes y badenes que se asoman a la carretera y tuvo otra, más urbana, en la Avenida Álvaro Domecq con sus tribunas y su recto trazado. Tiene su dispositivo de seguridad y sus controles. Tiene sus peculiares uniformes en forma de cazadoras de cuero y pañuelos al cuello. Tiene su repercusión en la hostelería, su ocupación de la vía pública en donde se habilitan lugares para aparcamientos, tiene sus propias hermandades de moteros que se agrupan para hacer su recorrido oficial no solo hasta Jerez sino también a esa catedral del motor, que es el circuito jerezano, destino común de todos los que confraternizan en torno a una motocicleta. La fiesta del motor también está llena de tópicos, de gente bien preparada, de ambiente en las calles, de partidarios de unos y de otros, de horarios e itinerarios, de entrenamientos y preliminares, de entradas y salidas, de puestos ambulantes, de sonidos, de olores, de vivencias del día, de la noche y de la madrugada. Y tiene hasta su peligrosa lluvia, como ocurre en Semana Santa; una lluvia que en los días santos también provoca carreras.
El circuito de Jerez, y su relación con las motos, es una historia de "pasión por el motor" que surge en el año 1956 con el inicio de una serie de competiciones de velocidad con carácter nacional, y es en el año 1963, cuando la ciudad organiza el "Primer Trofeo Internacional Nuestra Señora de la Merced", primera competición con cierta proyección al extranjero, y con la mirada puesta en lo que décadas más tarde será la "Fiesta del motor por excelencia" en los Grandes Premios del Mundo de Motociclismo. El día 8 de Diciembre, fiesta de la Inmaculada, de 1985, Jerez ve realizado el que sería primer trazado en la historia del circuito.
Hemos dejado atrás unas jornadas de pasión por las motos, donde la ciudad ha vivido una nueva fiesta, la que resucita por primavera cuando largos cortejos de motoristas recorren las calles de Jerez en busca del circuito jerezano. Una explosión, nunca mejor dicho, en torno al motor que mueve a tantas personas y que tantos beneficios reporta.
Este circuito es para los pilotos españoles una cita emblemática por el calor que les brindan los aficionados. Por lo que el clamor de los espectadores hace que los pilotos, es decir los artífices de esta fiesta, den más de sí, aupados por sus seguidores. El ambiente ha sido impresionante, como todo lo que lleva consigo las grandes fiestas que tienen como marco pueblos y ciudades deAndalucía. Esta tierra vive como nadie sus fiestas, con hospitalidad y alegría, sabiendo que, a pesar de los difíciles momentos actuales y que la cosa no está, precisamente, para muchas fiestas, la alegría y el buen ambiente se ha vuelto a vivir apasionadamente.
Ahora habrá que hacer balance, mejorar lo mejorable y potenciar lo positivo, estudiar las nuevas propuestas y empezar ya a ir dando forma a la edición del próximo año. Se cuenta con la garantía de la arraigada pasión por las motos, solo es cuestión, como en otras fiestas, de saberlo aprovechar.
(Artículo publicado en Información Jerez el pasado domingo 29 de abril de 2012 y al día siguiente en VIVA JEREZ).
Imagen de otros tiempos de las carreras de motos que realizaban en Jerez sobre el trazado de circuitos urbanos. |
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