En
las vísperas de la festividad de la Inmaculada estamos. En nuestra ciudad ya no
contamos ni siquiera con quienes fueron paladines de la pura y limpia Inmaculada
Concepción, la Orden Franciscana. Los franciscanos estuvieron siempre en vanguardia de la defensa inmaculista de la
Virgen y batallaron por todos los medios en pueblos y ciudades, en colegios y
universidades hasta la gloriosa efemérides marianas en el que el Papa Pio IX,
el 8 de diciembre de 1854, proclamara dogma de fe dicho privilegio de la
Virgen.
La
ciudad de Jerez de la mano de los frailes del convento de San Francisco, se
convirtió en adelantado mayor de las prerrogativas de la Madre de Dios y Madre
de la Iglesia. Como escribió el
franciscano Estebán Ibañez, con todo
derecho puede campear en el escudo
xereciense el título de defensora de la llamada “creencia concepcionista”.
Y
abanderado del movimiento concepcionista fue el célebre teólogo fray Luis de
Carvajal, guardián que rigió los conventos de Sevilla primero y luego de Jerez,
al que la Orden, por sus grandes dotes, envió al Concilio de Trento, donde dejó
claras pruebas de su saber y elocuencia.
No
en todas partes tuvo buena acogida el Padre
Carvajal hubo de sufrir expulsiones y persecuciones por defender
el misterio concepcionista, en sermones y escritos. Había fundado en Jerez la Cofradía de la
Concepción y pocos años más tarde inició la espléndida capilla, que aún podemos
admirar a los pies del templo franciscano.
Si
bien algunos historiadores le dan por nacido en Jódar (Jaén) Parada y Barreto
le declara jerezano de cuna, de familia de distinguida nobleza y prosapia.
El Padre
Carvajal empleó todos sus esfuerzos para que Jerez contara con una suntuosa
capilla en honor de la Inmaculada Concepción de María. En 1550 consigue que se
haga realidad a expensas de la ciudad, de sus cofrades y de números devotos,
entre los que se encontraba el magistral de la Colegial don Alonso Caballero
que donó para que la presidiera, la imagen de Nuestra Señora de la Concepción,
ante la que autoridades, religiosos de distintas órdenes y pueblo jerezano,
rompiendo diques, emiten en 1617 solemne juramento y voto de sangre de defender
el glorioso privilegio de María. Dicho voto lo refrenda el cabildo municipal en
1670, acordando asistir con todos los honores a San Francisco, todos los días
de la octava; y se renueva en 1904, cincuentenario de la definición dogmática;
en 1917, tercer centenario del voto de la ciudad y en 1954, primer centenario
del dogma concepcionista. Este devoto y brillante acto de afirmación pública mariana
continuó celebrándose hasta el año 1976 en que los Cabildos eclesiástico y
civil de la ciudad acordaron su supresión.
La
Hermandad o Cofradía concejil de la Concepción dejó de existir el 25 de
diciembre de 1777, pasando a la comunidad de San Francisco la propiedad y
derechos patronales que la ciudad tenía sobre dicha capilla, siendo entonces guardian
del convento el fray Antonio Esquivel.
Mucho
queda por decir del fervor inmaculista jerezano. Innumerables motivos
encontramos en su historia, en sus templos, en sus manifestaciones religiosas.
Muchos siguieron también las huellas de aquel venerable Luis de Carvajal,
definido por Rodrigo de Molina como gloria de la Orden Franciscana, lumbrera
del Concilio de Trento, abanderado de la pura y limpia en Jerez, al que esta
ciudad honró dedicándole una calle para perpetuar su memoria, una memoria que,
cercano ya el cuarto centenario del voto concepcionista de la ciudad, se hace
aún más presente.
(Artículo publicado ayer domingo, 7 de diciembre de 2014, en INFORMACIÓN JEREZ)
Fotografía antigua de la portada del templo jerezano de San Francisco |
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