Desde
siempre las personas se han organizado en distintas sociedades. La más común en
los años centrales del reinado de Isabel II
eran los casinos y lo que la estadística denomina eufemísticamente sociedades
artístico-recreativas. En ellos, los hombres (las mujeres organizaban sus
veladas en las casas y a las puertas de los templos), hablaban, jugaban a los
naipes, leían la prensa o simplemente sesteaban durante horas. Este tipo de
sociedades estaban muy diseminadas por todas las ciudades. Las más pequeñas
como, por ejemplo, Toledo, Palencia o Ávila contaban con un casino. En Barcelona,
Palma o Zaragoza
había más de siete sociedades de este tipo. Incluso en ciudades no muy grandes,
como Bilbao, Vitoria y Oviedo había cinco o seis sociedades, porque los grupos
sociales de clases medias y altas estaban muy diferenciados.
Los casinos se extendían igualmente por la mayor parte de los pueblos y centros comarcales de toda España.
Los casinos se extendían igualmente por la mayor parte de los pueblos y centros comarcales de toda España.
En la página oficial del Casino Jerezano podemos leer
que fue fundado en 1850, fecha un tanto tardía en comparación con el arraigo
que este tipo de sociedades ya tenía en España. Este retraso, según los
estudiosos del tema, no es impedimento para que de inmediato se convierta en el
principal referente de sociabilidad formal jerezana, asumiendo desde sus
inicios la representación y la defensa de los intereses de nuestra ciudad. Y lo
hizo organizando numerosas actividades, abriendo el espectro de los socios e
integrándose con holgura en la vida del municipio. El Casino Jerezano llegó a
gozar de tanta popularidad y fama que, incluso algunas publicaciones de la
época, lo reconocen como el principal casino de la ciudad y la institución que proporciona
vida a la sociedad jerezana con su propia vida.
Después de pasar por varias sedes (
palacio Domecq, calle Larga 50 y finalmente en el número 40 de la misma calle,
en la popular Rotonda, donde se asienta desde 1898) y tras muchas vicisitudes,
desde hace unos años tiene su sede establecida en el número 22 de la calle
Tornería, un magnífico edificio cuya fachada combina elegantemente la piedra
con el ladrillo, en su interior destaca su señorial patio de arcos y columnas
de mármol, sus suntuosos salones y su jardín trasero con espléndida fachada
obra del afamado arquitecto Aurelio Gómez Millán. Estas instalaciones han
servido de marco a distintas actividades de la ciudad, su amplio salón de
nobles maderas ha acogido conferencias, proyecciones, mesas redondas, actos institucionales
y muchos otros de la vida cultural de Jerez.
Desde que el Casino Jerezano dejó
su anterior emplazamiento de la calle Larga, el del patio de doble arcada y
sillones al exterior siendo testigos del palpitar de la ciudad, su vida ha
seguido siendo fiel a sus principios, proporcionando “vida a la ciudad con su
propia vida”. Las circunstancias
económicas actuales han obligado a buscar soluciones de supervivencia y entre
ellas se ha optado por la venta de su actual sede para poder hacer frente a los
numerosos gastos.
El Casino Jerezano comenzará,
próximamente, una nueva etapa en una sede distinta, también en el centro de la
ciudad, tal como se pretende, dando continuidad a su larga vida según los
tiempos que le ha tocado vivir. Esperemos que el histórico Casino Jerezano
pueda solventar su problemática actual para continuar siendo un lugar donde
poder seguir ofreciendo a la ciudad cultura, tradición, entretenimiento,
arte y sobre todo fomentando la convivencia en un marco de armonía y concordia.
(Artículo publicado el pasado domingo 1 de febrero de 2015 en INFORMACIÓN JEREZ y al día siguiente en VIVA JEREZ)Fotografía antigua de una fiesta celebrada en el Casino Jerezano. |
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