Escribía
José María Pemán que Andalucía es como una anchísima vitrina, coleccionista de
paisajes: se parece a Tierra Santa en Almería; a Suiza en Granada; a Puerto
Rico en Cádiz. Esto en anchura, que en profundidad, hospitalaria y abierta como
ha sido para visitas e invasiones; conserva la más rica geología histórica de
la Península. Andalucía, apostilla el universal dramaturgo y poeta gaditano, es
como una enorme e ilustre familia cuyos apellidos, a fuerza de enlaces y
trasiegos de sangres, han variado infinitamente. Esta zaranda de apellidos le
recordaba a Pemán aquella revuelta familia cuya anarquía patronímica disculpaba al hermano mayor señalando el
bello retrato materno “¡La vieja… que fue un poco traviesa!”. Un poco traviesa
fue la vieja Bética. Abrió muchas puertas; recibió muchas visitas, cogió de
muchos brazos galantes… No se puede ser un “genealogista” exigente de tan
frondosa familia, como no se puede ser viajero exhaustivo de esa tan ancha
peana de España.
Y
si hay una ruta donde Andalucía se hace paisaje por antonomasia esa es la de
los pueblos blancos de la provincia gaditana. Los fríos de estos días han
provocado una masiva presencia de visitantes en las empinadas calles serranas,
buscando la blancura de los paisajes nevados recortando bosques, montañas y el
rústico caserío, contrastando con ese otro
espectáculo de color para la vista de los días de la luz cuando se mezclan el
dorado del sol, el marrón de la montaña, el verde de la serranía y el azul del
cielo.
En esos
paisajes perviven historias de lo que fue la vida cotidiana de Al-Andalus,
sobre todo en el trazado urbanístico de sus calles y en el nombre de la mayoría
de los pueblos que la conforman como Benamahoma, Benaocaz, Alcalá, Algar o
Zahara. Un paisaje declarado reserva de la biosfera, un entorno natural
privilegiado repleto de senderos y cañones, el Parque Natural Sierra de Grazalema y El Parque Natural de Los
Alcornocales, el
alcornocal más importante de la península ibérica, catalogado como 'Una de las
diez maravillas naturales de Europa'. Todo ello se cubre de blanco estos días
como niña que se viste de Primera Comunión para celebrar algo importante, para
recibir invitados y para realzar su hermosura y candor.
Muchos
jerezanos que añoran, aunque solo sea una vez al año, ese manto blanco que no
nos llega desde hace muchos años, concretamente desde 1954 cuando nevó en Jerez
por última vez, se han desplazado este fin de semana a esos pueblos serranos
que, por tan acuciadas bajadas de temperaturas, están más blancos que nunca.
Como
anuncian las guías de turismo visitar esos pueblos blancos no dejará indiferente
a nadie, a cada paso se descubre algo nuevo, con paisajes espectaculares y patios singulares con adornaciones típicas
andaluzas donde en primavera reina el colorido y en invierno es una gran
paisaje blanco de Andalucía.
Otra voz
poética, la de Gil Estrada, muy bien
llamado "El Verso Viviente", aprovechó una semana en el paradisíaco
pueblo andino Los Nevados (famoso a nivel mundial por su mágica belleza
montañosa) para recordar y publicar la canción que nos viene a evocar esos
otros paisajes blancos de nuestra Andalucía:” ...y ahí ya usted es casi un
águila.../ cóndor... o algo similar…/entre escarpadas montañas/ maravillas
de escalar…/Lo arrullarán las quebradas/ que serpentean sin parar… /el
frailejón y otras flores/ forman jardín natural / con
suerte hasta una nevada/ lo pondrá a titiritar/ en el lindo panorama/
mágico y espectacular.
(Artículo publicado el pasado domingo 8 de febrero de 2015 en INFORMACIÓN JEREZ y al día siguiente en VIVA JEREZ)
La plaza del Banco tras la última nevada que cayó en Jerez. Arriba la cercana localidad de Grazalema cubierta de nieve hace unos días. |
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