jueves, 14 de abril de 2016

LA PLAZA VARGAS



             Los vecinos de la plaza Vargas siguen en su lucha por recobrar la tranquilidad nocturna con la esperanza puesta desde que a finales del pasado diciembre, se llegaba a la conclusión de peatonalizar la recoleta plaza para que los negocios pudieran instalar allí terrazas y ofrecer un servicio más dirigido a la tapa que a la copa larga. Según pudimos leer entonces para ello tendrían que adaptar su licencia a bar, con lo cual podrían abrir y cerrar antes. En definitiva, convertir la plaza Vargas en un espacio más enfocado al disfrute diurno que nocturno. Es necesario encontrar de una vez soluciones que permitan compaginar el descanso y la tranquilidad de los vecinos con el interés y el atractivo turístico de toda esta zona cada vez más frecuentada por todos aquellos que gustan disfrutar de las entrañas y el palpitar de la ciudad.

         La plaza Vargas en la encrucijada de calles típicas, con el sabor del Jerez antiguo, como Santa Isabel, Amargura, Latorre, Letrados o Pozuelo forma un recoleto rincón lleno de recuerdos de aquella barbería, la imprenta, la carbonería, la añoranza de El habichuela con su comida casera tan degustada por soldados y viajantes, el almacén de Marcano, la tienda de antigüedades o el popular Dos Deditos que aún sigue. Una pequeña collación que se esconde tras el bullicio de Consistorio o el entramado monumental que rodea a nuestra catedral. 

       Indagando en la historia de esta plaza y su nomenclatura hemos podido saber que el apellido Vargas-Machuca es netamente jerezano. Hace ya cerca de 800 años que brilla en los anales de España el apellido Vargas, y más de seiscientos que se le ve unido con el honorífico apodo o acuña de Machuca, que adquirió el insigne guerrero Diego de Vargas por el admirable denuedo y rara valentía, con que machucaba a los moros en la batalla de Jerez, en el año 1232. Desde aquellos remotos tiempos, sus descendientes han enaltecido el renombre de su antecesor, brillando en las Órdenes Militares, señalándose en las batallas con proezas y nobles hazañas y desempeñando con aplauso y acierto, importantes cargos y elevadas dignidades, siendo muchos los que hasta en nuestros días, sostienen en Madrid, en Extremadura, en Andalucía y otras partes, el esplendor de su esclarecida estirpe, de modo que entre los más antiguos y frondosos árboles genealógicos de España, ocupa su lugar, el de la casa de Vargas- Machuca. También hay constancia de que en este lugar habitó, en el siglo XVI el canónigo Vargas que, según cuenta la historia de la ciudad, escribió un libro titulado De Recto Uso Divitiarium -De la Buena Distribución de las Riquezas-. Al parecer, el canónigo perteneció a la familia Vargas-Machuca. 

          La plaza Vargas, con toda su historia de luchas y hazañas, ha vuelto a ser testigo esta pasada Semana Santa del paso de cofradías compatibilizando perfectamente el ocio con la celebración religiosa, sirviendo sus angostas calles que la circunda de hermoso marco que han hecho las delicias de jerezanos y visitantes. Una compatibilidad que es de desear no se esfume como el humo del incienso o los sonidos de las marchas procesionales que estos días han inundado sus esquinas sino que llegue también a esas noches de sueño y ocio sin tener que machucarse unos a otros.  

          (Artículo que publiqué en INFORMACIÓN JEREZ el pasado domingo 10 de abril de 2016 y al día siguiente en VIVA JEREZ )



Dibujo representativo del jerezano Diego Pérez de Vargas en plena lucha contra el ejército invasor.


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