"Ser alguien de piñón fijo" es un modismo que se utiliza en referencia a una persona que es reticente a cualquier tipo de cambio, ya sea de opinión o de comportamiento. Su uso denota terquedad y obstinación.
La expresión procede del argot ciclista. Se conoce como bicicleta de piñón fijo a aquella que cuenta con un piñón que va asociado al giro de la rueda. Esto significa que los pedales se mueven siempre al ritmo de la rueda y que si se bloquea el movimiento del pedal, la bicicleta se para. Al tener un solo piñón, significa también que, para una determinada cadencia de pedaleo, la velocidad a la que avanza la bicicleta se mantiene invariable. Las primeras bicicletas eran de piñón fijo, siendo el piñón libre una invención posterior. La manera de funcionamiento de este tipo de bicicletas ha hecho que se utilicen como metáfora de quien no cambia. De ahí el origen de la expresión.
Hay situaciones en la vida política que se asemejan mucho a la mecánica de las bicicletas de piñón fijo: si paras de dar pedales te tira y si no dejas de pedalear te revienta. Lo malo es que muchas veces no se puede elegir. Algo de eso tiene la vida política española que nació tras las elecciones del 20D. Estamos abocados a dejar de dar pedales –armar un gobierno endeble- y salir disparados por los aires, o bien continuar pedaleando y acabar reventados en un sinfín de elecciones hasta que las urnas nos den los números precisos para armar un gobierno con fecha de caducidad más allá del medio plazo.
La estadística dice que casi un 90% de los votos están adjudicados ideológicamente, independientemente de la situación que viva el país, y que acabarán en las urnas haga frío o calor, llueva o salga el sol. El sector conservador controla un mínimo de votos, y el progresista o de izquierdas otro. Y luego está el resto, que vota no pensando en unos colores concretos sino en qué es lo mejor, y lo justo, en función de la situación que impere en el momento. Y esos son de cada diez, uno. Por lo que de repetirse las elecciones da la impresión que poco va a variar el panorama político. Y todo ello porque el que va a piñón fijo tiene fijada una idea u objetivo y no se aparta de él aunque se le den razones de peso para hacerlo. Las más que previsibles nuevas elecciones parecen que van a suponer un gasto inútil, todo se verá.
Mientras tanto las motos han vuelto a inundar Jerez con motivo del campeonato mundial de motociclismo. Los aficionados a las dos ruedas saben que el piñón de ataque de serie tiene 13 dientes, que algunos cambian por uno de 15 dientes. Con 13 dicen que la moto circula un poco “nerviosa”. En los semáforos sale disparada, y para circular por ciudad hay que cambiar continuamente de marcha para no llevarla demasiado revolucionada. Cambiando el piñón por uno con más dientes se consigue que las marchas se puedan estirar más, pudiendo llevar la moto menos revolucionada, y que la velocidad punta aumente.
El país necesita un piñón de más dientes que acabe con el nerviosismo actual, que evite cambiar continuamente de marcha y ofrezca estabilidad en vez de revolución, antes de que, por tanto ir a piñón fijo, acabemos reventados.
(Artículo que publiqué en INFORMACIÓN JEREZ el pasado domingo 24 de abril de 2016 y al día siguiente en VIVA JEREZ )
El Moto Club Jerezano fue el precursor de las carreras de motos en Jerez, celebrándose las primeras en la cercana playa de Valdelagrana. |
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