No debe su nombre a la ex
alcaldesa de Jerez que ha estado estos días de actualidad al no volver a
encabezar la lista del Partido Popular a las próximas elecciones
municipales.
El historiador Agustín Muñoz
nos señala en su libro sobre las calles y plazas de Xerez de la Frontera que
fue el 19 de septiembre de 1859 cuando, a propuesta de la comisión respectiva,
acordó el Excmo. Ayuntamiento ponerle tan grato nombre, en memoria del insigne
rey iniciador de nuestra Reconquista cristiana (D. Pelayo). Calle que baja
desde Abades hacía el Arroyo y que ofrecía, hasta hace pocos años, una hermosa
visión de la torre catedralicia, hasta tal punto que era uno de lugares
preferidos por pintores y fotógrafos dado el bello encuadre que de ella se
ofrecía desde su parte más alta.
Con la construcción de
viviendas, promovidas por el Ayuntamiento, hace unos años esa visión se ha
visto alterada hasta tal punto que hoy ni la torre puede contemplarse en su
totalidad ni la calle mantiene ese sabor islámico que le caracterizaba.
Ahora que tanto se habla de
la recuperación del casco histórico lo primero que habría que cuidar es no
alterar la fisonomía original de sus calles y plazas. Múltiples ejemplos
inundan nuestro casco antiguo de nuevos edificios donde la funcionalidad
prevalece por encima de todo, nuevos edificios que redecoran las señas
históricas de la ciudad haciendo perder la propia identidad de calles que,
desde siglos, se han mantenido casi inalteradas.
Para el resurgir de ese
Jerez de nuestros orígenes hay que preservar la riqueza cultural, artística y
monumental que siempre tuvo. Un pasado patrimonial al que hay que respetar si
queremos seguir potenciándolo e inyectándolo de vida antes que se nos muera del
todo.
La calle Pelayo es un claro
ejemplo de que no todo vale para recuperar espacios que son, o más bien han
sido como en este caso, por su belleza e historia, patrimonio de todos los
jerezanos.
(Artículo que publiqué en el periódico digital MIRA JEREZ el día 7 de marzo de 2018)
Aspecto que presentaba la calle Pelayo hace unos años antes de ver alterada su fisonomía tradicional. |
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