Tal como
informamos hace unos días en MIRA JEREZ, hoy, Día de Andalucía, la iglesia parroquial de
Santiago del Real y del Refugio mantendrá sus puertas abiertas a las visitas.
La exposición permanente estará a disposición de las personas que lo deseen en
su horario habitual de 10:30 a 19 horas.
Por ello a nuestra sección de ¡Mira la diferencia! hemos querido traer hoy
quizás la visión que más ha cambiado de este templo en los últimos tiempos. Se
trata, sin duda, del aspecto que presentaba su presbiterio hasta hace unos años
cuando aún no se había devuelto a la cartuja jerezana su espléndido coro.
Cuentan los historiadores que en el siglo XVIII la parroquia de Santiago
encargó a su feligrés Francisco Camacho de Mendoza un retablo mayor para
presidir este presbiterio. Comenzó su construcción en 1750 y concluyendo los
trabajos en 1754, año en el que se concertó su dorado. Debería ser
impresionante dado que en épocas posteriores donde se despreciaba todo lo
barroco se define como “grande y majestuoso pero de pesadísimo gusto
churrigueresco”.
En 1891 se instala en este presbiterio la sillería del coro procedente del
Monasterio de la Cartuja y para ello se realizan una serie de reformas en el
mismo, entre ellas la desaparición del Retablo Mayor con el fin de que luciera
no solo el coro sino también el ábside oculto por el retablo.
El 1907 se coloca en el centro del presbiterio el baldaquino actual. Donado
por Guillermo Garvey y Capdemón, realizado en Roma según diseño del pintor
jerezano José Gallego Arnosa.
Por último en la década de los cincuenta del pasado siglo se retira el coro
de los padres cartujos de Santiago y se vuelve a colocar en su lugar de origen,
dentro de los trabajos que, en estos años, se venían realizando en el cenobio
cartujano tras autorizar en 1941 el gobierno español la cesión en usufructo del
Monasterio a la Orden.
El presbiterio de Santiago adquirió entonces su aspecto actual con el
baldaquino enmarcado en el gótico ábside del templo y para la historia quedó
tanto aquel majestuoso Retablo Mayor, como el artístico coro cartujano, una de
las obras más interesantes del Renacimiento español, realizada entre 1547 y
1552 por los entalladores Jerónimo de Valencia y Cristóbal de Voisín, así como
el órgano que despareció con el traslado. ¡Cuántas obras de arte podrían hoy
mostrase en Santiago si no hubiera sufrido en su historia tantos traslados y
destrucciones!
(Artículo que publiqué en el periódico digital MIRA JEREZ el 28 de febrero de 2018)
El coro de la cartuja jerezana cuando estaba en el presbiterio de la parroquia de Santiago y aún no se había colocado en su centro el baldaquino neogótico. |
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