El
Ayuntamiento de Jerez ha dado a conocer esta pasada semana los actos a celebrar
como motivo de la próxima Fiesta de la Vendimia. Para esta edición se ha
programado una exposición titulada ‘El
oficio de la tonelería a través de la mirada artística’ con obras de Francisco
Pinto y Eduardo Pereiras, una exposición que contará con un programa paralelo
de actividades sobre el arte de la tonelería, tales como visitas guiadas, una
mesa redonda y conferencias.
Manuel
María González Gordon, el recordado y popular Tío Manolo, el “Obispo
estampillado” como cariñosamente le llamaban por su ejemplar forma de ser y por
su jerarquía innata dentro de la Diócesis del Vino, el marqués de Bonanza, ese
lugar sanluqueño donde la brisa huele a marisma y el paladar encuentra su mejor
destino, en su libro “Jerez-Xerez-Sherish”, para muchos la biblia de los vinos
de Jerez, nos habla de los orígenes del oficio de la tonelería, nos cuenta como
esta antiquísima labor pudo ser contemporánea con la construcción de
embarcaciones de madera, como Herodoto ( 900-800 a. de J.C.) describe los
barriles de vino que bajaban de Armenia a Babilonia en barquichuelas. Plinio,
el gran historiador, hablaba de la tonelería y señalaba en uno de sus escritos
que, muy probablemente, los romanos almacenaran sus vinos en vasijas de madera,
barricas muy parecidas a nuestras actuales botas de vino. Homero (900 a. de
J.C.) nos dice que los griegos conocían el arte de añejar sus vinos en barricas
de madera denominadas pithai e incluso hay quien afirma que el filósofo griego
Diógenes no vivió en una tinaja de barro sino en un tonel de madera.
En
el siglo XV, ya en nuestra región, se usaban vasijas de madera para el
transporte de vinos y hay documentos en los que se hace referencia a los
carpinteros que hacían toneles y botas en aquellas fechas. En 1558 consta la
existencia del gremio de los toneleros en Jerez como uno de los más antiguos de
la ciudad. Un gremio que tenían por patrón a San Andrés y que estuvo
relacionado con el origen de la jerezana Hermandad de Jesús Nazareno. Es todo
un acierto, por tanto, el dar a conocer las excelencias de un oficio tan unido
históricamente a la industria del vino.
Este protagonismo que se le va a dar, en la
próxima edición de la Fiesta de la Vendimia, a los toneleros es una forma de
poner en valor todo aquello que ha hecho posible la fama universal de ese
Jerez-Xerez-Sherish que tan bien dejó definido en su libro el marqués de
Bonanza. La tonelería forma parte de la historia de Jerez, es un trabajo que se
hace mayoritariamente de forma artesanal, aprendido
de generación en generación por empleados de bodega que han hecho importante
este oficio hasta el punto de denominarse como arte de la tonelería. El poner
en valor el viejo oficio del tonelero, tan arraigado en la comarca de Jerez y
de tanta trascendencia en la calidad futura de los caldos de esta tierra, es,
sin duda, una forma de velar por lo nuestro, de hacer justicia con las labores
bodegueras y de fomentar la industria y el comercio vinatero tan necesario hoy
de proyección internacional. Sirva, también, como homenaje y reconocimiento a
tantos toneleros que, con su trabajo, engrandecieron el oficio y con él la fama
de nuestro Jerez.
(Artículo que publiqué en INFORMACIÓN JEREZ el pasado domingo 8 de julio de 2018 y al día siguiente en VIVA JEREZ)Toneleros en el siglo XVI |
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