Símbolo es un término que procede del vocablo latino “simbólum” y que se emplea para hacer
referencia a aquello que permite representar una idea percibida mediante los
sentidos. Patrio, por su parte, es
algo vinculado a la patria (el
territorio ligado a una comunidad humana a través de cuestiones afectivas,
culturales, históricas y jurídicas). Se
conoce como símbolo
patrio, de esta manera, al elemento que permite la representación de un país,
una nación
o un Estado. El símbolo patrio más conocido es la bandera nacional. Cada
país
tiene
su propia bandera, que emplea para indicar su dominio en un cierto territorio. La bandera de España simboliza la enseña nacional, en
especial, su unidad e integridad. Un símbolo compartido que debemos honrar y respetar, porque
en ella confluyen una historia en la que hemos buscado nuestra afirmación y un
futuro al que tenemos que mirar con unidad, confianza y decisión. En la enseña nacional tiene cabida toda la diversidad de
España.
Somos ciudadanos españoles y como tal, tenemos
derechos y responsabilidades.Es nuestra responsabilidad sentir y mostrar respeto por nuestros símbolos
patrios, entre los cuales está nuestra bandera roja y gualda que representa la
identidad nacional. Honrándola honramos también a todos aquellos patriotas, que
dieron su vida por la libertad y soberanía de nuestro país. Con nuestro respeto
a los símbolos patrios, también nos honramos a nosotros mismos y a nuestros
antepasados que, como españoles, lucharon por hacer este país más grande y
mejor para todos.
El jerezano Fortún de Torres fue un ejemplo de entrega
sin límite en defensa del símbolo patrio. Cuentan las crónicas que en 1261,
junto al Teniente Garci-Gómez Carrillo defendió tan heroicamente la
insignia de Castilla que ante el asalto al Alcázar jerezano por las tropas
moriscas se asió tan fuertemente a ella que perdió los brazos y las piernas y,
sujetando la bandera con los dientes, entregó su vida en defensa de la enseña
española. Por todo ello cuando el pasado 1
de octubre las turbas independentistas catalanas asaltaron un edificio oficial
de Gerona y descolgaron de su mástil la bandera española, siendo pisoteada por
un energúmeno al caer al suelo, se atentó gravemente contra los sentimientos de
los españoles. Con ese gesto se intentó pisotear a todo un pueblo español
representado en ese símbolo patrio, aunque, como es sabido, no ofende quien
quiere sino quien puede y la grandeza simbolizada en esa bandera sobrepasa
cualquier actitud deleznable de este tipo.
Ante tal ofensa no ha tardado la diputada catalana
Inés Arrimadas, jerezana como aquel heroico Fortún de Torres, en un acto
también de gallardía y españolismo, en enarbolar
la bandera roja y gualda en la tribuna del parlamento catalán para, ante
aquellos que quieren romper la nación y desprecian sus símbolos, hacer todo un
acto de desagravio a la enseña nacional. Inés Arrimadas, como una nueva Agustina
de Aragón, con valor y decisión, ha puesto en su sitio nuestro símbolo patrio,
símbolo que tiene impregnado en sus colores todo el peso de la historia de una
gran nación como es España, que supo
defender siempre sus símbolos patrios, en especial el honor a su bandera. Bandera
que merece el mayor de los respetos porque lleva implícito el espíritu de
unidad de las tierras de España y el sentimiento de tantos que atesoran en lo
más profundo de su ser la gloria infinita de ser español.
(Artículo que publiqué en INFORMACIÓN JEREZ el pasado domingo 7 de octubre de 2018 y al día siguiente en VIVA JEREZ)
Año 1927 |
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