Hubo
un tiempo en el que en Jerez apenas había palmeras, fotos antiguas nos muestran
una Alameda Cristina con dos o tres ejemplares y nada más. No fue hasta mediados del
siglo XIX cuando llegaron las primeras palmeras a la plaza del Arenal. Muchos
hemos conocido la plaza del Mercado, la avenida Álvaro Domecq y la calle
Sevilla sin palmeras. Solo en un paseo del parque González Hontoria cobraban
especial protagonismo.
Llegó
la invasión de las palmeras y no hubo obra de importancia que se realizara en el espacio urbano
jerezano que no se rematara con una buena dosis de palmeras. Jerez se pobló de
ellas, se hizo más tropical y en Navidad eran vestidas de luces y pasaban a
formar parte del paisaje belenista jerezano entre Nacimientos monumentales y
adoraciones reales.
Este
frondoso palmeral en el que se había convertido nuestra ciudad en los últimos tiempos
corre peligro. Desde el pasado miércoles se están retirando las palmeras
afectadas por la plaga del picudo rojo. Las labores comenzaron en la plaza de
Aladro, donde talaron seis troncos y en total serán eliminados un total de 230
fustes invadidos por este insecto.
El
picudo rojo proviene del sudeste asiático, llegó a nuestro país a partir de la
importación de palmeras desde zonas afectadas. El escarabajo en su fase
larvaria va deteriorando la palmera desde su interior, provocando finalmente su
muerte. Ataca a diversas especies de palmeras pero, principalmente, a la
palmera canaria y la palmera datilera. Vuela en busca de palmeras donde
depositar los huevos, sintiendo una especial atracción por los ejemplares con
heridas, producidas normalmente por la poda de las palmas, lo que hace que esta
plaga pueda extenderse rápida y fácilmente al resto de palmeras de una zona
determinada. Los efectos del picudo rojo son "devastadores".
El
picudo es una verdadera plaga y además se da la circunstancia que lo rojo está
ahora de moda. En el fútbol recordemos a la “La roja”. El color rojo es el “must” de la temporada e incluso se
habla que la agenda oficial de las Princesas herederas pinta en rojo. De este
color se apellidaba el ex gobernador del Banco de España Luis Ángel Rojo,
considerado uno de los impulsores de la modernización económica de España en las
últimas décadas del siglo XX. Por el contrario en cuestiones políticas, no es
lo mismo ser un rojo que un rojillo. Al menos para la Real Academia de la
Lengua. La institución, marca diferencias no menores entre ambos términos. En
el primer caso, la cuarta acepción de "Rojo" dice que, "en
política", sería un "radical, revolucionario". Rojillo es, sin embargo, el que tiene
"tendencias políticas más bien izquierdistas". Dicen que el rojo es
el color de los valientes, de aquellos que lo dan todo por aquello en lo que
creen, el rojo es sangre derramada en post de un fin, sufrimiento por una causa
y dolor por una victoria perdida. Dicen también, que es de mala educación
escribir con tinta roja, que el rojo solo sirve para marcar los errores. Decía
Franz Marc que “Azul es el principio masculino, mixto y espiritual. Amarillo el
principio femenino, suave, alegre y sensual. Roja es la materia, brutal y
pesada. Siempre se debe combatir el color rojo y vencerlo con los otros dos”. Como
ven el rojo da para mucho en un país que parece estar hoy al rojo vivo.
Lo
que si es verdad es que contra este picudo rojo, a pesar de ser una plaga muy
difícil de afrontar, todavía hay solución por muy brutal, pesado y muy
devastador que sea, ya que a este paso y si no ponemos remedio pronto las
únicas palmeras que vamos a poder disfrutar, cuando ya no queden otras, van a
ser las de chocolate.
(Artículo publicado en Información Jerez el pasado domingo 7 de octubre de 2012 y al día siguiente en VIVA JEREZ)
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