lunes, 8 de octubre de 2012

EL SUEÑO DEL PADRE BELLIDO

         
 
           EN LAS VÍSPERAS DE LA FESTIVIDAD DE SAN DIONISIO, PATRÓN DE JEREZ. 
 
          Parece ser que las obras del templo patronal de San Dionisio están llegando a su final y que la próxima Semana Santa podremos ver salir, entre los naranjos de la plazoleta Doctor Revueltas y Montel, a la señera cofradía del Dolor. Se habrá cumplido un sueño de los cofrades de la primitiva Hermandad Hospitalaria y del siempre recordado Padre Bellido, aquel párroco de San Dionisio de eterna sotana, fina figura, voz ronca y gran sentido del humor que se dejó el pellejo para que su iglesia no cayera en la ruina. Don Luis Bellido Salgueró, el cura de San Dionisio, el padre bicicleta como cariñosamente, también, era conocido por sus años pedaleando sobre su viejo vehículo de dos ruedas y por su rapidez en celebrar las misas, estaría hoy feliz de ver que, por fin, perdería de vistas a los andamios y a los palustres que de nuevo tuvieron que invadir su emblemático templo.
   
          El día que se vuelva a abrir San Dionisio la figura del Padre Bellido, inevitablemente, se hará presente en la memoria de todos, porque su carisma aún permanece entre las piedras mudéjares de aquella iglesia, que un día de 1964, tuvo que cerrar porque se le venía abajo y que tras múltiples vicisitudes, siempre con su ingenio por delante, en 1976, logró culminar una restauración que devolvió a la ciudad un templo "mudéjar" que, durante siglos, había enmascarado la reforma barroca.
   
          Se habrá cumplido el sueño del Padre Bellido y, de seguro, que si estuviera presente soltaría algunas de sus genialidades que tanto le caracterizaron en vida; como aquella que estando predicando entre estructuras metálicas y andamiajes, alguien desde los bancos le avisó que una tabla se estaba desplazando, exclamando:" ¡la tabla!¡la tabla!" a lo que el Padre Bellido con su gracia innata contestó: "Uno por uno uno, uno por dos,dos, uno por tres, tres" o aquella otra anécdota que él contaba de cuando le llamó un antiguo Abad de la entonces Colegial para recriminarle y cogiendo el teléfono preguntó: "¿Quien ,es ?, ¡El Abad!, ¿Quien?¡El Abad!,¿Quien ha dicho? ¡El Abaddd!, contestando:" Ya, el Abad, el Abad, pues, a la bim, a la bam a la bim, bom,bam"; o cuando explicaba a los turistas, que visitaban la iglesia aún en obras, que los santos del altar mayor, no es que tuvieran mucho polvo, es que se habían vestidos de Primera Comunión; lo mismo que hacía entender que su iglesia no es que fuera mudéjar sino que era "mu-dejá" o que él era el Bellido barato porque el Obispo era el Bellido Caro, o cuando le pidió a Lora Tamayo, entonces ministro de Educación, que le ayudara a proseguir las obras del templo y este le contestó que eran muchos los monumentos que había en España, a lo que el cura le replicó: "monumentos habrá muchos pero ministro de Educación solo hay uno". La última vez que le escuché predicar decía, que algunos días, acudían menos gentes a Misa que a los conciertos de Juanito Valderrama y Dolores Abril, todo un derroche de arte y de gracia con sotana. Sus feligreses y amigos podrían contar cientos de anécdotas y de ocurrencias del Padre Bellido que quedan para la historia castiza de esta ciudad.
    
          La providencia no permitió que el Padre Bellido tuviera , de nuevo, que pasar el trance de ver San Dionisio otra vez cerrado por problemas estructurales, porque un 5 de marzo del año 2000 cogió por última vez su bicicleta para marcharse en busca del rostro de tantos pobres como socorrió en vida. Aquel sueño que empezó a ver cumplido cuando un día una foto suya en prensa, subido a una escalera y trabajando de albañil, removió conciencias sobre la valía de este templo jerezano, volverá a hacerse realidad cuando la mano abierta y desgarrada del Mayor Dolor traspase la arquería mudéjar del remozado templo y el eco del "Oremos" del Padre Bellido resuene aún en la memoria.
 
          (Artículo publicado en Información Jerez el 15 de noviembre de 2008)
 
El Rvdo. P. D. Luis Bellido, en una foto del ayer, compartiendo grata convivencia con los cofrades del Mayor Dolor.
 

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