Tetuán
es una bella ciudad de Marruecos, cercana a la desembocadura del río Martín, a
40 kilómetros del sur de Ceuta. Tiene 323.500 habitantes, siendo un reconocido
centro intelectual, sede de varias mezquitas, y cuenta con una ciudadela
situada en la parte alta de la ciudad, numerosas casas de arquitectura moruna,
industrias textiles y un comercio centrado principalmente en la fruta, los cereales,
té, lana, el cuero y el algodón. Nada de esto tiene que ver con Jerez. Pues, a
esta ciudad marroquí se le piensa dedicar, por parte de nuestro Ayuntamiento,
la próxima festividad de San Dionisio, el ahora llamado día de Jerez.
Rebuscando
en la historia local, la única relación de .Jerez con Tetuán aparece en el siglo
XIX, en Ia nomenclatura callejera jerezana, pero no para honrar a la ciudad del
norte de África, sino para memoria del ilustre caudillo don Leopoldo O'donnell,
fundador de la Unión Liberal y figura señera del gobierno de Isabel II, cuya
presidencia ocupó varias veces, general en jefe de las bizarras tropas
españolas en la guerra de África y cuya plaza en Tetuán ocuparon aquellas a su
mando. Por Real Decreto le fue otorgado el título de Duque de Tetuán en 1860.
Nombre que se le puso, por nuestro Ayuntamiento, ese mismo año, al antiguo Arroyo
de Curtidores.
Tetuán
fue capital del antiguo Protectorado de España en Marruecos desde l9l3 A 1956 y
está unida a la guerra de África y a otras contiendas bélicas entre España y
Marruecos. Lo que viene a incidir en un hecho del que ahora se quiere huir, la
derrota musulmana ante las tropas cristianas, la supremacía castellana sobre
los moros.
Independientemente
de lo acertado o no de la dedicación a Tetuán de la fiesta de San Dionisio,
signo de concordia es que el día de Jerez celebra su inclusión en los dominios
cristianos tras la reconquista morisca, se dedique esta conmemoración a una
ciudad árabe. Pero de aquello hace tanto tiempo que remover la historia sirve
ahora para poco. Ya los únicos matamoros que quedan en nuestros país son los
dos hermanos (con cara de gladiadores), defensores, no de los dominios cristianos,
sino de los dominios televisivos y de la memoria de Carmina Ordóñez.
Más
eficaz sería que, en nuestra ciudad, se instaurara un día del PSOE y que éste
se dedicara al PP. Eso sí que sería un signo de concordia, mucho más necesario
que intentar extrapolar lo que ocurrió en 1264 a la sociedad jerezana del siglo
XXI. Jerez es una ciudad abierta a todas las culturas y no necesita actos institucionales
para afianzar algo que ya está suficientemente consolidado.
Más
interesante resultaría un día de Jerez en que los políticos de tendencias
distintas se centraran más en lo que les une que en lo que les separa, aunque
solo sea por un día. Que en los discursos institucionales de San Dionisio esos
partidos se dedicaran a exaltar los valores de los otros con el fin de
enriquecerse ellos y, por consiguiente, enriquecer a esa sociedad a la que
pretenden servir. Sería el auténtico día de Jerez, la auténtica concordia que
se pretende abanderar con ésa dedicación a Tetuán. Se olvidarían no las guerras
de entonces sino las de ahora. No las espadas levantadas entre moros y
cristianos sino las guerras dialécticas de los políticos de hoy. No los
intereses de ocupación de territorios sino los intereses partidistas de
ocupación de gobiernos para poner en común, entre todos, gobernando todos, lo
mejor de cada uno para que, por lo menos un día, Jerez pueda respirar otro aire
que nada tenga que ver con la confrontación y la lucha de los intereses políticos.
Ese
sería el auténtico día de Jerez, el auténtico signo de concordia, la auténtica
conquista de la ciudad. Mientras tanto, podrán existir dedicatorias a Tetuán
por haber ganado la guerra a los moros, o al Poli Egido, por haberle ganado el
último partido de Liga, pero todo ello, al final, servirá para poco si
deseamos, hoy, la paz y no la guerra.
(Artículo publicado en Información Jerez el 23 de septiembre de 2006. El Ayuntamiento jerezano acaba de designar los nuevos previos "Ciudad de Jerez 2012" en esta ocasión a la ciudad de Cádiz, a la Cámara de Comercio de Jerez y a Cruz Roja Española)
D. Leopoldo O,donnell, duque de Tetuán, nombre que llevó durante algunos años la llamada cuesta del Arroyo por acuerdo del Ayuntamiento de Jerez. |
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