martes, 18 de noviembre de 2014

CASA-MUSEO


 
 
De un tiempo a esta parte, las cosas han cambiado. Las casas y fundaciones han desempolvado sus fondos, han modernizado sus instalaciones museísticas, han puesto al día la gestión de su patrimonio y archivos y se han profesionalizado. La casa se abre a los visitantes para que avancen en el conocimiento de la realidad que atesoran. En muchas ciudades las casas singulares son museos que salen al encuentro de esa misma sociedad a través de rutas que amplían el espacio museístico y se convierten en referentes y focos de irradiación cultural en el ámbito social en que están instaladas.

Por otro lado los tesoros, conocidos así en el ámbito de los edificios religiosos católicos, suelen consistir en colecciones museadas en las que abundan los ornamentos litúrgicos y los objetos de culto de materiales nobles. Con origen en la acumulación de objetos valiosos que ostentó la Iglesia durante la Edad Media, los tesoros proliferaron especialmente en la Europa cristiana, consolidando un patrón museístico de primer orden que encontró acomodo en dependencias tan dispares como criptas, salas capitulares, sacristías, etc. En todo caso, los tesoros se constituyeron como un elocuente método de prestigio de unas órdenes religiosas, de unas diócesis, para la atracción turística, como lugares de peregrinación y, también, para las propias localidades donde se ubicaban.

Hace unos días la Hermandad jerezana del Santo Crucifijo ha anunciado que pondrá en marcha, en su Casa de Hermandad, un museo permanente que enseñará tanto el patrimonio de la cofradía como otros elementos de interés, desde el punto de vista histórico o artístico. No se tratará de un museo al uso o una mera exposición de enseres. Se piensa en una instalación moderna con nuevas tecnologías que introduzca al visitante en el contexto en el que los elementos que verán tienen su razón de ser. Una iniciativa, desde luego interesante, por cuanto supone poder mostrar a los visitantes todo ese tesoro que las Hermandades han ido acumulando, fruto de la Fe y la devoción, durante siglos y que, en la mayoría de los casos solo puede contemplarse una vez al año.

Desde la ciudad de Málaga, que en esto del turismo y los museos de las cofradías ha avanzado bastante, se dice que a diferencia del museo convencional en los museos cofrades  hay que poner al público en contacto con los objetos y en situación de poder asimilar los mensajes contenidos en ellos, sus significados y la trascendencia de los mismos. El patrimonio que se guarda no solo en las Casas de Hermandad sino también en otras propiedades particulares, como mansiones y palacios incluso en entidades culturales merece ser compartido y rentabilizado para el beneficio de todos, jerezanos y visitantes.

La materia prima está, solo es necesario que se articulen las fórmulas para que todas esas casas-museos que actualmente permanecen cerradas al público en general, en atractiva ruta, puedan abrir sus puertas mostrando toda esa riqueza patrimonial que permanece escondida en vitrinas y expositores. En mano de particulares, instituciones y también de la administración está la llave que abra esas casas que son ya de por sí auténticos museos.
 
(Artículo publicado el pasado domingo 16 de noviembre de 2014 en INFORMACIÓN JEREZ y al día siguiente en VIVA JEREZ)
 
Candeleros y jarras pertenecientes al tesoro de la Basílica de la Merced.
 

 

 

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