Llegada la festividad de los fieles
difuntos vuelven las tradicionales visitas a los cementerios. Es un día muy
especial para hacer memoria y recordar, junto con nuestros seres queridos que
ya se marcharon, la meritoria labor que durante años realizaron en Jerez los
Hermanos Fossores de la Misericordia en el cementerio de nuestra ciudad.
Esta institución religiosa,
considerada como una de las más originales surgidas durante el siglo XX en el
seno de la Iglesia, tuvo su origen en Guadix en el año 1952 y su fundador se
inspiró en el Libro de Tobías (1,16-18) para crear una congregación dedicada a
cumplir, de forma específica, las dos últimas obras de Misericordia: enterrar a
los muertos y rezar por los vivos y difuntos. El 16 de julio de 1958, sería
erigida por decreto episcopal como “Pía Unión”.
La nueva institución religiosa fue
acogida con gran interés y admiración por el pueblo de Guadix y, debido a su originalidad
e impacto social, la noticia no tardó en divulgarse por otras regiones de
España. Pronto llegaron peticiones de distintos municipios que, a medida que se
fue nutriendo de vocaciones y formando a sus nuevos miembros, fueron siendo
atendidas de forma pausada y razonable. Así, a través de seis años (1953-1969)
se fundaron hasta siete comunidades de Hermanos Fossores en otras tantas
poblaciones: además de Guadix, entre ellas Jerez de la Frontera.
La de Jerez fue la segunda fundación
de la orden y se llevó a cabo el 26 de agosto de 1959. Era Concejal Delegado de
Cementerios y Beneficencia Manuel González de la
Peña y Reyes que con Juan Pedro Domecq y Díez se pusieron en contacto con la
Orden para que vinieran a Jerez, al nuevo cementerio de La Merced.
Agustín Sánchez Díaz, que fuese delegado episcopal de los Hermanos
Fossores de la Misericordia en un artículo publicado en la Revista Amanecer de
la Parroquia del Sagrado Corazón de la Estación de Guadix en septiembre de 1959
escribió: “Siempre Jerez fue elegancia y caballerosidad, al Excmo. Sr. Alcalde
y a todos cuantos hicieron posible la nueva fundación, siempre les
conservaremos uno de nuestros más gratos recuerdos. El prestigio de la noble
ciudad, Jerez, su sabia y clásica armonía, su estilo y sus grandes medios de
difusión han llevado a la prensa y radio de innumerables países el nombre de la
nueva institución”.
Después de
34 años en nuestra ciudad, de cuido del Camposanto, de servicio en los duros
momentos de la muerte y de su labor de apostolado, el 25 de febrero de 1993,
los Hermanos Fossores de la Misericordia abandonaron definitivamente el cementerio de
Nuestra Señora de la Merced. Con una misa oficiada por el Obispo Bellido en la
pequeña capilla del cementerio, como única despedida - ya que ellos no
quisieron ningún acto oficial- fray Hermenegildo y fray Tobías dijeron adiós
Jerez.
En
el Camposanto / como en su elemento / de noche y de día. / Con sol o lloviendo
/están los fossores / en perenne asiento / velando los sueños / de los que se
fueron. / Por eso yo cambio / de Bécquer los versos / pues no quedan solos /
Dios mío, los muertos.
En este mes
de los difuntos que ahora comenzamos el recuerdo a los Hermanos Fossores de la
Misericordia plasmado en estos versos que publicó fray Tobías con motivo de la
despedida. Aquel día, como predecían los versos becquerianos, si que se
quedaron un poco más solos los muertos.
(Artículo publicado en INFORMACIÓN JEREZ el pasado domingo 2 de noviembre de 2014 y al día siguiente en VIVA JEREZ)
Llegada de los Hermannos Fossores a Jerez. Momentos de la despedida del cementerio jerezano. |
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