Se
cumplen el próximo año de 2016 los primeros ochocientos años desde la fundación
de la Orden de los dominicos y los setecientos cincuenta del convento de Santo
Domingo de Jerez. Fue en 1216 cuando
nació en España la Orden de Frailes Predicadores, como también se le conoce,
con un fin primordial: “Remediar los males que en la sociedad causa la
ignorancia”.
Fundada
por Santo
Domingo de Guzmán (1170-1221) esta corriente de
sacerdotes impregnó el ambiente medieval con un renovado espíritu por vivir y
transmitir la Verdad del Evangelio. El hábito blanco con capa negra distingue
hasta nuestros días a la familia dominica, integrada por tres ramas: la
masculina, de sacerdotes y frailes; la femenina, de hermanas religiosas y
monjas y, la seglar, compuesta por fraternidades laicales e institutos
seculares. La fidelidad al testamento del fundador ha sido fructífera. De
hecho, la Iglesia ha elevado a los altares nada menos que a 159 de sus
miembros. Entre ellos, destacan Santa
Rosa de Lima, Santo
Tomás de Aquino, San
Vicente Ferrer, Santa
Catalina de Siena, San
Martín de Porres o San Juan Macías.
La
importancia histórica del convento de Santo Domingo de Jerez radica en ser uno
de los primeros templos en levantarse fuera del recinto amurallado. La
tradición cuenta que en la iglesia de Santo Domingo se
celebró la primera misa católica en Jerez, tras la Reconquista,
oficiada por el patrón de los marineros, Pedro González Telmo. La fundación de este
convento, situado ante la
puerta de Sevilla, en la alameda Cristina, data de los tiempos de la conquista
de Jerez por Alfonso X el Sabio.
Convento, pues, de solera real, de
claustro gótico -quizás el más bello de Andalucía- e iglesia monumental, rica en
retablos e imágenes. Como centro de cultura, no tuvo par en los siglos pasados
no sólo en Jerez, sino también en su entorno, los reyes lo favorecieron con
gran cantidad de privilegios y en él se venera la imagen de Nuestra Señora de la Consolación, co-patrona principal de Jerez.
Los
dominicos que; al igual que todas las órdenes religiosas, no pasan por los
mejores momentos en cuanto a vocaciones, tuvieron en la antigüedad una
importante presencia en estas tierras. Un cronista afirma que en 1752 eran 113
los religiosos, y el convento de Jerez estaba considerado como la tercera Casa
de la Provincia Bética. En su recinto se celebraron cinco Capítulos
provinciales y dadas sus magníficas relaciones con el Ayuntamiento de la
ciudad, en no pocas ocasiones tuvieron lugar en el convento las reuniones del
Cabildo civil y de las Juntas de la Nobleza. Santo Domingo fue sede, también,
de estudios superiores de Artes y Teología, y primer impulsor de una
Universidad jerezana, fue uno de los templos de más culto de toda la ciudad,
con diversas Hermandades y una solemnísima procesión del Corpus. Además el
convento de Santo Domingo fue con el correr de los siglos "madre fecunda
de varones insignes, dignos de su virtud y por su ciencia" en palabras del
mismo Beato Diego José de Cádiz.
El pasado
sábado, día 7 de noviembre, con una solemne
Eucaristía, la Orden de Predicadores inició un año jubilar, lleno de actos, con
motivo de estas efemérides. Nos congratulamos y aplaudimos la multisecular
labor apostólica, social y cultural de los frailes dominicos tan unidos a los
anales históricos de nuestra ciudad. En los tiempos que corren poder celebrar
estas efemérides es ya, de por sí, todo un mérito.
(Artículo que publiqué el pasado domingo, 8 de noviembre de 2015, en INFORMACIÓN JEREZ y al día siguiente en VIVA JEREZ)
Frailes dominicos en la procesión de la Virgen de Consolación, saliendo del convento jerezano en tiempos remotos.
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