Si hoy hiciéramos una encuesta sobre el nacimiento de Jesús entre todos los que con tanto afán celebran las Navidades en el mundo o aprovechan estas fiestas para disfrutar de unas vacaciones, reunirse con familiares y amigos o compartir regalos, muchos nos contestarán que sí, que debió nacer en un momento de la historia pero que hoy las Navidades desde el punto de vista consumista y festivo poco tiene que ver con aquel alumbramiento que se produjo en Belén hace más de dos mil años.
Sin embargo en estas tierras del sur de Europa la Navidad se vive más cercana a los principios cristianos, los Belenes, las campañas solidarias, las solemnes celebraciones religiosas, los conciertos navideños, las Zambombas y en concreto las letras de los villancicos, nos hace presente el auténtico sentido de la Navidad y su mensaje de amor. Que se hace más nuestro aún más cuando a estas celebraciones le añadimos el aditamento de ese arte profundo y sentido que aquí conocemos como flamenco. Con las letras de los villancicos flamencos se podría hacer un voluminoso cancionero. El alma del pueblo andaluz se ve reflejada en sus cantares. Y estos los han puesto siempre los cantaores flamencos a los pies de la Virgen María, San José y el Niño, que se hace Hombre para salvar al hombre.
Dentro del flamenco existe un sistema de valores que engloba al pueblo gitano, una manera diferente de enfrentarse al mundo. Es un estilo de vida que organiza de forma distinta todas las aportaciones culturales que le llegan del entorno y las transforman, convirtiéndolas al modo de ser gitano. La familia aparece como elemento fundamental. La conciencia de un origen común. El reconocimiento y orgullo de su raza. La solidaridad entre ellos. El apego a la libertad. Gran espíritu de adaptación a otras culturas sin perder la propia identidad. El sistema simbólico de los gitanos es otro elemento importante de su identidad cultural. Como en toda cultura, existen una serie de elementos simbólicos que subyacen y sustentan su peculiar modo de enfrentarse al mundo. Y no olvidemos, por último, que para la cultura gitana el patriarca es el jefe reconocido y cabeza visible de una familia extensa. El poder del patriarca no es absoluto. Se asienta en su autoridad moral y el respeto que el gitano siente por sus mayores, de forma que el patriarca actúa como "primus interpares" (el primero entre iguales o el de mayor autoridad dentro de la familia extensa que los demás apoyan con su consejo) encargado de interpretar la ley tradicional y velar por ello.
Principios a tener en cuenta en estos tiempos de luchas de poder y en los que tantos intereses particulares se anteponen a los generales. Quizás sea el momento de mirar a esas culturas, como la cristiana o, en concreto, esta la del pueblo gitano, que forman el amplio amalgama de nuestra riqueza cultural y entresacar esos valores que pueden servirnos para un futuro cercano. Quizás en estos momentos en los que España se enfrenta a una situación complicada sea el momento de echar una mirada a nuestras raíces y a esos valores que han marcado nuestra historia y nos han ayudado a salir adelante. Quizás el que las pasadas elecciones hayan coincidido con la Navidad no haya sido una mera casualidad sino más bien una llamada de atención.
(Artículo que publiqué en INFORMACIÓN JEREZ el pasado día 27 de diciembre de 2015)
No hay comentarios:
Publicar un comentario