miércoles, 5 de diciembre de 2012

CON LA MULA Y EL BUEY


 
 
 
Se presentó el calendario festivo de cara a la Navidad y se dio el pistoletazo de salida con las primeras zambombas y el encendido del alumbrado navideño el pasado viernes. Comenzó el montaje del belén de la Alameda Cristina, aunque este año con cambio de ubicación por aquello de no entorpecer la entrada de unos claustros dominicos, felizmente restaurados y magnífico escenario para muchos de los actos que allí tendrán su marco. Y mientras la ciudad se llena de luces y de ambiente prenavideño, en los hogares jerezanos volverá la bonita tradición del montaje de los “nacimientos”, este año con la absurda disyuntiva de poner o no poner la mula y el buey por aquello de los últimos comentarios del Papa sobre la tradicional presencia de estos animales en el portal.


          Hay algo bueno en la vana polémica que ha surgido en torno al libro del Papa sobre la infancia de Jesús y la presencia del buey y la mula en la representación del belén: habrá personas que compren el libro y disfruten con su lectura y habrá personas, sobre todo, que volverán al texto bíblico para buscar allí la verdad de la fe cristiana.
 
En la mayoría de los casos, nuestra religiosidad está más construida con tradiciones humanas, con nuestras devociones y sensibilidad que con la verdad de todo esto y la historia viva de Jesucristo. Como muy bien apunta Manuel Pérez Tendero en un interesante artículo sobre este tema: “Cuando la tradición suplanta al origen, se distorsiona la verdad y quedamos confundidos. Cuando la tradición suplanta la verdad, cuando lo secundario se convierte en protagonista, todo el proceso de la fe queda viciado y, además, se tambalean nuestras certezas con cualquier interrogante. El buey y la mula, como muchas otras tradiciones de la piedad cristiana, tienen un profundo sentido espiritual y humano; pero han de ser entendidas en su justa verdad, en su intención”.

 
          “El buey conoce a su amo, y el asno el pesebre de su dueño; Israel no me conoce, mi pueblo no comprende” (Isaías 1,3). Este es el sentido de la presencia de estas bestias en el portal y lo demás ganas de banalizar la información y de buscar polémicas absurdas. “¡Poned el belén con la mula y el buey y sabed lo que significa! El Papa dice que hay que seguir con esa preciosa iconografía”, de esta forma se ha pronunciado el portavoz de la Conferencia Episcopal zanjando esta polémica estéril que solo pretende confundir a la opinión pública. El Papa, como en los dos libros anteriores sobre Jesús de Nazaret, habla como creyente y como teólogo, la tradición es otra cosa.

          
Pongamos, por tanto el buey y mula en el portal como siempre, como la hilandera, el cagón o la lavandera que tampoco viene en los Evangelios, conscientes de lo que significa y de cuanto aporta a la ambientación de tan sublime misterio. Pongámoslo no vaya ser que haya quien le haga caso a tantas informaciones en las que nos hablan de suprimir estos animales del portal y veamos mutiladas pinturas, relieves o valiosos conjuntos escultóricos representativos del Nacimiento, tales como los del retablo de San Miguel o San Marcos, el Carmen o la fachada de la Catedral jerezana por fundamentalistas que por motivos doctrinarios o de moral pretendan cometer algún que otro “articidio” suprimiendo el buey y la mula de estas representaciones artísticas.


          Está muy de moda interpretar todo lo religioso desde lo universal-arquetípico o desde las categorías del mito. La Biblia es otra cosa, pretende ser otra cosa.

           
Hoy, como en la época de Isaías, existe mucha ignorancia, también entre los creyentes. La polémica sobre el buey y la mula es un signo evidente de ello.
 
(Artículo publicado en Información Jerez el pasado domingo 2 de diciembre de 2012 y al día siguiente en VIVA JEREZ)
 
 
Retablo mayor de la iglesia de San Miguel de Jerez.
Arriba detalle de la sillería del coro de la catedral jerezana.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario