miércoles, 12 de diciembre de 2012

LOS DULCES DE LAS MONJAS


 
La Hermandad de Jesús Nazareno celebra estos días, en el patio de San Juan de Letrán, un mercadillo de dulces navideños provenientes de los conventos con obradores de la ciudad, concretamente de los conventos de Santa Rita, Clarisas de la Calle Barja y Clarisas de Madre de Dios.

Una iniciativa que, al igual que los años anteriores, intenta ayudar así a estas órdenes religiosas, acercando al centro de nuestra ciudad toda la producción que realizan a lo largo del año.

Cabe recordar que en los años anteriores, la hermandad vendió alrededor de 6000 euros, a repartir entre los conventos y que le ha supuesto la facturación de cuatro meses en sus tornos, lo que les ha ayudado a seguir manteniéndose con menos dificultades.

         Son siglos de vida conventual los que están detrás de cada uno de esos dulces. Normalmente, la gente no tiene problemas para entender la vida activa, pero cuando se trata de vida contemplativa, muchos tienen reparos y prejuicios que no les permiten entenderla. Muchos piensan que es una vida estéril y sin sentido, que de nada sirve estar todo el día rezando. No se entiende por qué las monjas de clausura no salen nunca del convento ni por qué reciben tan pocas visitas, incluso de su propia familia.

        
Hay que tener en cuenta que en la Iglesia cada uno tiene su función y esas monjitas contemplativas son el corazón dentro de la Iglesia, ese corazón que continuamente está bombeando amor para dar vida al resto de la Iglesia. Las monjas contemplativas llegan con su oración a toda la Iglesia, a todo el mundo; su marco de actuación no tiene fronteras ni límites.

          Difícilmente como está hoy el mundo y con los valores que prevalecen se puede entender la auténtica dimensión de estas religiosas consagradas a la vida contemplativa. Como ellas mismas afirman su sentido más hondo hay que verlo desde el corazón y desde la fe porque humanamente esto no tiene sentido, incluso para ellas tampoco lo tendría si no se sintieran tocadas por un misterio, para estas religiosas el sentido más grande es un Amor, que ha salido a su encuentro. Es un sentido lleno de mucha gratuidad. Unas vidas dedicadas solo a Dios que son testimonios del mundo.
 
           Hay un ejemplo muy gráfico que se suele poner para entenderlo: las raíces de los árboles. Hay una raíz, oculta, que da vida. Hay una misión oculta en la Iglesia y que da sentido y que le hacen no ser personas aisladas pues, al igual que las raíces sin el tronco y sus ramas, no pueden vivir el uno sin el otro, se necesitan mutuamente.

           Una vida orante en silencio. Un silencio y una labor artesana con sabor divino que en estos días se muestra en el patio de San Juan de Letrán y que sabe a gloria bendita, solo hace falta que colaboremos con ellas adquiriendo esos productos que llevan como ingredientes siglos de espiritualidad y de manos limpias al servicio de un mundo mucho mejor desde unos valores que son los auténticos dulces de las monjitas.
           (Artículo publicado en Información Jerez el pasado domingo 9 de diciembre de 2012 y al día siguiente en VIVA JEREZ).
 
Mercadillo de productos conventuales celebrado el pasado puente de la Inmaculada en el patio de la iglesia de San Juan de Letrán.


El convento de Santa María de Gracía, vulgo de San Rita, es uno de los de más afamados de Jerez por su productos navideños que elaboran las religiosas. (Foto antigua propiedad de Manuel Gps)
 
 

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