La Sala Compañía ha acogido esta semana el
acto de presentación de la restauración llevada a cabo estos últimos años sobre
el manto de María Santísima del Desconsuelo, una obra salida del taller de Juan
Manuel Rodríguez Ojeda que sin duda marcó un antes y un después en el bordado
cofradiero.
No hay que olvidar que Juan Manuel Rodríguez
Ojeda (nacido en 1853) como bordador y diseñador sevillano marcó la revolución
en el mundo de la Semana Santa actual, labor que desarrolló desde 1874 hasta su
muerte en 1930. Su labor se desarrolla en dos etapas, una primera de carácter
restauracionista, de 1875 a 1900, donde el modelo romántico de sus palios y
mantos fueron ejemplo a seguir.
En una segunda, se vincula más con el
regionalismo y costumbrismo, desde 1900 a 1930. De esta segunda etapa es este
manto que, diseñado y bordado por Juan Manuel en el año 1905 para la Virgen de
la Amargura de Sevilla, fuese adquirido en 1926, junto al conjunto de los
bordados del palio, por la popular hermandad de los “Judíos de San Mateo” de
Jerez.
Si a esto sumamos su diseño de la túnica de
capa, el atuendo de hebrea de las Dolorosas en Cuaresma, el uniforme de los
armaos, los tocados de las Vírgenes o el diseño de la corona de la Macarena,
podemos hablar de la Revolución de Juan Manuel, siempre refiriéndonos a la
Semana Santa.
El manto de la Virgen del Desconsuelo había perdido su
concepción original tras distintas intervenciones realizadas a mediados del
siglo pasado que alteraron el diseño así como las medidas originales y su
perímetro. Todo ello unido al precario estado de conservación de los bordados
llevó a la hermandad a acometer una restauración en la que se ha abordado
también la recuperación del diseño original.
Un nuevo reto que afronta felizmente la Hermandad del
Desconsuelo en pro del patrimonio artístico y monumental de la ciudad (recordemos
su importante papel en la restauración y reapertura del histórico templo de San
Mateo). Una nueva aportación de las Hermandades jerezanas a la riqueza de una
ciudad que puede presumir de tener una de las mejores Semanas Santas del mundo,
fuente de riquezas inagotables, gracias a una labor de siglos, de jerezanos
que, movidos por una fe y una religiosidad, han ido acumulando, y también
manteniendo, la mayoría de las veces a costa de los propios bolsillos de los
cofrades, todo un tesoro, en el que, sin lugar a dudas, se encuentra este manto
juanmanuelino que ahora se presenta para orgullo de la propia ciudad y singular
atractivo para quienes nos visiten.
Desde el respeto y el pluralismo hay que reconocer la relevancia e
importancia que tienen las cofradías dentro de la realidad social no solo de
Jerez sino toda Andalucía, por lo que es necesario seguir trabajando en ese
sentido para que la ciudad sea consciente de cuanto aportan unas instituciones
que llevan siglos colaborando no solo en la conservación del patrimonio local
sino en otros aspectos, independientemente de su carácter religioso, como el
asociativo o en el campo social. El profesor Sánchez Herrero en su “Origen y evolución de las Hermandades y
Cofradías” afirma que las hermandades y cofradías se han vuelto con el tiempo
más serias en sus formas y más religiosas en su fondo, pero todo ello sin
abandonar el gusto por lo bello, por lo estéticamente bello, que constituye
parte de la entraña de este pueblo hispano. Esta restauración es prueba de
ello.
(Artículo publicado en Información Jerez el pasado domingo 20 de enero de 2013 y al día siguiente en VIVA JEREZ)
Palio y manto de la Virgen de la Amargura sevillana antes de ser vendido a la Hermandad del Desconsuelo de Jerez. |
Creo sinceramente que el manto antiguo se tenia que haber dejado en una vitrina para posterior estudio de los que nos dedicamos al mundo del bordado, puesto que el resultado ha sido un manto totalmente nuevo perdiendo así el autentico manto de Juan Manuel, pudiéndose hacer una replica exacta del mismo.
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