miércoles, 18 de julio de 2012

LA COSA ESTÁ MUY MALA



Joaquín Sabina, genio y figura, luce en su Gira Vinagre y Rosas, una camiseta que habla por sí sola: “La cosa está muy mala”.

Un grupo de historiadores económicos, coordinado por Enrique Llopis, catedrático de la Universidad Complutense ha publicado en un periódico de tirada nacional una colección de siete artículos sobre la historia de las crisis económicas en España, arranca al final de la Edad Media para emerger en la Gran Recesión. En este apretado recorrido por grandes crisis económicas, los historiadores se adentran en el siglo XVII, en el funesto inicio del siglo XIX, en las réplicas de la Gran Depresión en la década de 1930, en la primera etapa del franquismo o en los años setenta del siglo pasado, donde confluyeron la crisis internacional del petróleo y los necesarios ajustes internos simbolizados en los Pactos de la Moncloa. Un amplio recorrido que, de principio, descarta que este sea un ejercicio de comparación con los motivos y las consecuencias de la crisis actual. Muchas crisis económicas se aceleraban por devastadoras guerras o epidemias calamitosas; otras se dilataban por décadas de estancamiento. No hay comparación posible, tampoco, en los efectos de una recesión, que antes disparaba la mortandad y la hambruna y que hoy son otros los intereses y las circunstancias que la han motivado. Las crisis económicas, por tanto, no es nada nuevo-

Centrándonos en nuestra ciudad podemos recordar que en 1873 corrían, también, malos tiempos y el periódico El Guadalete anuncia una lista de prendas de vestir que habían sido empeñadas, para pública subasta, con precios que oscilan entre los 12 y los 200 reales de vellón. Era el comienzo del Monte de Piedad en Jerez que había iniciado su andadura en 1862. Durante años el Monte de Piedad fue el último recurso cuando la crisis afectaba a los bolsillos, un lugar para depositar bienes propios a cambio de ciertas cantidades económicas que perdían si no eran devueltas en el plazo establecido.

El otro día leía en un blog una opinión en el que su autor se sorprendía al ver la calma que reina en este país. Salvo casos aislados de indignados el resto de la gente sigue con su vida, aguantando paro, subidas de impuestos, reformas laborales brutales, aumento de precios, merma en la calidad de los servicios públicos, y un larguísimo etcétera. Los parados siguen capeando la situación, la mayoría ajenos a que los responsables de su situación son una serie de intereses financieros y políticos que han llevado a la ruina a la economía mundial, y que ellos son sus víctimas. Callan, aguantan, buscan trabajo, farfullan que la cosa está muy mal y, como mucho, cuando llegan las elecciones, votan al otro gran partido esperando que arregle lo que el que estaba antes ha estropeado o no ha sabido solucionar durante sus años de mandato. Extraña que aún no se haya dado el paso definitivo en la creación de una fuerte asociación nacional de parados, una institución completamente libre e independiente, que aglutine a todas los desempleados de España. Con 5 millones, más las personas que dependieran de ellos, constituiría un auténtico ejército que, organizados y pasando de políticos, sindicatos y de todo aquel que lo quiera manejar fuese capaz de hacer temblar al gobierno más confiado, a las empresas más poderosas y de buscar esas soluciones para sus problemas que parecen que otros se ven incapaces de encontrar.

 La cosa está muy mala, pues a grandes males, grandes remedios. Cada ciclo de la historia nos enseña como combatir los malos tiempos. Las crisis económicas, con sus historias y sus causantes, obliga a muchas cosas y casi ninguna buena. Tan mala está la cosa que hay quienes siguen viviendo muy bien, a pesar de la crisis, mientras otros pasan hambre.
(Artículo publicado en Información Jerez el pasado domingo 15 de julio de 2012 y al día siguiente en VIVA JEREZ)

Fachada del "Cabildo Viejo" donde, en tiempo, estuvo ubicada la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Jerez.















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