El
turista que se acerque estos días a Jerez, se encontrará con muchos templos
cerrados, con museos supeditados a un horario e incluso con bodegas con las que
tendrá que concertar día de visita si quiere descubrir los tesoros que allí se
esconden. Pero en su discurrir por Jerez, plano en mano, podrá admirar otro
museo público que, de seguro, le pasará desapercibido: el elenco de fachadas
artísticas de casas particulares del centro de la ciudad. Su contemplación
puede dar lugar a un grato e interesante paseo.
Si
comenzamos nuestra andadura desde la Estación de Ferrocarril y nos dirigimos al
centro por Diego Fernández de Herrera, en el número 1, llegando a la Plaza de
las Angustias nos encontraremos una interesante fachada, esquina de la calle
Portería obra del siglo XIX, hoy rehabilitada por una empresa hotelera. En la
siguiente esquina, frente a la iglesia de la Trinidad, otra curiosa fachada de
Hotel, haciendo esquina, nos llamará la atención, data de 1927 y es obra de
Teodoro Anasagasti. Continuando por Corredera junto a la calle Évora podremos
contemplar una hermosa fachada neobarroca
realizada en 1926 por Romero Aranda. Más adelante en el número 35 nos
encontraremos con una espléndida fachada barroca del último tercio del XVIII.
Continuando por la misma acera, en el 26, veremos la sobriedad neoclásica de la
antigua fachada conventual franciscana.
Desde
la Plaza Esteve podremos admirar la original solución que Aníbal González dio
en 1929 a la confluencia de las calles Larga con Santa María, levantando la
fachada regionalista del Gallo Azul, emblema de la ciudad. Dirigiendo nuestros
pasos por Larga habrá que detenerse ante la elegante y renacentista fachada del
palacio del Marqués de Villamarta, hoy establecimiento comercial, para seguir
por la Alameda del Banco y contemplar las de Telefónica y la de la Biblioteca
Municipal ambas modernistas de Hernández Rubio. En Tornería son dignas de
admirar el número 5, con su torre mirador y las dos elegantes fachadas que dan a
la plaza Rivero, la del palacio de Garvey y del Casino Jerezano; completando la
plaza, el palacio Domecq de la Riba con su fachada remodelada en 1925 y la
barroca portada de 1777 de la actual sede de la fundación Teresa Rivero. Antes
de salir, por la Puerta de Sevilla a la Alameda Cristina, a la derecha nos
encontraremos con la doble fachada que Luis Gutiérrez Soto levantó en la década
de los cuarenta del XX sobre los jardines del anexo Palacio de Garvey.
Enfilando
la Porvera podremos elevar la vista para recrearnos en la recién restaurada
fachada del número 3 remodelada por Hernández Rubio en 1910, la de la Escuela
de San José, con su característica Giralda, obra del XVIII, y los números 40 y 52
con sus portadas barrocas. Junto a esta última está la calle Ídolos, por allí
podemos seguir nuestro paseo turístico hasta salir a la calle Guadalete, que,
girando a la derecha, podremos contemplar, en primer lugar, esquina a Gaitán,
lo que queda de la fachada del siglo XVII del antiguo Beaterio de las
Nazarenas, hoy de propiedad particular, más adelante, esquina con San Juan de
Dios, la imponente fachada neoclásica de mediados del XIX ubicada en el número
3 de la calle San Juan Grande. justamente en frente, esquina con Eguiluz dos
interesantes fachadas del XVIII con motivos Eucarísticos y anexas a éstas el
monumental Palacio de Domecq con su barroca portada de mármol.
Podríamos
seguir por Larga cuyas fachadas números 52 y 50 son dignas de contemplar por
sus motivos decorativos y continuar por Honda y Medina donde nos volveremos a
encontrar con interesantes ejemplos de fachadas del XIX y de principios del XX.
Llegaremos al final de nuestro recorrido de nuevo en la Estación de Ferrocarril,
uno de los más claros exponentes del regionalismo andaluz. Nuestro paseo habrá
merecido la pena, quizás habremos descubierto lo que se alza sobre nosotros y
nunca vimos porque nos interesaban más los escaparates, pero no hay que olvidar
que las fachadas son el mejor escaparate de la propia historia de la ciudad.
(Artículo publicado en Información Jerez el 19 de agosto de 2006)
Noble fachada de la calle Corredera 35 Imagen de otros tiempos con el palacio de Villamarta en primer término. |
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